Planteamientos de la Coordinadora de M¨¦dicos de Hospitales
Cada Gobierno democr¨¢ticamente elegido tiene el derecho a elaborar las bases del desarrollo de la pol¨ªtica sanitaria que considere m¨¢s adecuada para responder a las necesidades reales de la poblaci¨®n. Es, sin embargo, dif¨ªcilmente justificable que para hacerla efectiva emplee exclusivamente a minoritarios equipos de direcci¨®n, implantados por el improcedente m¨¦todo de la libre designaci¨®n, con base m¨¢s en criterios ideol¨®gicos que en criterios t¨¦cnico-profesionales. El sustrato ideol¨®gico de los profesionales hospitalarios es, afortunadamente, heterog¨¦neo, y en un largo proceso evolutivo se hab¨ªa conseguido postergarlo ante planteamientos t¨¦cnico- sanitarios. Los datos referidos explican f¨¢cilmente el rechazo progresivo que han experimentado los equipos de direcci¨®n presididos por un director gerente (m¨¦dico, ingeniero, empleado de caja de ahorros, etc¨¦tera) instaurado por libre designaci¨®n y detentador del poder con car¨¢cter unipersonal y absoluto. Se produc¨ªa as¨ª una situaci¨®n evocadora a nivel local hospitalario del r¨¦gimen pol¨ªtico anterior, aunque esta vez de signo ideol¨®gico contrario.Participaci¨®n
La politizaci¨®n expuesta de los ¨®rganos de gobierno de las instituciones hospitalarias no pudo ser asimilada por los profesionales implicados, por encontrarse ya instalados en un sistema de convivencia democr¨¢tica. Los efectos del citado factor en la g¨¦nesis del deterioro hospitalario se vieron intensificados cuando, simult¨¢neamente con la instauraci¨®n de una direcci¨®n fuertemente ideologizada, se produjo una anulaci¨®n de los mecanismos de participaci¨®n profesional y democr¨¢tica a nivel decisorio. Desde 1972, es decir, en la ¨²ltima etapa del r¨¦gimen pol¨ªtico anterior, los hospitales p¨²blicos hab¨ªan conseguido un marco organizativo y funcional que podr¨ªa ser considerado como predemocr¨¢tico. Ya desde aquel momento exist¨ªa como ¨®rgano m¨¢ximo de direcci¨®n una junta de gobierno que regulaba las actuaciones de los ¨®rganos unipersonales de direcci¨®n. Su constituci¨®n era s¨®lo parcialmente democr¨¢tica, contando con miembros designados y otros directamente elegidos por el personal sanitario. La toma de decisiones se hac¨ªa por procedimientos democr¨¢ticos, pero, obviamente, el marco pol¨ªtico general segu¨ªa siendo autoritario. La orden ministerial de 28 de febrero de 1985, que instauraba la figura del director gerente por libre designaci¨®n, abol¨ªa simult¨¢neamente todo cauce de participaci¨®n profesional, y democr¨¢tica. a nivel decisorio. Anulada recientemente por el Tribunal Supremo por haber ignorado la existencia de jerarqu¨ªa normativa, pretende ser reinstaurada con escasas modificaciones que acent¨²an m¨¢s su car¨¢cter regresivo por la v¨ªa del real decreto. Actualmente, tal l¨ªnea de actuaci¨®n se considera como una de las causas fundamentales de la regresi¨®n hospitalaria, a causa de la exclusi¨®n de los profesionales, y goza de rechazo pr¨¢cticamente un¨¢nime, al ser calificada. como monumento al autoritarismo excluyente, incompatible con nuestros derechos constitucionales.
El tercer factor que se ha reconocido como causa fundamental del deterioro hospitalario ha sido la insuficiente dotaci¨®n presupuestaria. La estructura piramidal autoritaria excluyente de los ¨®rganos de direcci¨®n de los hospitales no era el producto de una desafortunada incoherencia, sino la condici¨®n necesaria para establecer un dr¨¢stico plan de ahorro econ¨®mico sin contestaci¨®n posible. Bajo un aparente intento de gestionar mejor los hospitales se ocultaba un plan para efectuar una detracci¨®n presupuestaria, cuyo destino era financiar irregularmente la estructura de atenci¨®n primaria, aparente prioridad gubernamental. La situaci¨®n se agrav¨® notablemente en 1986, cuando, adem¨¢s de la detracci¨®n presupuestar¨ªa a la atenci¨®n hospitalaria, se intent¨® una reducci¨®n en la inversi¨®n sanitaria global de 85.000 millones de pesetas, que pasaba a situarse en menos de la mitad de la media europea con respecto al producto interior bruto. De esa forma, los dos grandes pilares de un sistema sanitario avanzado, representados por la atenci¨®n primaria y por la atenci¨®n hospitalaria, pasaban a situarse en un marco presupuestario que dificilmente permit¨ªa su viabilidad. L¨®gicamente, todas las promesas de mejoras laborales y salariales que se hab¨ªan hecho ya en el a?o 1982 quedaron incumplidas. Un intento actual de recuperaci¨®n presupuestaria no ha logrado sino situar la inversi¨®n en los niveles de 1980 y ha sido ¨²nicamente orientada hacia la atenci¨®n primaria, sin influir en la degradada situaci¨®n hospitalaria.
Sobre la base de lo expuesto es f¨¢cil comprender el deterioro progresivo de los hospitales p¨²blicos. Politizados, desprovistos por exclusi¨®n consciente de los apoyos profesionales, socavadas sus bases tecnol¨®gico-estructurales y ofreciendo p¨¦simas condiciones salariales, caminaban hacia el desastre funcional que hoy alcanza el l¨ªmite irreversible.
