Los hospitales p¨²blicos ante un futuro incierto

La negativa experiencia que hoy padecen los enfermos espa?oles podr¨ªa llegar a perpetuarse si se aprobase el actual proyecto de decreto, elaborado por el Ministerio de Sanidad, con el que se pretende regular la estructura y funcionamiento de los hospitales del Insalud.No pretendemos ser agoreros, ni mucho menos plantear posturas reivindicativas. La Organizaci¨®n M¨¦dica Colegial es la primera en reconocer que el usuario sufre en sus propias carnes, porque los vive, los fallos estructurales que se dan en la gran mayor¨ªa de los centros hospitalarios, as¨ª como la falta de recursos, la burocratizaci¨®n, las listas de espera o las camas en los pasillos.

Ante tal situaci¨®n, que muchos han coincidido en definir una y otra vez como caos asistencial, a nadie se le escapa que la b¨²squeda de soluciones pasa, entre otros factores, por la adopci¨®n de criterios t¨¦cnicos, el asesoramiento de los especialistas y la respuesta cient¨ªfica que los profesionales brindan en su diario ejercicio con su experiencia ante cada paciente.

Pues bien, algo en principio tan l¨®gico es, sorprendentemente, todo lo contrario a lo que desde el Ministerio de Sanidad se establece en el mencionado proyecto. El sistema que contempla ese reglamento para nada se corresponde, por ejemplo, con la imprescindible jerarquizaci¨®n profesional que requiere el correcto funcionamiento de los hospitales, como tampoco guarda relaci¨®n alguna con los principios de m¨¦ritos y capacidad que nuestro derecho reconoce para el acceso a la funci¨®n p¨²blica.

En concreto, el reglamento deja al libre arbitrio de la Administraci¨®n la designaci¨®n de todos los cargos de responsabilidad de los hospitales, no s¨®lo los gerenciales o de m¨¢s alto nivel directivo, sino hasta los puramente m¨¦dicos. Incluso en las juntas facultativas -¨®rganos concebidos para asesorar profesionalmente- se da la paradoja de que se integrar¨¢ personal no facultativo.

Tales circunstancias vienen a colmar el ¨¢nimo de desilusi¨®n que en los profesionales de la medicina han provocado la ausencia de incentivos y expectativas de promoci¨®n y la continua desconfianza de la Administraci¨®n en sus propios m¨¦dicos. Y desde luego en nada resuelven, ni tan siquiera frenan, el deterioro continuo que en los ¨²ltimos a?os ha experimentado la asistencia sanitaria, circunstancia esta que a la Organizaci¨®n M¨¦dica Colegial le preocupa seriamente, y en la que una vez m¨¢s brinda a la Administraci¨®n todo su apoyo.

Intuimos que el usuario seguir¨¢ siendo el receptor de ese gran c¨²mulo de carencias y dificultades, si este reglamento se lleva a cabo. Por tanto, no resulta aventurado predecir un riesgo de generalizaci¨®n de esos conflictos que tanto se prodigan en nuestros centros sanitarios, lo que sin duda contribuir¨ªa a incrementar la desatenci¨®n de los enfermos.

Por ello, desde la Organizaci¨®n M¨¦dica Colegial nos permitimos hacer una llamada a la responsabilidad de las autoridades sanitarias, dado que todav¨ªa es tiempo de rectificar, de dar un giro definitivo que abandone de una vez por todas la v¨ªa de la improvisaci¨®n y de la crispaci¨®n. Nuestra naturaleza de defensores de la salud de la colectividad nos obliga a esta advertencia, sin que ello suponga merma alguna a nuestro deseo de colaborar con los poderes p¨²blicos. Hoy, se?or ministro de Sanidad, se oyen nuestras quejas. Ojal¨¢ no sea necesario escuchar las de los pacientes.