Soy m¨¦dico anestesi¨®logo,
trabajo exclusivamente en un hospital de la red de asistencia p¨²blica, participo de la idea de progreso que la implantaci¨®n de la asistencia sanitaria generalizada ha supuesto y leo habitualmente EL PA?S, con cuya l¨ªnea de pensamiento en general me identifico, y digo en general porque no puedo estar de acuerdo con el editorial del pasado 11 de marzo referente a los m¨¦dicos. Al margen de intereses esp¨²rios que en toda colectividad existen, son, sin duda, mayor¨ªa los que, dedicados a nuestra profesi¨®n en la sanidad p¨²blica, participamos de la idea tendente a la extensi¨®n m¨¢xima de este servicio sin reservas, ni intereses de clase.De ah¨ª mi extra?eza: si nuestra tarea es necesaria hasta el punto de vaciar de contenido las huelgas la Administraci¨®n, incidentalmente dir¨¦ que me apunto a la concertaci¨®n y que me repugna la huelga como m¨¦todo de presi¨®n y m¨¢s en nuestro caso, si existe una extendida aquiescencia respecto a la exigencia de responsabilidades ante cualquier error m¨¦dico. ?Es admisible la situaci¨®n salarial en que nos desenvolvemos? En 10 a?os de trabajo tras la especializaci¨®n, un m¨¦dico adjunto consigue un salario bruto de aproximadamente 140.000 pesetas, el personal administrativo de la misma empresa gana 15.000 pesetas menos, las guardias son mal pagadas (alrededor de 900 pesetas hora), y en una coyuntura econ¨®mica diversa jam¨¢s hemos conseguido mejoras siquiera cercanas al ¨ªndice de aumento de la vida. As¨ª no puede la sociedad pretender el mantenimiento de un m¨ªnimo nivel cient¨ªfico-asistencial. No tema el p¨²blico espa?ol, los m¨¦dicos no haremos una huelga digna de tal nombre, pero tampoco se llamen a enga?o, la sanidad se est¨¢ erosionando y si el mal no se ataja ahora que a¨²n es tiempo, aflorar¨¢ con todas sus consecuencias.
Es evidente que deben ser gestores y administradores quienes distribuyan los fondos sanitarios; pero deben serlo competentes, y en eso, se?or editorialista, se equivoca usted meridianamente o tiene muy mala fe: los hospitales est¨¢n llenos de directivos cuya cualificaci¨®n administrativa es absolutamente nula o de muy reciente y acelerada adquisici¨®n, no as¨ª la pol¨ªtica.
Por ¨²ltimo, y termino, no se olvide que contra la falta de ilusi¨®n, motivaci¨®n y amor al trabajo no existen medidas; s¨®lo la ¨ªntima convicci¨®n de que nuestra funci¨®n es apreciada, que la sanidad p¨²blica, nuestro patr¨®n y empresario, nos considera en algo y no como enemigos har¨¢n que el sistema funcione y sirva a quien lo paga: todo el pueblo espa?ol.-
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