Hambre
El alcalde de Santander barre la miseria de la ciudad debajo de las alfombras. Ya durante el franquismo los miserables de la posguerra eran barridos por la ley de Vagos y Maleantes, bien a recintos especiales como el famoso Palacio de las Misiones de Montju?c (Barcelona) o directamente a la c¨¢rcel. Pero no s¨®lo en Santander se cuecen habas, aunque quiz¨¢ el pintoresco alcalde santanderino emplee pucheros rancios de los tiempos de Atila, el rey de los hunos y de los otros, como escrib¨ªa Unamuno. En Barcelona la asociaci¨®n de vecinos del casco antiguo lanz¨® la campa?a Aqu¨ª hi ha gana (Aqu¨ª hay hambre) para concienciar a la triunfalista Barcelona ol¨ªmpica sobre sus malas econom¨ªas sumergidas, tanto que son miseria.El espect¨¢culo de la mendicidad urbana espa?ola recuerda ya tragicomedias similares de cualquier capital del llamado Tercer Mundo. Aqu¨ª la distribuci¨®n de la riqueza se ha reservado al automovilista urbano, que debe disponer a su alcance de un abundante repertorio de monedas para compensar a los pedig¨¹e?os de esquina que le ofrecen limpiarle el parabrisas o venderle las m¨¢s f¨²tiles mercanc¨ªas; sobre todas, los pa?uelitos de papel, para que se seque las l¨¢grimas, supongo, si es que el automovilista es un ser sensible ante la desgracia ajena. Mendicantes de todos los sexos (creo que hay tres), edades y tama?os, primero tratan de venderte algo, luego la nada: "D¨¦me algo para comer y as¨ª no tendr¨¦ que ir por ah¨ª robando", me dijo el otro d¨ªa un ciudadano prel¨®gico; es decir, a¨²n no hab¨ªa cumplido los ocho a?os. Ante la campa?a de los vecinos del casco antiguo concienciando sobre el hambre de los viejos y marginados en general de la Barcelona Ol¨ªmpica ha habido una curiosa reacci¨®n paraoficial: se ve la campa?a como una maniobra electoral de la competencia para restar votos al alcalde Maragall. Se reclama un cierto fair play de los hambrientos. Que se aguanten las ganas de comer hasta despu¨¦s de las elecciones y que se preparen a ser barridos bajo las alfombras cuando est¨¦ a punto de llegar la antorcha ol¨ªmpica.
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