Las deserciones en su partido complican las perspectivas de ¨¦xito electoral de Botha
La reciente dimisi¨®n del embajador surafricano en el Reino Unido, Denis Worrall, precedida por otro abandono espectacular de un diputado gubernamental la semana anterior, es interpretada en la capital brit¨¢nica como un claro s¨ªntoma de une el presidente de la Rep¨²blica Surafricana, Pieter W. Botha, tendr¨¢ que hacer frente en las pr¨®ximas elecciones no s¨®lo a un ataque procedente de su derecha, sino tambi¨¦n a otro protagonizado por disidentes liberales de su propio partido, el Partido Nacional.
Nadie entre los observadores imparciales de la escena pol¨ªtica en el ?frica meridional duda de la victoria de Botha. Pero es evidente que la situaci¨®n creada por los ¨²ltimos movimientos de peones es nueva para el Partido Nacional, formado en su inmensa mayor¨ªa por pol¨ªticos afrikaners descendientes de los antiguos colonos holandeses y hugonotes franceses y acostumbrado a gobernar en solitario desde 1948.En los pr¨®ximos comicios generales s¨®lo para blancos, convocados por Botha el 30 de enero para el mi¨¦rcoles 6 de mayo, el partido del Gobierno tendr¨¢ que enfrentarse, de un lado, a una posible coalici¨®n ultraderechista formada por el Partido Conservador de Andries Truernicht y el Herstigte Nasionale Partei y apoyada por el grupo neonazi Africaner Weerstansbeweging (Resistencia Africaner), y de otro, a la alianza integrada por el Partido Federal Progresista, el Partido tradicional liberal de los blancos, el peque?o partido Nueva Rep¨²blica, m¨¢s -y aqu¨ª reside la novedad- una serie de independientes apoyados por el PFP.
Es en este grupo de independientes donde se espera que se integre el doctor Worrall a su regreso a Sur¨¢frica, tras su espectacular renuncia el mismo d¨ªa que Botha anunciaba la convocatoria de elecciones. Una renuncia que se produce poco despu¨¦s de que el diputado m¨¢s verligte (liberal) del Partido Nacional, Wynand Malan, anunciase su baja en las filas gubernamentales y su decisi¨®n de defender su esca?o de Randburg, en las afueras de Johanesburgo, como independiente, con la ayuda del PFP.
Dimisi¨®n capital
La dimisi¨®n de Worrall tiene una importancia capital para lo que podr¨ªa ser la formaci¨®n de un nuevo grupo, liderado por los progresistas federales, en cuyas filas forman la veterana luchadora Helen Suzman, que incluyera los elementos m¨¢s liberales -naturalmente, dentro de lo que el t¨¦rmino significa en Sur¨¢frica- del Partido Nacional, que propiciara un di¨¢logo con los representantes moderados de la mayor¨ªa negra tras el punto muerto en que se encuentra el t¨ªmido programa de reformas iniciado por Botha hace tres a?os.Worrall, que a los 51 a?os ha cambiado cuatro veces de partido, hab¨ªa presidido la comisi¨®n de expertos que prepar¨® la nueva Constituci¨®n en vigor en Sur¨¢frica desde 1983, que instituy¨® el Parlamento tricameral para blancos, mestizos y asi¨¢ticos, excluyendo a la mayor¨ªa negra. Precisamente, su salida de Pretoria y su env¨ªo como embajador a Australia se debi¨®, seg¨²n fuentes pol¨ªticas, a su insistencia ante Botha de que era necesario un acomodo pol¨ªtico con la mayor¨ªa negra.
Su ascenso hasta Londres, quiz¨¢ la embajada m¨¢s delicada para el r¨¦gimen de Pretoria, le convenci¨® durante un cierto tiempo de las intenciones reformistas de Botha. Dos a?os despu¨¦s, el desencanto pareci¨® apoderarse del antiguo profesor de Derecho constitucional en la universidad liberal de Witswaterand, graduado en la universidad norteamericana de Cornell, como consecuencia principalmente de los ataques realizados por Sur¨¢frica contra bases del Congreso Nacional Africano (ANC) en Botsuana, Zimbabue y Zambia.-
Los ataques motivaron la interrupci¨®n de la visita que realizaba al pa¨ªs el grupo de personas eminentes enviado por la Commonwealth, una visita defendida por Worrall.
La gota que aparentemente colm¨® su paciencia fue el rechazo por parte de Botha de un intento de establecer una asamblea multirracial en la provincia de Natal, por sufragio directo.
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