S¨ª al punto justo
"La ley de punto final es radicalmente inmoral", sentencia el se?or V¨ªlchez (EL PA?S, 21 de febrero de 1987). Se refiere a la ley argentina n¨²mero 23492, aprobada por una C¨¢mara de Diputados con mayor¨ªa radical y un Senado con minor¨ªa radical. A este se?or V¨ªlchez le gusta jugar con las palabras, pero como se autodefine "moralista", se coloca del lado del bien y perora en un lenguaje seudocient¨ªfico-seudofilos¨®fico, su talante juguet¨®n se pierde. ?Es moralista porque ense?a moral, porque es cl¨¦rigo ordenado que s¨®lo ha estudiado lat¨ªn y moral (as¨ª lo define el diccionario) o porque practica una moral? En este caso, ?cu¨¢l? Su art¨ªculo no la trasluce, ya que se apoya, entre otros, en santo Tom¨¢s y Marx, aligerados con letras de tango, y no es necesario ser profesor de nada para saber que el de Aquino acata la ley de Dios mientras el otro pregona la dictadura del proletariado.Eduardo Galeano (EL PA?S, 22 de febrero de 1987) amalgama datos extra¨ªdos de 50 a?os de historia de Guatemala, Rep¨²blica Dominicana, Chile, Brasil, Argentina y Uruguay, ilustrados con una foto de granaderos argentinos, para concluir que la democracia no sirve. Como si fuera poco, la bautiza con el mote de "democradura". Tan eficaz es su art¨ªculo que al leerlo uno siente ganas de echarse al monte con un fusil al hombro. Con dedos m¨¢gicos selecciona, extrae y a¨ªsla ciertos elementos que parecen t¨ªpicos de la vitrina donde se expone la variedad democracia para mostrar al mundo la maligna esencia de esa forma de gobierno. Viejo recurso que admite variaciones. Con esa metodolog¨ªa se puede socavar tanto la reputaci¨®n de una forma de gobierno como la imagen de franceses en Espa?a, de espa?oles en Portugal y de sudacas en columnas period¨ªsticas.
Pero contribuir al conoc¨ªmiento de los hechos -fin confeso de los diarios- significa analizar los temas con m¨¢s seriedad, esto es, alimentar el sistema que se intenta conocer con todos los datos pertinentes y no con unas pocas variables elegidas de acuerdo a las mejores oportunidades del d¨ªa.
Dimensi¨®n de futuro
En el caso de la ley 23492 no basta con informar que la justicia civil ha puesto entre rejas a 15 militares de alta graduaci¨®n (se dice r¨¢pido, ?no?), que hay 139 juicios pendientes de sentencia, que dicha ley se promulg¨® despu¨¦s de dos largos a?os sin nuevas denuncias, que la acci¨®n penal no se extingue en casos de sustituci¨®n de estado civil o sustracci¨®n u ocultamiento de menores ni tampoco si el acusado se encuentra pr¨®fugo o en rebeld¨ªa y que los arrestos contin¨²an; no, no basta. Se precisa mucha m¨¢s informaci¨®n sobre la situaci¨®n interna del pa¨ªs y la relaci¨®n con el mundo; es necesario introducir la dimensi¨®n hist¨®rica y de futuro.
Quien quiera legislar en un vac¨ªo de laboratorio no est¨¢ en su sano juicio, mientras que da golpes bajos estilo tango quien remata as¨ª el asunto: "Se encubre con una pretendida moralidad lo que resulta en el fondo una actitud carente de ¨¦tica: miedo al m¨¢s fuerte (fuerzas armadas) en menoscabo del m¨¢s d¨¦bil; al fin y al cabo, ?qu¨¦ son unos cuantos miles de personas que claman justicia por sus familiares desaparecidos y cuyas armas son ¨²nicamente el dolor y la reivindicaci¨®n de la memoria y la dignidad de los suyos?" (V¨ªlchez dixit).
