El Vaticano no entregar¨¢ a Marcinkus, aunque dice que este quiere colaborar
El Vaticano rompi¨® ayer su silencio sobre el caso del arzobispo norteamericano Paul Marcinkus, cuya detenci¨®n ha sido solicitada por los jueces de Mil¨¢n, con un duro comunicado en el que se sugiere que ¨¦ste no ser¨¢ entregado a la Magistratura italiana y se afirma que el acusado se ha manifestado dispuesto a colaborar con la justicia. El Vaticano expresa su "profunda sorpresa" por las decisiones de la Magistratura italiana, que "a tanto tiempo de los hechos relativos a la quiebra del Banco Ambrosiano" ha pedido la detenci¨®n de los m¨¢ximos directivos del Instituto para las Obras de Religi¨®n (IOR), el banco del Papa.
El comunicado agrega que esa sorpresa obedece a que "no han intervenido elementos nuevos" en el caso. Ello querr¨ªa decir que el Vaticano conoce ya las motivaciones sobre las que se han fundado los jueces milaneses para emitir la orden de detenci¨®n. Porque, de lo contrario, no se explica que el Vaticano pueda saber si hay o no nuevos elementos en la investigaci¨®n.Al parecer, hace una semana, cuando se empez¨® a rumorear que los magistrados de Mil¨¢n estaban acabando la instrucci¨®n del sumario sobr¨¦ el Banco Ambrosiano y se dispon¨ªan a tomar medidas judiciales, fue a conversar con ellos el abogado personal del arzobispo Marcinkus. No se sabe lo que hablaron, pero el abogado volvi¨® de Mil¨¢n sin que los jueces lo informasen de las decisiones, que ya hab¨ªan adoptado, de pedir la detenci¨®n de Marcinkus, presidente del IOR, y de sus dos colaboradores seglares Pellegrino de Strobel y Luigi Menini.
A continuaci¨®n, el comunicado afirma que est¨¢ dispuesto a acogerse al art¨ªculo 11 del tratado entre la Santa Sede y el Estado italiano, de 1929, firmado por Benito Mussolini y el cardenal Gasparri, que reza as¨ª: "Los organismos centrales de ?¨¢ Iglesia cat¨®lica est¨¢n exentos de todo tipo de injerenno". Se trata de la lista de personalidades vaticanas consideradas intocables, que cada tanto actualiza la Santa Sede y en la que figura el arzobispo Marcinkus.
Esta decisi¨®n parece una respuesta a los expertos del Ministerio de Justicia, que est¨¢n estudiando la forma de poder cumplir con las ¨®rdenes de detenci¨®n contra los banqueros vaticanos. ?stos hab¨ªan dado a entender el jueves que podr¨ªa echarse mano del art¨ªculo 22 de dicho tratado entre el Vaticano y el Estado italiano, seg¨²n el cual, "la Santa Sede entregar¨¢ al Estado italiano las personas que se hubiesen refugiado en el Vaticano acusadas por actos cometidos en territorio italiano que se consideran delitos por parte de las leyes de ambos Estados".
Y un caso concreto de estos delitos es "la quiebra fraudulenta y agravada", que es de lo que se acusa a Marcinkus y los otros dos directivos del IOR. Contra el art¨ªculo 22, el Vaticano desempolva el art¨ªculo 11.
Clarificaciones
El comunicado acaba diciendo que, a pesar de esta excepci¨®n, a la que tiene derecho la Santa Sede, sin embargo, el arzobispo Marcinkus "personalmente" se declar¨® desde el principio "dispuesto" a ofrecer a los jueces de Mil¨¢n clarificaciones y documentos, "como lo ha hecho puntualmente durante toda la fase de instrucci¨®n".Se hab¨ªa creado as¨ª, dice la nota vaticana, "una sustancial y leal colaboraci¨®n con la Magistratura italiana". De ah¨ª la "profunda sorpresa" de que, a pesar de dicha "generosa" colaboraci¨®n de Marcinkus, los jueces hayan acabado pidiendo la c¨¢rcel para ¨¦l y para sus ayudantes.
Los jueces milaneses no han respondido a¨²n a este desaf¨ªo del Vaticano. Se plantea ahora un grave caso contencioso jur¨ªdico-diplom¨¢tico internacional, al que s¨®lo la gran capacidad mediadora y la sutil jurisprudencia italiana podr¨¢ acabar resolviendo.
El Vaticano adopta una actitud de dureza, probablemente para poder despu¨¦s llegar a un compromiso. Cuando se le ped¨ªa como resarcimiento de da?os por la quiebra del Ambrosiano 800 millones de d¨®lares (104.000 millones de pesetas), el Vaticano, tras un acuerdo con Italia, y tras los resultados de la investigaci¨®n de una comisi¨®n mixta entre ambos Estados, acab¨® pagando s¨®lo 240 millones de d¨®lares (31.000 millones de pesetas).
Ahora que los jueces de Mil¨¢n piden la c¨¢rcel para Marcinkus, De Strobel y Menini, podr¨ªa acabar todo ofreci¨¦ndose, como parece que se est¨¢ ya ventilando por parte de la Santa Sede, la disponibilidad de Marcinkus a declarar, pero sin esposas, es decir, sin que antes se haya dado curso a una detenci¨®n propiamente dicha, cosa que jam¨¢s aceptar¨¢ el papa Juan Pablo II para su estrecho colaborador y amigo personal de tantos a?os.
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