La otra ¨®pera en la sala Olimpia
Ha querido el azar compensarnos de los goyismos de Menotti, tan brillantemente estrenados por Fr¨¹hbeck con la Orquesta Nacional, para depararnos tres importantes contactos con la creaci¨®n esc¨¦nica de nuestro tiempo: el mi¨¦rcoles present¨® Albert Garc¨ªa de Mestres su ¨®pera Para ti - Soledades sin sombra; el domingo Leopoldo Alas y Jorge Fern¨¢ndez Guerra dieron a conocer Sin demonio no hay fortuna, y ayer, lunes, Mauricio Kagel actu¨® en Bellas Artes. Se trata, ya es sabido, de uno de los grandes aportadores a la esce na musical contempor¨¢nea.El mito de Fausto aparece y reaparece en la m¨²sica cons tantemente. Escoltando las visiones rom¨¢nticas, Busoni (1866-1924) dej¨® su magn¨ªfica ¨®pera, que, terminada por Jarnach, se estrena en 1925; Matyas Seiber, leg¨® al morir una suite coral sobre el tema; Hermann Reutter (1900) ultima en 1950 Don Juan y Fausto, y en 1955, Doctor Johannes Faust, comenzada en 1936; de 1962 es Vuestro Fausto, de Henry Pousseur, una ¨®pera abierta y multi, con intervenci¨®n del p¨²blico y uso de la electroac¨²stica y el filme, y en fin, en Karlsruhe, ve la luz el a?o 1977 Fausto y Yorik, de Wolfgang Rihm (1952), sobre texto de Jean Tardieu.
Sin demonio no hay fortuna
Libro: Leopoldo Alas. M¨²sica: Jorge Fern¨¢ndez Guerra. Int¨¦rpretes: Manuel Cid, Luis ?lvarez, Carmen Gonz¨¢lez y Ricardo Mu?iz. Direcci¨®n musical: Jos¨¦ Luis Temes. Escenarios, figurines y direcci¨®n esc¨¦nica: Sim¨®n Su¨¢rez.Coreograf¨ªa: Skip Martinsen. Luces: Fernando Gallardo. Sala Olimpia. Madrid, 22 de febrero.
V¨ªa de la experimentaci¨®n
Quienes entienden que ¨®pera, lo que se llama ¨®pera, es Rigoletto (como bromeaba un c¨¦lebre escritor italiano), aparte de tirar por la borda al mism¨ªsimo Verdi, cierran al teatro musical toda clase de posibilidades; no faltan, sin embargo, autores m¨¢s o menos ligados a la era de Darmstadt, que tomaron la v¨ªa de la experimentaci¨®n y en ella contin¨²an algunos bien ilustres. Los m¨¢s j¨®venes opuestos al d¨ªa piensan, con Carl Dalilhaus, en la "crisis de la experimentaci¨®n", para preguntarse, sin mayor actitud iconoclasta, ,la d¨®nde van" y "qu¨¦ quieren hacer".Me parece que es el caso de Jorge Fern¨¢ndez Guerra (Madrid, 1952) y de su colaborador literario Leopoldo Alas (La Rioja, 1962), al responder a la doble incitaci¨®n del Teatro L¨ªrico Nacional y el Centro para la Difusi¨®n de la M¨²sica Contempor¨¢nea, con una pieza f¨¢ustica verdaderamente feliz. El mito de Fausto, al revivir en un tiempo como el nuestro, queda desmitificado. Si se tambalean las creencias, todo se reduce a una visi¨®n casi l¨²dica, a un comentario actual. Tampoco es la primera vez que esto sucede en la ¨®pera con acentos m¨¢s o menos acusados.
Uno de los grandes problemas del g¨¦nero es la musicalizaci¨®n de la palabra, y Fern¨¢ndez Guerra la ha encontrado clara y adecuada, para el texto del jovenc¨ªsimo Alas, que espera sobre todo que Sin demonio no hay fortuna "divierta, deje buen sabor de boca y no haga pensar en absoluto".
La huella de Luis de Pablo en su excelente Kiu es evidente y ciertos engarces con la tradici¨®n l¨ªrica -sobre todo en el modo de articular musicalmente el idioma- otorgan naturalidad, falta de prejuicio y filiaci¨®n a la ahora puesta en escena por Sim¨®n Su¨¢rez, cada d¨ªa mejor realizador oper¨ªstico.
Babelia
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