Lamentable partido del Madrid en Orthez
![Luis G¨®mez](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F2ce46456-ac54-4700-96db-0b8f394a4fda.jpg?auth=77002eb2305650451646ff522b8a51b014f7c806758a28329fafa3c3944a40f6&width=100&height=100&smart=true)
ENVIADO ESPECIALEl Real Madrid hizo un lamentable partido ante el Orthez; no vale el paliativo de haber remontado hasta 26 tantos de desventaja en la primera parte. El equipo madridista promueve a la final europea a un conjunto heterodoxo, tosco, voluntarioso, cuyo principal bagaje es una burda b¨²squeda del tiro de tres puntos, una defensa agresiva, y que cuenta con la an¨¦cdota m¨¢s significativa de que juega en una cancha habilitada para mercado semanal. Entre carteles alusivos a una grande corrida en las tiendas del pueblo, al son de un pasodoble, con fotografias de los artistas locales ataviados de toreros, el Madrid es tuvo a punto de sufrir una humillaci¨®n sin precedentes. Ni siquiera Petrovie hubiera podido construir algo m¨¢s doloroso. Jugar en un mercado, entre grader¨ªos desvencijados y una pared repleta de modestos anuncios comerciales; jugar acompa?ado de una orquestina de agricultores en horas libres, con un marcador que funciona a destiempo, no es agradable. Perder cuando la prensa regional anuncia la presencia madridista con carteles taurinos y hace posar en portada al h¨¦roe local, Hufnagel, ataviado de torero y bajo el t¨ªtulo de "listo para 'la estocada", debe ser doloroso. Si encima llega un momento en que el equipo local, patrocinado adem¨¢s por una firma de foie gras, se coloca con 26 tantos de ventaja ya en laprimera parte, la escenograf¨ªa adquiere tintes tragic¨®micos. Todo esto qued¨® disfrazado por una aparente derrota ajustada, pero sin tanto maquillaje, sin coloretes y pesta?as postizas, sin boinas, sin trompetas y sin excusas, lo cierto es que el Madrid fracas¨® una vez m¨¢s. Y esta vez fue en serio.
El Orthez no puso otra cosa en juego que una agresividad defensiva y unos sistemas ofensivos realmente heterodoxos. Para espejismo de cualquier estratega, el equipo franc¨¦s alcanz¨® sus mejores momentos actuando con un solo pivot, Jacquet, un hombre que cuando se gira hace un surco en el parqu¨¦. Los otros cuatro se mov¨ªan a Branson intenta el tiro con considerable distancia del aro. ?Para qu¨¦?. Para intentar tiros de tres puntos y, salvo error o circunstancia alternativa, pasar un bal¨®n interior a un hombre que luchara en uno contra uno, y con espacio por delante, con Romay. Circunstancia favorable fue el estado de los aros, tan duros que cualquier bal¨®n rebotado sal¨ªa despedido varios metros. El Madrid cay¨® ingenua mente en este ardid, y con 50 24 en contra tuvo ante s¨ª una si tuaci¨®n cercana a la cat¨¢strofe.
En la reanudaci¨®n, los franceses s¨®lo hicieron 26 tantos. Y a¨²n as¨ª ganaron. El Madrid se encontr¨® ante la inc¨®moda obligaci¨®n, no de ganar, sino de evitar el desastre y hacerlo adem¨¢s con lanzamientos triples. Mala cosa. Lolo orden¨® la entrada de Rull¨¢n, quien s¨®lo con sigui¨® uno. Luego, Corbal¨¢n conseguir¨ªa tres triples. Pero una necesidad tan perentoria, cierta intranquilidad ante una zona 2-3, y la inseguridad que produc¨ªan unas canastas tan duras, motivaron que el Madrid no pudiera remontarlo todo.
Casualmente, s¨®lo un jugador, Spriggs, mantuvo la seriedad que requer¨ªa un choque tan importante. Spriggs hecho al confortable banquillo del F¨®rum de Los Angeles, no le choc¨® jugar en un mercado donde el agua caliente deja la piel de gallina. A falta de un minuto, el Madrid estaba a un triple de distancia (82-79). Mala cosa, tambi¨¦n. Con 84-82, Spriggs rob¨® un bal¨®n y lo pas¨® a Corbal¨¢n para una c¨®moda entrada a canasta. Pero, cruel desenlace, Corbal¨¢n no s¨®lo fall¨® lo que nunca falla sino que cometi¨® una personal que dio la ¨²ltima posesi¨®n del partido al Orthez. Ciertamente, el Real Madrid no ha tenido suerte en esta Copa de Europa. Pero, sin lugar a dudas, no la ha merecido. Su juego, y ayer fue el mejor ejemplo, el m¨¢s completo, no ha sido consistente. Con dudas en el rebote, inseguridad en ataque, sin opciones defensivas, no es l¨®gico ser finalista europeo. Aunque el Orthez, si es que lo consigue, tampoco tenga categor¨ªa para ello.
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