Un buen enemigo

Historias de novias con muchachote, composiciones instrumentales y canciones con un humor bastante elemental, son las excusas que se ha inventado Josele Santiago para demostrar sus dotes como guitarrista y compositor y su amor por la m¨²sica negra, amparado bajo el hombre de Los enemigos. En la buscada escasa consistencia de los textos, luchan, con desiguales resultados, el atractivo de lo ingenuo con lo que no pasa de simple.Josele Santiago tiene fundamentos para esperar de ¨¦l algo interesante. Guitarrista con m¨¢s facultades que t¨¦cnica, lo que no quiere decir que carezca de ¨¦sta, se mueve bien en los terrenos derivados del blues y su presencia en escena tiene fuerza para hacer creible la influencia negra en su m¨²sica, apoyada por una voz algo forzada pero convincente. Su versatilidad como guitarrista le permite adentrarse en temas instrumentales, que salpican la actuaci¨®n colore¨¢ndola de country y soul.

Sin duda, es el motor del grupo y en sus actuaciones careci¨® del respaldo r¨ªtmico necesario para desenvolverse c¨®modamente, debido a que el cambio de componentes parece ser una de las caracter¨ªsticas de Los Enemigos. Josele Santiago necesita olvidarse que junto a ¨¦l tocan una bater¨ªa y un bajo -reci¨¦n incorporado al grupo- para centrarse en su guitarra. Y si el ritmo no tiene la precisi¨®n del metr¨®nomo, la actuaci¨®n pierde tensi¨®n y se hace menos brillante de lo que cabr¨ªa esperar, lo que es excusable en una actuaci¨®n con el ambiente y clima de una sala que coloca el "no hay billetes" con 200 personas, pero dif¨ªcilmente salvables ante p¨²blico m¨¢s numeroso y menos incondicional.