Un signo de madurez sindical
Desde que el PSOE gobierna -excepci¨®n hecha de 1983hay por primera vez una coincidencia b¨¢sica en las reivindicaciones de ambos sindicatos para la negociaci¨®n colectiva.Por primera vez desde casi el inicio de la transici¨®n se combina la ausencia de un gran pacto que determina los l¨ªmites de subida salarial con el hecho de reivindicar elevaciones salariales que realmente pueden mantener el poder adquisitivo e incluso mejorarlo ligeramente.
Por primera vez, las plataformas para la negociaci¨®n colectiva, el rechazo a los ataques a los trabajadores del campo, la movilizaci¨®n de la miner¨ªa asturiana, las huelgas en grandes empresas y sectores, la oposici¨®n al contenido de la pr¨®rroga de los Fondos de Promoci¨®n de Empleo, encuentran a ambas centrales en parecida ¨®rbita.
El que las luchas y movilizaciones obreras tengan la amplitud que contemplamos guarda relaci¨®n con todo esto.
Es un primer giro en el panorama sindical. Un giro con muchos intereses en contra, poniendo arena en su eje y buscando por todos los medios paralizarlo y m¨¢s tarde volver a la anterior situaci¨®n. Hasta tal punto se intenta romper ese inicial proceso de unidad en la acci¨®n que no hace falta ser muy perspicaz para darse cuenta que, por ejemplo, la firma en solitario del convenio general del metal por los dirigentes de la correspondiente federaci¨®n ugetista no es ajena a quienes no ven con buenos ojos el acercamiento general entre la mayor¨ªa de las organizaciones de CC OO y UGT.
Es la nueva situaci¨®n la que de momento ha permitido superar el 7% en el promedio de los salarios para los convenios firmados este a?o. Sin contar que, a¨²n en peque?a proporci¨®n, tambi¨¦n se est¨¢n consiguiendo reducciones de jornada y otras reivindicaciones.
Los hilos que atan la unidad de acci¨®n en curso son endebles. tampoco cabe entender que, de solidificarse, las tensiones y diferencias entre ambos sindicatos desaparecer¨¢n. Ni el tipo de sindicalismo, ni los sectores de trabajadores que ambos representan, ni su misma t¨¢ctica y objetivos a plazo medio son asimilables.
Pero es de vital importancia para los trabajadores y el sindicalismo intentar robustecer ese inicio de entendimiento. Porque, en primer lugar, da mucha m¨¢s eficacia a la acci¨®n sindical en la demanda de esas reivindicaciones sentidas por los trabajadores. Porque podr¨ªa abrir v¨ªas a nuevas iniciativas conjuntas que robustecieran al propio movimiento sindical y si, gracias a esa acci¨®n com¨²n, se paralizaran los prop¨®sitos de acentuar la agresi¨®n a los trabajadores, v¨ªa fractura a¨²n mayor del mercado de trabajo -las 27 medidas de Solchaga van por ah¨ª-, se consiguiera hacer retroceder lo iniciado en Hunosa, se rompiera con creces el techo salarial del 5% en el balance global de la negociaci¨®n colectiva de 1987..., se habr¨ªa dado al mismo tiempo un gran servicio a nuestra clase y un gran golpe en lo concreto a la pol¨ªtica del Gobierno, de la CEOE y de la derecha m¨¢s genuina.
Pol¨ªtica neoliberal
El movimiento obrero necesita imponer un giro a la pol¨ªtica neoliberal en curso. Si no consigue aunar a la inmensa mayor¨ªa de los trabajadores, no conseguir¨¢ ese objetivo. Tampoco cabe pensar que el giro ser¨¢ radical: hay demasiadas fuerzas internas y externas a nuestro pa¨ªs que est¨¢n a favor de que las cosas contin¨²en como hasta ahora.
La cuesti¨®n es, por tanto, acumular fuerzas de clase, escoger los eslabones m¨¢s d¨¦biles de la pol¨ªtica gubernamental y conseguir conquistas parciales que potencien el proceso unitario y animen a cada vez mayor n¨²mero de trabajadores a la acci¨®n sindical.
