Kohl ofreci¨® confianza a los electores, pero no supo dar sensaci¨®n de autoridad
La Uni¨®n Cristiana Democr¨¢tica-Uni¨®n Social Cristiana alemana (CDU-CSU) del canciller Helmut Kohl dif¨ªcilmente habr¨ªa podido hallar condiciones m¨¢s favorables para seguir en el poder que las reinantes en la Rep¨²blica Federal de Alemania (RFA). Seguridad, estabilidad y prosperidad son consignas que el partido mayoritario en el Gobierno ha utilizado con cr¨¦dito. Kohl asumi¨® el Gobierno tras una larga ¨¦poca de turbulencias en la coalici¨®n social-liberal anterior. La crisis por el despliegue de los misiles nucleares norteamericanos, la deuda presupuestaria y un desempleo en aumento hab¨ªan hecho cundir el temor en la poblaci¨®n. Cinco a?os despu¨¦s, el canciller presentaba la creaci¨®n de confianza como uno de los logros de su mandato, a lo que habr¨ªa que oponer, sin embargo, una evidente falta de autoridad en la direcci¨®n de la coalici¨®n.
En gran parte, la mejor¨ªa de la econom¨ªa alemana occidental en los ¨²ltimos a?os se debe a factores externos como la subida del d¨®lar, que dispar¨® el volumen de la exportaci¨®n de la RFA, y posteriormente al descenso de la moneda norteamericana, y la ca¨ªda en picado de la factura de las importaciones de crudo. El desempleo, de otro lado, no ha sido reducido. Por el contrario, aunque el Gobierno asegura haber creado 600.000 puestos de trabajo, hoy la cifra de desempleo supera en 400.000 parados a la existente cuando Kohl lleg¨® al poder.Es un hecho, sin embargo, que los alemanes occidentales que tienen trabajo ya no temen perderlo. El crecimiento econ¨®mico ha sido constante en los ¨²ltimos a?os y en 1986 roz¨® el 3%. El super¨¢vit de la balanza comercial alcanz¨® el pasado a?o un r¨¦cord en la historia del pa¨ªs con 110.000 millones de marcos (cerca de ocho billones de pesetas).La inflaci¨®n, por motivos hist¨®ricos una pesadilla para la conciencia colectiva alemana, no existe. En 1986 se produjo una inflaci¨®n negativa del 0,2%. La deuda presupuestaria ha sido controlada. La RFA ha confirmado su protagonismo como superpotencia econ¨®mica: el marco es la moneda m¨¢s fuerte de Europa occidental.
Los esc¨¢ndalos
A la vista de los resultados, el juicio que merece a los ciudadanos de la Rep¨²blica Federal la gesti¨®n del canciller Kohl es aceptable, pero no satisface de ninguna manera las propias expectativas del canciller. La conclusi¨®n de la mayor¨ªa del electorado es que apuesta por una continuidad de la coalici¨®n, reflejando, sin embargo, un temor por la radicalizaci¨®n aparente de los postulados del ala derechista cristianodem¨®crata. En este sentido, el canciller reelegido ha sido puesto en m¨¢s de un momento en tela de juicio, hasta el extremo de que el pasado a?o, incluso en el seno de su propio partido, se especulaba con la presentaci¨®n de otro candidato. Al mismo tiempo, su capacidad de aguantar cr¨ªticas y descalificaciones y su ya proverbial tendencia a dejar que el tiempo solucione, oculte o palie los problemas han demostrado ser algunas de sus grandes armas. Su capacidad t¨¢ctica es tambi¨¦n mucho mayor de lo que su falta de agudeza hace intuir.
Nadie espera de ¨¦l una brillantez intelectual de la que obviamente carece. Tiene y cuida la imagen del alem¨¢n medio con cierto desprecio a los intelectuales y sabe sintonizar perfectamente con el sentimiento generalizado. Sus supuestos deslices al comparar al m¨¢ximo dirigente sovi¨¦tico, Mijail Gorbachov, con el ministro de propaganda nazi Joseph Goebbels y calificar de campos de concentraci¨®n las c¨¢rceles en Alemania Oriental le han beneficiado. Este licenciado en historia hace una interpretaci¨®n del pasado que ofende a m¨¢s finas sensibilidades, pero que le identifica con el alem¨¢n medio.
Identidad nacional
En la RFA no se est¨¢ produciendo, pese al preocupante aumento del NPD, de tendencia neonazi, un verdadero resurgir de tendencias de extrema derecha. S¨ª hay, sin embargo, una sensaci¨®n muy extendida de la necesidad de recuperar una identidad nacional y dar por concluida la expiaci¨®n de los cr¨ªmenes del nacionalsocialismo. La mayor¨ªa de los implicados en aquella p¨¢gina negra de la historia alemana han muerto o son ya muy ancianos.
Para amplios sectores de la poblaci¨®n, Kohl representa una conciencia tranquila y la autoconfianza necesaria para afrontar los problemas del pasado como lo podr¨ªa hacer un gobernante franc¨¦s o brit¨¢nico. Eso no lo hab¨ªan podido hacer los alemanes occidentales desde 1945.
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