El 'secuestro' de Reinosa

El pasado 13 de marzo, EL PA?S informaba sobre los incidentes ocurridos en Reinosa, a ra¨ªz del secuestro de un flamante consejero aut¨®nomo, y a consecuencia de los cuales hab¨ªan resultado heridos de gravedad varios trabajadores y guardias civiles. El editorialista de EL PA?S arremet¨ªa contra los responsables de los incidentes: los mandos policiales y, muy especialmente, los at¨¢vicos dirigentes sindicales, con sus pr¨¢cticas de sindicalismo mafioso y antidemocr¨¢tico, que tratan de defender sus intereses a costa de los de los dem¨¢s. Curiosamente se pod¨ªa leer en el mismo diario que Reinosa, sobre una poblaci¨®n de 13.000 habitantes, llevaba perdidos 2.000 puestos de trabajo en los ¨²ltimos dos a?os; que el plan de saneamiento de Forjas y Aceros -obra, precisamente, del impoluto consejero retenido- preve¨ªa la reducci¨®n de 463 puestoscm¨¢s de los 1.763 que a¨²n quedaban. En otra p¨¢gina pod¨ªa leerse que nos aproxim¨¢bamos a la cota de los tres millones de parados. Tres d¨ªas antes se anunciaba movilidad funcional y geogr¨¢fica para los parados acogidos a los Condos de promoci¨®n de empleo. Con todos estos datos a su disposici¨®n, y muchos otros de parecido talante, el editorialista, sin embargo, no se planteaba la posible existencia de un tercer responsable de estos incidentes: la pol¨ªtica econ¨®mica del Gobierno, o los intereses de la clase capitalista, o como quiera llam¨¢rsele. EL PA?S, o su editorialista, prefiere mantener su m¨¢s escrupulosa neutralidad en el terreno macropol¨ªtico; pero ?cuidado!, cuando se trata de descender a lo cotidiano, a las salvajadas de unos cuantos palurdos de Reinosa, el editorialista destapa la caja de los truenos, se considera depositario de los excelsos valores de la democracia y la defiende con santa indignaci¨®n contra los alborotadores. La democracia exige sus m¨¢rtires, que los trabajadores acepten disciplinadamente los sacrificios necesarios para sacar adelante el pa¨ªs. Habr¨ªa que ver la reacci¨®n del editorialista si lo que estuviera en cuesti¨®n fuera su propio puesto de trabajo para sanear EL PA?S, con may¨²sculas. Probablemente, el secuestrador fuera entonces ¨¦l mismo.Por mi parte, me siento absolutamente ilegitimado para criticar estas reacciones desesperadas, o cualesquiera otras, de trabajadores que ven en peligro sus puestos de trabajo, lo que es decir su supervivencia. Y, por supuesto, no le reconozco a nadie, ni siquiera a EL PA?S (con may¨²sculas o sin ellas), el derecho a condenar a sus autores, sin ofrecer a cambio un medio digno de vida a los alborotadores.-