Una piadosa calculatriz
Mi colega y amiga Adela Cortina (Pol¨¦mica sobre el ego¨ªsmo ilustrado, EL PA?S, 26 de febrero) se ha comprado una calculadora para realizar c¨®mputos ¨¦ticos. La tarea es ardua, y los resultados, dolorosamente decepcionantes. Era de temer, pues ya se sabe que despu¨¦s de los c¨¢lculos renales son los c¨¢lculos morales los que m¨¢s hacen sufrir. Lo que m¨¢s me acongoja -en uno de mis ratos responsables y solidarios, que tambi¨¦n los tengo- es que haya sido lo que dije en estas p¨¢gina sobre el ego¨ªsmo ilustrado el motivo pr¨®ximo de que esta piadosa calculatriz (me permito el neologismo para distinguir a la profesora de su Casio) haya llegado tras ¨ªmprobos esfuerzos a conclusiones descorazonadoras.Repasando los resultados de esta penosa tarea, cada vez me parece m¨¢s evidente que su instrumento de c¨¢lculo ha traicioriado a mi amiga: su Casio le ha salido Yago. Incluso no es f¨¢cil admitir que ha manejado una computadora, en vistas a lo obtenido ("un compromiso activo con los muy pr¨®ximos y la indiferencia, o a lo sumo el buen deseo, para los dern¨¢s"). Para llegar atal c¨®mputo hasta un ¨¢baco o incluso contar con los dedos. La calculadora de Adela Cortina debe de ser muy peque?ita, del modelo m¨¢s antiguo. Ahora ya las hacen mayores: pruebe con IBM, siglas quiz¨¢ de Imperativo Ben¨¦fico Moral.
En efecto, ese ego¨ªsmo esclarecido del que yo hablaba no es el parto de los montes, sino el parto de los siglos: es el resultado de la Ilustraci¨®n. Hay ciertamente una a?eja tradici¨®n que ense?a que el punto de vista moral no puede ser el del individuo y.su conveniencia. Lo malo de tal tradici¨®n es eso: que es a?eja. El transcurso de la reflexi¨®n intersubjetiva e intrasubjetiva a trav¨¦s de las ¨¦pocas la ha ido dejando malparada o, para ser m¨¢s precisos, la ha desfondado. La filosof¨ªa, como nos ense?¨® el padre Hegel, debe guardarse como de la peste de ser edificante: para ello le basta con tener memoria. Recurrir a un dictamen a?ejo porque lo es no viene a dar m¨¢s que en una amnesia voluntaria.
El punto de vista ¨¦tico no consiste en calcular lo que las personas valen para m¨ª, sino reconocer que son valiosas en s¨ª, eso est¨¢ claro. Lo dif¨ªcil es se?alar con precisi¨®n te¨®rica de d¨®nde viene tal valor: ?de que todos somos hijos de Dios y, por tanto, hermanos? ?De que una infusa benevo- Pasa a la p¨¢gina siguiente Viene de la p¨¢gina anterior lencia altruista universal as¨ª lo requiere m¨¢gicamente? Seamos responsables y solidarios, como reclama Adela Cortina, o justos y ben¨¦ficos, como decret¨® el otro: pero intentemos al menos preguntarnos por qu¨¦, puesto que ya no somos curas (al menos unos cuantos) y Nietzsche o Freud no han vivido en vano. Y si comprendo que respeto a los dem¨¢s porque deseo ser respetado, reconozco su humanidad porque la m¨ªa tambi¨¦n consiste en ser reconocida, defiendo una armon¨ªa social ya sin fronteras en la que me siento necesariamente comprometido porque me va en ello la instituci¨®n de mi libertad racional, entonces resultar¨¢ que soy ego¨ªsta, pero al menos no ayudar¨¦ a que la ¨¦tica sea vista como una ilusi¨®n impotente y misticoide (sobre todo cuando pretende convertirse en ¨¢rbitro de la pol¨ªtica: rep¨¢sese el lamentable art¨ªculo del se?or Luis Fernando V¨ªlchez Mar¨ªn sobre la ley argentina de punto final en este mismo diario).
Cuando Adela Cortina hace equivaler ego¨ªsta ilustrado a espabilado me parece ventear en tal identificaci¨®n cierto matiz derogatorio. Pues no hay tal: creo que si uno quiere seguir en esto de la filosof¨ªa, y a¨²n m¨¢s de la filosof¨ªa ¨¦tica, debe procurar espabilar un poco.- Fernando Savater.
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