Vigencia de Larra
LOS PERIODISTAS tenemos desde hace 150 a?os un patr¨®n laico, un m¨¢rtir humano. Larra fue un cr¨ªtico de' la sociedad espa?ola, que le mat¨® por ello, m¨¢s all¨¢ del anecdotario sentimental. A una Espa?a desgarrada que viv¨ªa entre dos ¨¦pocas, Larra respondi¨® con textos desgarrados. Textos escritos con una envoltura rom¨¢ntica, pero con un fondo de racionalidad y de realismo positivo m¨¢s all¨¢ de la desesperaci¨®n. Escritos con un genio extranjerizante -el de la comparaci¨®n-, pero con un casticismo profundo, un estilo ir¨®nico y brillante, una ilustraci¨®n de citas solemnes, una cultura human¨ªstica seria y con una claridad suficiente como para ser comprendido por todos.Todo ello no le vali¨® para cambiar la sociedad en que viv¨ªa, y esto forma tambi¨¦n parte de una profesi¨®n en la que no s¨®lo est¨¢n los periodistas. Parafraseando a un autor de nuestro tiempo, tuvo que luchar por defender lo que era evidente. Con esa evidencia en la punta de la plumilla de acero, fue considerado como gracioso, divertido, fr¨ªvolo; como un dandy, como un exc¨¦ntrico. O como -se dijo en sus obituarios- alguien empe?ado en burlarse de lo que los establecidos consideraban lo m¨¢s sano y respetable de la sociedad. Su persecuci¨®n no fue visible. Incluso se le quiso integrar -con buenos sueldos, con salones abiertos a su ingenio y al largo y delicado trabajo de su sastre como se hac¨ªa con los bufones. Su destino, en fin, fue que ante su cad¨¢ver Zorrilla pronunciara un epitafio disparatado y los escritores fueran cada a?o a visitar su tumba. Un destino de tumba.
Hoy, sin embargo, le observamos vivo, reencarnado en otros con otros disfraces, cambiada la plumilla y la letra aprendida cuidadosamente en el colegio de Burdeos por la que est¨¢ sostenida en la pantalla fosforescente del ordenador. Pero las verdades son las mismas. Ya no hay saraos, ni antorchas en las noches de la Corte. Pero leyendo a Larra en 1987 se advierte que ciertas verdades son inmutables, que ciertos vicios, o corruptelas, o pol¨ªticos de soberbia infinita, siguen viviendo. Y que Larra es tambi¨¦n para ahora. Su figura emblem¨¢tica traspasa sus guerras civiles y las de sus sucesores, trasciende el romanticismo y sobrevive al grupo de an¨¦cdotas, vestidos o vocabulario que forman lo que tratamos de llamar una ¨¦poca.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.