Medicina cient¨ªfica
Los profesionales sanitarios hospitalarios, que en los ¨²ltimos 20 arios hab¨ªan contribuido al abandono de una medicina emp¨ªrica, oscura e ineficaz, ve¨ªan cada vez m¨¢s dificultada su actividad, inscrita en la medicina cient¨ªfica, cuyas aplicaciones ya se encontraban a nivel de las altas tecnolog¨ªas o de los sofisticados procesos terap¨¦uticos como los trasplantes o la reimplantaci¨®n de miembros seccionados, por citar alg¨²n ejemplo.
Dado que en diciembre de 1985 carec¨ªan de una estructura de representaci¨®n que trasladase fielmente sus graves problem¨¢ticas a la Administraci¨®n, consideraron la necesidad de expresarse directamente a trav¨¦s de una Coordinadora de M¨¦dicos de Hospitales, al amparo del art¨ªculo 105 de la Constituci¨®n. En febrero de 1987 expresaron en un detallado documento final sus planteamientos, que, en un esfuerzo informativo sin precedentes, hicieron llegar a todas las instituciones representativas del pa¨ªs.
En s¨ªntesis, analizaban los conceptos esenciales de una reforma sanitaria avanzada, proponiendo la clarificaci¨®n de la pol¨ªtica sanitaria, a partir de consideraciones t¨¦cnico-profesionales. Reclamaban el marco presupuestario necesario hasta alcanzar la media europea de inversi¨®n sanitaria, es decir, ped¨ªan su pr¨¢ctica duplicaci¨®n. Para el ¨¢mbito de su estricta incumbencia, es decir, para los hospitales p¨²blicos, solicitaban la adopci¨®n de un esquema laboral, salarial y de participaci¨®n profesional y democr¨¢tica perfectamente integrado y de cuya aplicaci¨®n se derivar¨ªa la recuperaci¨®n funcional hospitalaria. Pocos, fuera de los propios ¨¢mbitos profesionales, comprendieron que, aun mencion¨¢ndose cantidades econ¨®micas, no se trataba de una simple reivindicaci¨®n salarial. Se ped¨ªan distintos tipos de dedicaci¨®n laboral destinados a una promoci¨®n selectiva de la asistencia a los pacientes, de la investigaci¨®n y la docencia, con las justas compensaciones econ¨®micas correspondientes. Ser¨ªa la libre responsabilidad de los profesionales, con control bilateral por parte de ellos y de la Administraci¨®n, la que regular¨ªa los tipos de dedicaci¨®n, pensando siempre en un adecuado empleo de los recursos, para conseguir hospitales m¨¢s eficaces. Solicitaban la modificaci¨®n de los ¨®rganos de gobierno, proponiendo estructuras netamente democr¨¢ticas, pero siempre con el apoyo de comisiones t¨¦cnicas muy espec¨ªficas, cuya eficacia se garantizaba integrando su funcionamiento con el esquema laboral- salarial. En definitiva, se pnirriaba la dedicaci¨®n hospitalaria, respetando la libertad de opciones y excluyendo las arbitrariedades y las discriminaciones que se hab¨ªan sufrido en los ¨²ltimos a?os, con grave repercus¨ª¨®n en el deterioro hospitalario.
Pero ser¨ªa inexacto decir que s¨®lo se planteaba una remodelaci¨®n con base t¨¦cnico-profesional de los hospitales. Se apostaba decididamente por la implantaci¨®n de los h¨¢bitos democr¨¢ticos en la vida diaria y por la explotaci¨®n de todas sus posibilidades en base a los art¨ªculos 105, 9, 29, 28, 7, 37 y 52 de nuestra Constituci¨®n de 1978. En tales art¨ªculos se legitima la "participaci¨®n directa" de los ciudadanos en la elaboraci¨®n de las dlsposiciones administrativas que les afecten.
La participaci¨®n a trav¨¦s de organizaciones o asociaciones reconocidas por la ley es la otra posibilidad de intervenir que garantiza nuestro ordenamiento constitucional. Pero una f¨®rmula no excluye a la otra, y es la "participaci¨®n directa" la que da car¨¢cter aut¨¦nticamente democr¨¢tico a nuestra Constituci¨®n, ya que si no existir¨ªan exclusivamente las posibilidades de una democracia org¨¢nica. Por otra parte, ninguna de las organizaciones o asociaciones reconocidas por la ley tiene elmonopolio de la negociaci¨®n de temas concretos que afecten a les ciudadanos de tipo laboral, salarial, profesional, etc¨¦tera.
Representatividad
La Coordinadora de M¨¦dicos de Hospitales s¨®lo tiene que demostrar su representatividad, si pretende intervenir ante la Administraci¨®n, en problemat¨ªcas que conciernen al colectivo en general, cosa que har¨¢ a trav¨¦s del grado de seguimiento de la huelga legal convocada, seg¨²n sus directrices, a nivel estatal para los d¨ªas 10, 16, 17, 18, 26, 27, 28, 30 y 31 de marzo, sin entrar jam¨¢s en la pretensi¨®n de excluir a otras entidades de representaci¨®n.
Los promotores iniciales de la coordinadora, que a diferencia de Daniel Cohn-Bendit, un destacado miembro de su generaci¨®n, no se han retirado a contar la historia de sus desilusiones desde el porche de la nostalgia, consideran que a¨²n es necesario el esfuerzo de todos en el largo viaje hacia la libertad.
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