La confianza entre los aliados naufraga en el Atl¨¢ntico
Las relaciones entre Estados Unidos y Europa atraviesan un nuevo per¨ªodo de tensi¨®n en los aspectos pol¨ªtico, militar e incluso econ¨®mico que no s¨®lo es consecuencia de la par¨¢lisis y la incertidumbre provocadas aqu¨ª por el Irangate, admiten observadores norteamericanos. Desde que, en Reikiavik, Ronald Reagan, sin consultar a los aliados, estuviera a punto de negociar el desarme nuclear en Europa, la falta de sinton¨ªa y la desconfianza entre las dos orillas del Atl¨¢ntico no han hecho m¨¢s que crecer.
El indiscutible liderazgo internacional de Reagan, reconocido en la cumbre occidental del pasado mayo en Tokio, es s¨®lo un recuerdo hist¨®rico, y su presencia aparece tan d¨¦bil y poco fiable como la del malhadado Jimmy Carter.Al deseo europeo de que Reagan, aunque s¨®lo sea por -escapar del esc¨¢ndalo y salvar hist¨®ricamente su presidencia, llegue a un acuerdo sobre armamentos con Mijail Gorbachov, la Administraci¨®n responde con una lucha interna en la que parecen ganar los partidarios de acabar con los ¨²ltimos l¨ªmites que impiden a¨²n una escalada nuclear. La utilizaci¨®n del d¨®lar como elemento de presi¨®n sobre la RFA y Jap¨®n, para que estimulen sus econom¨ªas, y la falta de voluntad pol¨ªtica para enfrentar el d¨¦ficit presupuestarlo no ayudan a mejorar la situaci¨®n de desconfianza entre la superpotencia americana y sus aliados.
La Prensa norteamericana se hace eco de las ofertas de Londres y de Bonn para sustituir a Washington y asegurar la continuidad de un di¨¢logo Este-Oeste, que creen amenazado por la incapacidad de Reagan. Frente a la desconfianza de los aliados, que cuestionan la capacidad de esta Administraci¨®n para seguir dirigiendo con eficacia al llamado mundo libre, Reagan responde insistiendo en dos pol¨ªticas que son rechazadas en Europa: una fuga hacia adelante en la guerra de las galaxias y reiterar el apoyo a la contra en Nicaragua.
Europa se permite el lujo de dejar solo a EE UU en Oriente Pr¨®ximo con la diplomacia de la ca?onera, concretada en la VI-Flota. El proceso de consultas est¨¢ interrumpido y, a pesar de la crisis de la pol¨ªtica exterior norteamericana, Washington contin¨²a haciendo las cosas de forma unilateral. Pero el debilitamiento de esta Administraci¨®n es patente. La negativa de los europeos a acudir a la convocatoria norteamericana de una conferencia antiterrorista en Roma ha sido aceptada con un embarazoso silencio. Hace s¨®lo unos meses bastaba que la Casa Blanca anunciara que enviaba al general Vernon Walters para que ¨¦ste fuera recibido en las principales canciller¨ªas europeas.
Cartas de protesta
En s¨®lo una semana, el secretario de Estado, George Shultz, ha recibido cartas de protesta de Margaret Thatcher, Helmut Kohl, Yasuhiro Nakasone y del Gobierno canadiense por el intento unilateral de ampliar la interpretaci¨®n del tratado ABM, sobre limitaci¨®n de sistemas anti misiles bal¨ªsticos, de modo a permitir un despliegue, parcial y anticipado, de la Iniciativa de Defensa Estrat¨¦gica (SDI).
S¨®lo tras una intensa batalla en el seno de la Administraci¨®n, George Shultz, quiz¨¢ el ¨²nico europe¨ªsta convencido que a¨²n se sienta en la mesa del Gabinete, ha logrado arrancar al presidente la promesa de consultar con los aliados antes de tomar una decisi¨®n definitiva. Pero lo importante para retrasar la decisi¨®n ha sido la amenaza del Congreso dem¨®crata con "provocar una crisis constitucional" si Reagan sigue adelante sin tener en cuenta al legislativo. Pero ni la forma de las consultas ni su profundidad han sido decididos.
El desequilibrio comercial norteamericano hace crecer las tentaciones proteccionistas. Se agrava la tentaci¨®n aislacionista en el Congreso, y voces cualificadas, como la del ex consejero de Seguridad Nacional Zbigniew Brzezinski, piden la retirada de 100.000 soldados norteamericanos estacionados en Europa.
El papel ejemplar del que se revest¨ªa Washington en la lucha contra el terrorismo, neg¨¢ndose a negociar con terroristas e impidiendo a los dem¨¢s hacerlo, ha saltado hecho pedazos por la venta de armas a Jomeini. Ya las ¨²nicas bases seguras son las cubiertas de los portaviones Kennedy o Nimitz, y queda muy lejos la oferta incondicional de Thatcher de utilizar el Reino Unido para los F-111 que bombardearon Libia. La aplicaci¨®n de viejos conceptos hace imposible, por ahora, que Washington entienda la exigencia espa?ola de reducir las bases.
Medios gubernamentales ven sorprendidos c¨®mo el Reino Unido o la Rep¨²blica Federal de Alemania reaccionan positivamente a la reforma desatada por Mijail Gorbachov en la URSS, que en el Washington oficial sigue vi¨¦ndose como un paso m¨¢s, audaz, en la batalla propagand¨ªstica.
La Administraci¨®n, aislada de la realidad, ni siquiera parece escuchar las voces del los santones de la pol¨ªtica exterior, como Henry Kissinger o Cyrus Vance, que regresan del Kremlin afirmando que Gorbachov quiere un acuerdo antes de que Reagan deje la Casa Blanca.
'Hip¨®critas'
Para bloquear cualquier intento serio de acuerdo nuclear con Mosc¨², Richard Perle, el brazo derecho de Weinbergor en el Pent¨¢gono, acusa de hip¨®critas a los europeos porque no se atreven a afirmar en un comunicado de la OTAN que Gorbachov miente. Aunque formalmente desautorizado por la Casa Blanca, la tendencia dura que encabeza es m¨¢s escuchada que la de los profesionales del Departamento de Estado.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Tratado ABM
- Tr¨¢fico armas
- Caso Ir¨¢n-Contra
- Ronald Reagan
- Contactos oficiales
- Orden p¨²blico
- OTAN
- Tratado nuclear
- Pol¨ªtica exterior
- Estados Unidos
- Seguridad ciudadana
- Tratados desarme
- Europa occidental
- Delitos orden p¨²blico
- Casos judiciales
- Organizaciones internacionales
- Europa
- Delitos
- Relaciones exteriores
- Sucesos
- Justicia
- Armas nucleares
- Armamento
- Defensa