La idea de que convocar una huelga general no ten¨ªa por qu¨¦ repercutir en el actual nivel de coincidencia entre CC OO y UGT no parece acertada. Ha repercutido ya, no tanto en efectos de retroceso -alguno ha habido- como en frenos al avance. Pero la cuesti¨®n no es ¨¦sa. La cuesti¨®n es que, de haberse aprobado la convocatoria, la din¨¢rn¨ªca de CC OO habr¨ªa variado hacia tal objetivo y habr¨ªa impuesto en la pr¨¢ctica que todas las luchas en curso se inscribieran no tanto en los motivos espec¨ªficos que las provocan, sino en el objetivo global de la huelga general. Y puesto que de antemano se sab¨ªa que UGT no se subir¨ªa en ese carro, se desplazar¨ªa el inter¨¦s hacia encontrar otros aliados, por cierto, bastante dific¨ªles de encontrar.
Por eso consideramos muy acertado proponer a UGT una serie de reivindicaciones para ver si junto a ella y otros sindicatos encontramos una forma com¨²n de acci¨®n que las abran camino. Que esta iniciativa sea m¨¢s que dif¨ªcil no se le escapa a nadie. Pero es en esa direcci¨®n donde deben concentrarse los esfuerzos, haci¨¦ndolos compatibles con las movil¨ªzaciones en curso e intentando extender ¨¦stas el m¨¢ximo posible.
Claro es que la iniciativa de CC OO puede frustrarse. Es UGT quien mostrar¨¢ ahora cu¨¢les son sus l¨ªmites y posibilidades. Pero que las cosas no discurran como consideremos en esta etapa razonables, no podr¨¢n negar que la propuesta finalmente aprobada por CC OO es razonable. Para terminar, no creo ocioso decir otra cosa m¨¢s. No ha sido el mejor el tratamiento que lo acordado por el ¨®rgano m¨¢ximo de CC OO ha tenido en los medios de comunicaci¨®n.
Excesiva imprudencia
Pero reconozco que era inevitable, porque ha habido excesiva obstinaci¨®n y hasta imprudencia anunciando una huelga general, incluso por personas ajenas a CC OO, un mes antes de que se reuniera el ¨®rgano que deb¨ªa decidirla. No obstante, lo m¨¢s preocupante es que a nivel interno no haya habido un acuerdo de s¨ªntesis que evitara lo que finalmente pas¨®. Pues la votaci¨®n no era para una cuesti¨®n de tr¨¢mite, sino para algo de enorme trascendencia. Pod¨ªa perfectamente haber ocurrido que en lugar de un voto m¨¢s, contrario a la convocatoria de huelga general, hubiera habido un voto menos. Pero por mucha disciplina interna que se tenga -demostrada siempre en CC OO para las grandes decisiones- convocar una huelga general cuando se sab¨ªa que la mitad de los m¨¢ximos dirigentes de todas las organizaciones de rama y territorio no la ve¨ªan, ha servido para dar una dosis de dramatismo a algo que no debi¨® tenerlo, al menos en esa dimensi¨®n. Pues ni el futuro de los trabajadores, de CC OO y de la propia pol¨ªtica gubernamental iba a cambiar sustanc¨ªalmente porque el 30 de abril hubi¨¦semos hecho un paro amplio. El resultado definitivo es, afortunadamente, un signo de madurez sindical.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Opini¨®n
- Comisiones Obreras
- Relaciones institucionales
- UGT
- Huelgas generales
- Pol¨ªtica econ¨®mica
- Presidencia Gobierno
- Sindicatos
- PSOE
- Huelgas
- Gobierno
- Conflictos laborales
- Sindicalismo
- Partidos pol¨ªticos
- Pol¨ªtica laboral
- Administraci¨®n Estado
- Relaciones laborales
- Econom¨ªa
- Trabajo
- Pol¨ªtica
- Administraci¨®n p¨²blica