En busca de la formaci¨®n adecuada
El conflicto que ha enfrentado a los m¨¦dicos posgraduados que tienen acceso al programa de formaci¨®n hospitalaria, conocido como sistema MIR, con el Ministerio de Sanidad y Consumo ha puesto en evidencia, seg¨²n el autor, algunos problemas b¨¢sicos del funcionamiento de los hospitales espa?oles.
Debe ser asumido que la formaci¨®n de los m¨¦dicos ha de realizarse en un hospital. Durante un tiempo determinado, el m¨¦dico reci¨¦n graduado deber¨¢ hacerse cargo de una labor asistencial con responsabilidad y dedicaci¨®n. Ambos caracteres son parecidos para su adecuada formaci¨®n. En otras palabras, la ¨²nica forma de aprender medicina es ejerci¨¦ndola directamente, sin que exista un profesor en papel de intermediario entre el aprendiz y el enfermo, aunque se precise del instructor experto para la adecuada supervisi¨®n o el consejo. Este proyecto s¨®lo puede desarrollarse en el hospital, que es la instituci¨®n que puede ofrecer apoyo y variedad de casos cl¨ªnicos al joven m¨¦dico y garant¨ªas al enfermo.En segundo lugar, est¨¢ universalmente aceptado que los hospitales generales han de funcionar con m¨¦dicos reci¨¦n graduados como receptores de la mayor carga de trabajo asistencial. Los mejores hospitales del mundo despachan sus obligaciones diarias y rutinarias gracias al trabajo. de los m¨¦dicos residentes. Con este contenido, el de trabajador entregado a resolver todas las cuestiones cl¨ªnicas que surjan a cualquier hora, la denominaci¨®n habitual de residente adquiere especial identificaci¨®n con su labor. Son los residentes los encargados de atender a los enfermos y de realizar las guardias.
En tercer lugar, los m¨¦dicos de plantilla deben ocuparse de organizar el trabajo de los residentes y de orientarles en las fuentes de aprendizaje m¨¢s convenientes. Deben ser expertos en temas puntuales o en ¨¢reas particulares de la medicina. Por fin, son los encargados de ense?ar a los estudiantes de medicina los temas que mejor conocen. Es decir, han de ser especialistas, aunque sin dejar de ser m¨¦dicos generales. En los pa¨ªses que disfrutan de mayores avances en medicina, la formaci¨®n de un m¨¦dico comienza como generalista y la especializaci¨®n es posterior. En muchos hospitales punteros, los enfermos ingresan en ¨¢reas de medicina interna, son vistos por los residentes y orientados por especialistas consultores.Normativa europeaEn cuarto lugar, la CEE establece que los m¨¦dicos generales espa?oles, para poder circular libremente junto con los de la comunidad, deben realizar dos a?os de aprendizaje hospitalario.
En nuestro pa¨ªs, el Ministerio de Sanidad ha convocado menos de 1.900 plazas de residentes para cubrir las necesidades de todos los hospitales que acrediten suficiente entidad para poder formarlos. En este n¨²mero se incluyen los m¨¦dicos de familia y m¨¦dicos especialistas. El n¨²mero de plazas ofertadas por los hospitales es muy superior a las cubiertas por el Ministerio. El motivo de tal discordancia est¨¢ en que las necesidades estimadas oficialmente de especialista en nuestro pa¨ªs se ajustan al n¨²mero calculado por el Ministerio. En tal situaci¨®n, los residentes optan por elegir los hospitales de m¨¢s prestigio. El conflicto ha surgido cuando el ministerio ha obligado a los MIR a elegir seg¨²n un cupo fijo para cada comunidad aut¨®noma, por lo que el n¨²mero de residentes que podr¨ªa acudir a los mejores hospitales se reducir¨ªa en beneficio de otros menos prestigiosos de las distintas comunidades aut¨®nomas. Sin duda tienen raz¨®n los MIR y los jefes de servicio de los hospitales m¨¢s ansiados por aqu¨¦llos cuando dicen que el examen MIR que posibilita el acceso a un hospital es suficientemente duro y selectivo como para que otorgue el derecho de elegir entre los hospitales ofertantes de forma libre al afortunado que lo supere. Pero tambi¨¦n tienen raz¨®n los m¨¦dicos de los hospitales perif¨¦ricos cuando protestan por no tener residentes para resolver problemas asistenciales b¨¢sicos.
Seguramente la soluci¨®n global al problema de la formaci¨®n de los MIR, 41 de la asistencia m¨¦dica hospitalaria y al de la formaci¨®n de m¨¦dicos generales facultados para desempe?ar dignamente el papel de m¨¦dicos de cabecera puede ser ¨²nica. Habr¨ªa que modificar la convocatoria MIR para a?os pr¨®ximos, adapt¨¢ndola a las exigencias de la CEE. Ello podr¨ªa realizarse convocando las plazas precisas de residentes de medicina general para cubrir las necesidades asistenciales de todos los hospitales reconocidos para impartir este tipo de docencia. El per¨ªodo de formaci¨®n ser¨ªa de dos a?os. Al final del mismo habr¨ªa que estudiar la f¨®rmula (examen o no) que acreditara tal t¨ªtulo. Posteriormente, el m¨¦dico general podr¨ªa entrar en el sistema de formaci¨®n de especialistas, optando a las plazas de MIR ofertadas por el ministerio en los mejores centros seg¨²n las necesidades estimadas, o bien podr¨ªa ser m¨¦dico de familia u orientar la pr¨¢ctica m¨¦dica a otros campos (salud p¨²blica, medicina preventiva, etc¨¦tera). Este sistema supone un mayor gasto en sanidad. Habr¨ªa que pagar a muchos m¨¢s m¨¦dicos residentes. El beneficio ser¨ªa triple:
1. La capacidad asistencial de los hospitales estar¨ªa garantizada.
2. La formaci¨®n integral de todos los m¨¦dicos ser¨ªa mucho m¨¢s homog¨¦nea y de mayor nivel.
3. Los que optaran a ser m¨¦dicos especialistas de los hospitales ser¨ªan los mejores, tanto por su capacidad intelectual como por aptitudes vocacionales personales.
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