Ni ellos monopolizan el dolor ni la reivindicaci¨®n de la dignidad, ni ¨¦sas son sus ¨²nicas armas. Por lo menos muchos de ellos poseen otras, las que financian constantes viajes intemacionales y movilizan espacios period¨ªsticos para exhibir las v¨ªctimas de un solo lado, como si el terrorismo de Estado no fuera la contrapartida inevitable del terrorismo subversivo. ?Por qu¨¦ no se admite que el Gobierno intenta no s¨®lo juzgar a delincuentes, sino tambi¨¦n impedir que el terrorismo (de Estado o subversivo) rebrote? Quiz¨¢ el se?or V¨ªlchez, como Galeano, pertenezca a la logia de los impacientes, que por no ver chicos muertos de hambre reclutan otros chicos para mandarlos a morir al monte con un fusil al hombro.
Alimentar el sistema con toda la informaci¨®n posible. Dar ejemplos, si se puede, de alg¨²n pa¨ªs que haya borrado a las fuerzas armadas de un plumazo, de alg¨²n Gobierno que haya obligado a los sectores sociales recalcitrantes a concertar y haya eliminado las pasiones humanas de un decretazo. Consolidar la democracia no significa aferrarse a metas perge?adas sin tener en cuenta el material, que es humano y resistente a los ideales inculcados a palos. ?O no se trata de consolidar la democracia?
A la ley 23492 yo la llamar¨ªa, con mi experiencia dom¨¦stica, ley del punto justo. A m¨ª tambi¨¦n me gusta jugar con las palabras. Uso una met¨¢fora culinaria, pero las met¨¢foras, ya sean b¨ªblicas, gastron¨®micas o gramaticales, son aproximaciones a la verdad a veces tan tentadoras y enga?osas como un para¨ªso prometido.
El nombre de punto final, que lanz¨® a rodar el general Camps desde su cadena perpetua, lo enarbolan, ahora quienes ponen en la picota a la democracia. ?Desgraciada coincidencia! La justicia argentina no ha llegado a ning¨²n punto final y sigue su lento camino, a pesar de todas las zancadillas. Hablar de punto final contribuye a consolidar una imagen que intenta erigirse en paradigma, y ya se sabe que los paradigmas circulan por el mundo sin pasaporte y con pasaje gratis. Lo sabr¨¢ bien el se?or V¨ªlchez, que es moralista en Espa?a, pa¨ªs que conoce a qu¨¦ extremos llega la divulgaci¨®n de una suma de espa?oladas extra¨ªdas al azar. Y Galeano, que habr¨¢ tenido que explicar m¨¢s de una vez, supongo, que Montevideo no est¨¢ a orillas del Caribe y las uruguayas no usan pl¨¢tanos en la cabeza.
Hasta ahora nadie ha demostrado tener mejor mano para el punto final que el presidente Alfons¨ªn. Rectifico, que los tres poderes del Gobierno, para poner en marcha el pa¨ªs hacia una democracia moderna, solidaria y participativa. A pesar de los mordiscos al tobillo desde la derecha y la izquierda, nunca se hizo tanto en tan poco tiempo con un mecanismo tan complejo y pesado como es un sistema institucional heredado, pero que por fin comienza a corregirse sin transgredir sus fundamentos, ¨²nica manera de garantizar, precisamente, el respeto a los derechos humanos.
Repito: ning¨²n otro Gobierno, que yo sepa. ?Opinar¨¦ por esto que los dem¨¢s "carecen de ¨¦tica"? ?Se cree el se?or V¨ªlchez facultado para dictaminar cu¨¢l es el bien para Argentina? ?Se puede saber cu¨¢l es el programa alternativo que nos propone Galeano? ?No querr¨¢n admitir, ambos, que hasta tanto haya una nueva elecci¨®n el bien es el programa que vot¨® el pueblo argentino y que cumplen sus representantes, sin apelar a la violencia, para el pa¨ªs total y no para unos pocos que poseen la verdad?
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