Clase media
Lo dijo maestro La¨ªn en los 50, y yo lo he repetido mucho: "El problema de la Universidad es el problema de las clases medias espa?olas". La vieja frase pudiera ser un slogan actual¨ªsimo de los manifestantes, cojos o no. La estampida juvenil de este invierno es el revent¨®n de una clase media que cada d¨ªa est¨¢ m¨¢s nutrida y m¨¢s aburrida. Como los ni?os no se van de casa hasta los 35 a?os, por falta de empleo, las familias engordan y todos olemos ya a clase media. Apestamos a clase media. Los viejos no se mueren, que ya tienen grapas en todo el esqueleto, y la pareja teleanunciada parece dedicarse a la reproducci¨®n indiscriminada de gorriones, ni?os, perros, gatos, primitos y cu?adas. Estos chicos de las tasas y la selectividad se ve¨ªa que ven¨ªan huyendo de algo: de un clima de clase media que se les hace ahogante y sempiterno (dice el poeta que el mantel de hule "huele a mucha familia"). Est¨¢n como est¨¢bamos nosotros en los 40, pero con tocata y litrona. Felipe Gonz¨¢lez no debe olvidar que le han votado mucho las clases medias y que la mesocracia es la madre de un pa¨ªs que quiere criar muchos corderos, pero las estampidas de clase media dan siempre el fascismo (Alemania, Italia, Espa?a) o el troskismo de Rusia y de Maravall (anti). Como uno tiene m¨¢s mirada para lo peque?o, nos hemos fijado en esos aviones de papel que echaban a volar los chicos, denunciando lo abultado del presupuesto b¨¦lico sobre el presupuesto docente. Avioncito de papel, flecha ingenua, m¨¢s violenta que la quema de cosas y el derribo de cabinas telef¨®nicas, porque dice una verdad escueta y universal: la ense?anza es una inversi¨®n a muy largo plazo, sin lucimiento o con lucimiento para pol¨ªticos posteriores, o sea, que nadie mete un duro en eso. Las clases medias no tienen claro el puesto de trabajo y tienen oscura la Universidad y el paro intelectual. Con la prosperity de los 60 se hab¨ªa desflecado mucho la clase media. Los j¨®venes se iban en las pesadas Harley-Davidson de entonces, y los viejos se iban a Gand¨ªa, a un albergue de los jesuitas. El tardofranquismo trajo unos nuevos usos que acabaron con la "c¨¦lula fundamental" del franquismo propiamente dicho. Por eso, ahora, la psocialdemocracia progre del PSOE no puede meter de nuevo a la gente en casa, engordando involuntariamente unas obesas y tediosas clases medias que ten¨ªan que reventar y han reventado (esta clase ha hecho todas las revoluciones de la Historia), porque en casa, oyes, es que ya no hay quien pare de olor a berza, y un postnov¨ªsimo de Villena no consiente que sus dioses alejandrinos se le empa?en del vaho de la berza. Hasta mi viejo amigo Rinc¨®n est¨¢ haciendo por la telemir¨® un serial que se llama Clase media. Eduardo Rold¨¢n expone en Paul Klee un magistral neoexpresionismo l¨ªrico, que parte de la deflagraci¨®n del retrato familiar de clase media: magistrados, militares, etc¨¦tera. La movida estudiantil se ha vaciado en s¨ª misma y ya deja ver detr¨¢s un gran descontento de clase media. Descontento por el IVA, por las farolas de Sol y por todo, mientras le gratin gratin¨¦, que dice mi amado Are¨ªlza, tiene que acudir a mi compadre Stampa por el caso Coca. Un socialismo de clase media, que tampoco el pa¨ªs pide otra cosa, era lo que obreros y mes¨®cratas esperaban del PSOE, pero les est¨¢n decepcionando por la derecha m¨¢s que por la izquierda. Carrillo inaugura partido y elogia la democratizaci¨®n de Gorvachov, que ha descubierto, al fin, una URSS de inmensas clases medias que dejan atr¨¢s la utop¨ªa proletaria, pues el obrero asciende y el marginal se pierde entre el lumpen y el hielo. El eterno problema de la clase media es que no se aburre en la aburrida Espa?a. S¨®lo se le brindan loter¨ªas desesperadas.
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