Canci¨®n triste de la polic¨ªa espa?ola
LA DIRECCI?N General de la Polic¨ªa ha abierto una in vestigaci¨®n sobre varios funcionarios de la Jefatura Superior de Bilbao en relaci¨®n con las declaraciones ante el juez del delincuente habitual Fern¨¢ndez Navia, declaraciones en las que aseguraba haber sido presionado en comisarla para que afirmase haber vis to con vida a Santiago Corella, el Nani, desaparecido hace m¨¢s de tres a?os. El hecho de que entre los pre suntos interrogadores de Fern¨¢ndez figurase el inspector Bercianos, procesado en el sumario de la mafia policial, y suspendido de empleo desde mayo pasado, a?ade un punto adicional de inquietud a los episodios conocidos como caso El Nani.
Santiago Corella desapareci¨® en noviembre de 1983, encontr¨¢ndose entonces detenido por su prejunta participaci¨®n en un atraco. A partir de las declaraciones del joyero y confidente policial Federico Venero se han ido conociendo algunos aspectos de una oscura trama que relaciona a polic¨ªas corruptos con sucesos como el atraco al Banesto -1.200 millones de bot¨ªn- y la desaparici¨®n de Corella, considerado un testigo inc¨®modo.
En septiembre de 1986, cuando el ministro Barrionuevo hab¨ªa admitido haberse dejado colar un gol en este asunto, se tuvo noticia de las circunstancias en que, dos a?os antes, se hab¨ªa producido la muerte, en un tiroteo con la polic¨ªa, del delincuente Fern¨¢ndez Carroto, milagroso superviviente de una refriega entre polic¨ªas y atracadores en la que dos de ¨¦stos murieron. El hecho de que ese superviviente luego abatido hubiera logrado fugarse con el bot¨ªn, m¨¢s la circunstancia de que entre los polic¨ªas participantes en la operaci¨®n figurasen algunos agentes presuntamente implicados en la red de corrupci¨®n, aument¨® la sospecha de que lo conocido era s¨®lo una peque?a parte.
Transcurridos casi tres a?os y medio desde la desaparici¨®n de El Nani, el Ministerio del Interior no ha facilitado todav¨ªa ninguna versi¨®n de los hechos diferente a la ya insostenible difundida en los primeros momentos. La acumulaci¨®n de evidencias e indicios solventes permiti¨® el procesamiento de varios polic¨ªas. Pero durante este tiempo se han multiplicado, junto a desaf¨ªos a la acci¨®n de la justicia -como el homenaje tributado por sus compa?eros de la Jefatura Superior de Bilbao a algunos de los procesados-, iniciativas destinadas a desviar la direcci¨®n de las investigaciones y a confundir a la opini¨®n p¨²blica.
La peri¨®dica aparici¨®n de informaciones en las que se asegura que El Nani vive y ha sido visto en tal o cual pa¨ªs latinoamericano forma parte de esta estrategia. El objetivo es atrasar las investigaciones con la esperanza de que, una vez cumplido el plazo, correspondiente desde la detenci¨®n de los acusados, ¨¦stos sean puestos en libertad provisional. Tal vez para seguir los pasos del ultra Hell¨ªn.
Son precisamente esos antecedentes los que avalan la verosimilitud de las declaraciones ante el juez Mart¨ªnez Arrieta del delincuente Fern¨¢ndez Navia, conocido como El Jomeini. Porque si bien es posible que El Jomeini haya mentido, la versi¨®n facilitada por la polic¨ªa de Bilbao, seg¨²n la cual fue el propio delincuente quien se present¨® en comisar¨ªa para declarar que hab¨ªa visto a El Nani en Madrid 18 meses despu¨¦s de su desaparici¨®n, es absolutamente incre¨ªble.
Y en cualquiera de los casos quedar¨ªa por explicar la raz¨®n de que un polic¨ªa que ha sido separado del servicio precisamente por su presunta vinculaci¨®n con la trama de esa mafia policial denunciada por Venero, tenga ocasi¨®n de escuchar, si no de interrogar, a una persona acusada de haber participado en el atraco organizado por el joyero-confidente en su propio establecimiento.
En todo este asunto hay ya demasiada oscuridad y obstruccionismo y, sobre todo, demasiados muertos -tres al menos, adem¨¢s del desaparecido Nani- como para ser despachado con latiguillos sobre la ine vitabilidad de que en todo colectivo, gen¨¦ricamente ejemplar, aparezcan algunas manzanas podridas. La prioridad otorgada por el Gobierno a la pol¨ªtica de seguridad, y en particular a la lucha contra el terrorismo, en la que tan decisiva resulta la colaboraci¨®n ciudadana, exige afianzar la confianza de la poblaci¨®n en las fuerzas de polic¨ªa. Pero eso s¨®lo ser¨¢ posible si la determinaci¨®n de destituir a dos mandos policiales, tomada ayer con inusitada rapidez, es el primer s¨ªntoma de que comienza una decidida acci¨®n para esclarecer las responsabilidades apartar de los cuerpos de seguridad y enviar a la c¨¢rcel a quienes propician la corrupci¨®n o la practican.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.