Teor¨ªa del terremoto

A McCoy Tyner se le qued¨® peque?o el piano que le pusieron para que tocara, un Steinway como una casa. McCoy tiene diez manos, y esta obsesionado por la escala pentat¨®nica. Eso hace que sus interpretaciones resulten a la vez profusas y obstinadas. Los solos de McCoy Tyner son ejercicios de din¨¢mica que arrancan del fort¨ªssimo para ir a m¨¢s. Es la vieja teor¨ªa del terremoto que invent¨® Cecil B. DeMille para el cine.A los otros dos miembros de la r¨ªtmica les basta con dejarse arrastrar por la propulsi¨®n del jefe. Avery Sharpe tiene la contundencia y reflejos al contrabajo, y un curioso sonido percutiente al bajo ecl¨¦ctrico; son, en fin, caracter¨ªsticas m¨¢s propias de un pugilista que de un m¨²sico. El mejor fue el bater¨ªa Louis Hayes, que es capaz de convertir el ¨ªmpetu de los dem¨¢s en ritmo, lo que tiene bastante m¨¦rito.

Jackie McLean se port¨® al principio como el pirata de La isla del tesoro. Aparec¨ªa y desaparec¨ªa. Cuando decidi¨® quedarse, se le vio gordito y domesticado. Las veces que encontr¨® un hueco para meterse en la m¨²sica de los otros, tarea nada f¨¢cil, solucion¨® la papeleta con destreza, aunque sin aquella cualidad punzante, como de navajero del jazz, que puso un punto de incertidumbre en el sonido Blue Note de los sesenta.

Y ya que hablamos de sonido, terminemos con el sonido. El concierto se anunciaba como parte de un festival de jazz, y l¨®gico es que sonara como jazz de festival. Con esto no digo que el sonido fuera malo, sino que no era el sonido del San Juan Evangelista.