Las Madres Unidas Contra la Droga se re¨²nen cada jueves, desde hace cuatro meses
La sombra de la plaza de Mayo planea sobre las Madres Unidas Contra la Droga. Su lucha es distinta, pero los hijos de muchas de ellas son, al fin y al cabo, desaparecidos. Unos murieron por sobredosis, otros est¨¢n en la c¨¢rcel o pasan por el calvario de la rehabilitaci¨®n. Cada jueves, desde hace cuatro meses, mujeres de Parla, Getafe, Alcal¨¢ de Henares y de una docena de barrios de la capital se re¨²nen para decidir c¨®mo aportar su grano de arena en esa lucha.
"Cuando me enter¨¦ fue como una losa. ?l me dec¨ªa que no; pero una noche, cuando estaba en pijama, le vi los brazos... Fue horrible. Empez¨® pidi¨¦ndome dinero, y luego, se llevaba todo lo que pillaba en casa para venderlo. Me dijo que necesitaba 30.000 pesetas diarias".Emilia, de 44 a?os, vive en Parla -"all¨ª vas pisando jeringuillas por las calles"- El 17 de julio de 1984 recibi¨® una carta: su hijo hab¨ªa sido admitido en un centro de rehabilitaci¨®n. No le sirvi¨® de nada. Llevaba ya dos semanas en prisi¨®n acusado de varios robos.
El hijo de Amelia -de 56 a?os y vecina de Parla- corri¨® peor suerte. Particip¨® en el atraco a un banco y olvid¨® su carn¨¦ de identidad en el mostrador. "Del mono que llevan no se dan cuenta de lo que hacen". La polic¨ªa le estaba esperando en casa.
"Luego, cuando sali¨® de la c¨¢rcel, se pas¨® por casa una noche y no volvimos a verle", recuerda Amelia. Al d¨ªa siguiente le encontraron en un edificio en construcci¨®n muerto por sobredosis. Era el 29 de junio de 1984. Falleci¨® a los 23 a?os, llevaba enganchado desde los 17.
El grupo de Parla es uno de los m¨¢s nutridos. Cada jueves se desplazan a Madrid para reunirse con las de Getafe, de Alcal¨¢ y de una decena de barrios de la capital. "La muerte de mi hijo fue horrorosa, pero si me lo callo es peor", se?ala Amelia. Nadie dir¨ªa que pas¨® por una experiencia semejante. Y menos que tiene otro hijo encarcelado en Santander. "Ese ya se ha desenganchado y va por buen camino: estudia Derecho desde la c¨¢rcel".
Encierro en Entrev¨ªas
Las Madres Unidas Contra la Droga forman parte de la Coordinadora de Barrios. Su cita semanal es en un local del n¨²mero 9 de la calle de Luca de Tena. La ¨²ltima reuni¨®n se celebr¨® en la parroquia de San Carlos, en Entrev¨ªas, para unirse as¨ª a la campa?a de denuncia de la coordinadora."La iniciativa surgi¨® de varias madres de toxic¨®manos y otras mujeres sensibilizadas por el tema en Entrev¨ªas", se?ala Maribel Llorente, portavoz del grupo. "Luego fueron viniendo mujeres de otros barrios, pero esto no acababa de cuajar. Despu¨¦s del verano s¨ª que empez¨® a cobrar fuerza. Ahora estamos m¨¢s unidas que nunca".
La primera acci¨®n sonada de las Madres Unidas Contra la Droga fue el 4 de febrero: una manifestaci¨®n ante la prisi¨®n de j¨®venes de Carabanchel. Protestaban por la obligaci¨®n de desnudarse para mantener una relaci¨®n cara a cara con los internos. Ahora se preparan para la cacerolada del d¨ªa 12 ante la comisar¨ªa de Entrev¨ªas.
En sus reuniones comparten experiencias y plantean problemas concretos. Su principal caballo de batalla es el tratamiento de sus hijos en centros de rehabilitaci¨®n y los problemas para conseguir subvenciones. Piden tambi¨¦n que se adopten medidas en la c¨¢rcel para evitar el tr¨¢fico de drogas. La actuaci¨®n de la polic¨ªa es otro de sus blancos.
Seg¨²n ellas, el problema y la soluci¨®n est¨¢n en la calle. Confiesan sin rubor: "Tengo un hijo yonqui". Y afirman que el apoyo familiar es vital para el drogadicto. Muchas superan sus traumas gracias a esta singular terapia de grupo. Pero siempre hay un hueco para la desesperaci¨®n, como la de una madre que proclama: "Yo pedir¨ªa para los camellos la misma muerte que han dado a nuestros hijos: el desierto".
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