S¨®lo para blancos

El resultado de las elecciones generales de Sur¨¢frica, exclusivas para blancos, que deben celebrarse el pr¨®ximo 6 de mayo, est¨¢ previsto de antemano. Nadie acepta apuestas contra la posibilidad de que el Partido Nacional, gobernante, en el poder desde 1948, pierda su control del Parlamento. La mayor¨ªa de los grupos pol¨ªticos, sindicales y religiosos negros coincide en que las elecciones de mayo resultan totalmente intrascendentes para la poblaci¨®n mayoritaria de su raza.

No obstante, la campa?a se ha iniciado pol¨¦micamente a causa de varias confrontaciones pol¨ªticas de gran alcance, y se espera que los resultados muestren a qu¨¦ extremos han llegado los realineamientos pol¨ªticos y hasta qu¨¦ punto el monol¨ªtico Partido Nacional se est¨¢ rompiendo bajo el peso de las presiones local e Internacional. Si es que se est¨¢ rompiendo.Seis ministros del Gobierno surafricano, por lo menos, tienen por delante una encarnizada batalla y la posibilidad de perder sus esca?os; los grupos de la oposici¨®n de derechas luchan entre s¨ª, mientras que a los liberales se les ha acusado de revivir la lucha hist¨®ricamente explosiva entre afrikaner e ingleses.

Dentro del mismo Partido Nacional se est¨¢ intentando meter en cintura a diputados que se muestran descontentos porque el proceso de reforma de la pol¨ªtica racista, denominada apartheid, parece encontrarse estancado.

El desertor m¨¢s notable ha sido Denis Worrall, embajador surafricano en Londres hasta el 13 de febrero y el m¨¢s elocuente defensor de las acciones que Pretoria estaba llevando a cabo para poner fin al apartheid. Worrall anunci¨® su dimisi¨®n el mismo d¨ªa en que el presidente, Pieter Botha, abr¨ªa formalmente el Parlamento y dijo que se presentar¨ªa como independiente porque no pod¨ªa apoyar ni al Gobierno del Partido Nacional ni al principal grupo blanco de la oposici¨®n, el liberal Partido Federal Progresista (PFP).

V¨ªas de salida

El ex diplom¨¢tico, de 51 a?os, nombrado para su puesto por razones pol¨ªticas, dijo que "muchas personas" en el Partido Nacional quer¨ªan "una v¨ªa de salida de la actual ci¨¦naga de represi¨®n y desorden". El Gobierno necesitaba un mandato para "poner fin de una vez al apartheid e iniciar negociaciones para conceder derechos pol¨ªticos a los negros", dijo Worral nada m¨¢s regresar al pa¨ªs.Denis Worrall no ha constituido todav¨ªa ninguna organizaci¨®n formal a la cual puedan afiliarse otros, aunque cuenta con el s¨®lido respaldo de diversos empresarios que est¨¢n dispuestos a financiar su campa?a, sobre todo si se marca como uno de sus objetivos la abolici¨®n de la ley de zonas de grupos ¨¦tnicos.

Esta ley es uno de los pilares del sistema de apartheid que a¨²n se mantiene en pie, y establece d¨®nde vive, a qu¨¦ escuelas va o en qu¨¦ hospitales recibe tratamiento cada grupo racial. Un diputado afrikaner que dej¨® el Gobierno por su incapacidad para solucionar este tema fue Wynand Malan, quien igualmente se presenta a las elecciones como independiente.

Desde las ¨²ltimas elecciones generales para blancos de 1981, los sucesivos comicios parciales han mostrado un desplazamiento de los votantes a la derecha. No hay una estampida hacia el conservadurismo, pero el Partido Conservador (CP) y el Partido Nacional Reformado (HNP) tienen intenci¨®n de presentarse a m¨¢s de 100 esca?os entre ambos, y los nacionalistas se est¨¢n esforzando por frenar el desplazamiento de los votantes hacia esos grupos.

Ir¨®nicamente, la pol¨ªtica reformista del Gobierno surafricano ha dado un nuevo auge a la causa de los conservadores. El dirigente del Partido Conservador, Andries Treurnicht, acusa al presidente Botha de haber metido a negros en el Gobierno y de introducir el gobierno de la mayor¨ªa.

El candidato del CP, el general de brigada Theuns Swanepoel, el ruso rojo, oficial de polic¨ªa retirado, dijo que Botha se hab¨ªa rodeado de "extremistas". "Pensamos limpiar el Gobierno y el Parlamento", dijo recientemente en una reuni¨®n del partido.

El dilema del presidente Botha es que cuanto m¨¢s desintegra el sistema de apartheid, m¨¢s r¨¢pidamente engrosa las filas de los conservadores, que est¨¢n convencidos de poderle derrocar, no en estas elecciones, sino en las siguientes, en 1989, cuando, seg¨²n estipula la Constituci¨®n, se deben renovar a la vez las tres c¨¢maras del Parlamento, la de los blancos, la de los mestizos y la de los indios.