Arthur Schlesinger: "Reagan se ha metido en un agujero muy profundo y no podr¨¢ salir de ¨¦l"
"No hay nada en la Constituci¨®n de Estados Unidos que garantice que los hombres inteligentes van a ser elegidos presidentes"
Arthur Schlesinger, de 69 a?os, que form¨® parte del equipo de brillantes intelectuales cabezas de huevo que rodearon a la Casa Blanca de Kermedy, es un optimista hist¨®rico. Cree que 1990 marcar¨¢ el renacimiento de una nueva ¨¦poca m¨¢s liberal en Estados Unidos y un presidente dem¨®crata suceder¨¢ a Reagan, confirmando que ¨¦ste no ha conseguido alterar irreversiblemente el mapa social y pol¨ªtico. Schlesinger trabaja en su despacho de la universidad de la ciudad de Nueva York, que m¨¢s parece "una librer¨ªa de segunda mano", donde explica a sus alumnos lo que es la presidencia imperial.Rodeado de libros que se amontonan en pilas inestables por los suelos y desbordan sillas y mesas, y de retratos de los hermanos Kennedy, Schlesinger asegura que Reagan ha violado la Constituci¨®n y "no se da cuenta de que no est¨¢ por encima de la ley".
Para el profesor Schlesinger, que antes de Nueva York ense?¨® en Harvard y recibi¨® los Pulitzer de Historia por The age of Jackson, en 1946, y de Biograf¨ªa por Mil d¨ªas: JFK en la Casa Blanca, en 1966, afirma que la investigaci¨®n del Irangate es una "reiv¨ªndicaci¨®n de la democracia americana". Cree el viejo pero muy l¨²cido profesor que "la contra se ha acabado y que no habr¨¢ una invasi¨®n de Nicaragua". Denuncia la excesiva deferencia de los europeos con Washington y la falta de comunicaci¨®n entre las dos orillas del Atl¨¢ntico. Schlesinger, que acaba de publicar Los ciclos de la historia americana, afirma tajantemente que Mijail Gorbachov "es un aut¨¦ntico reformista".
Pregunta. ?Desde un punto de vista pol¨ªtico e hist¨®rico, la presidencia de Ronald Reagan est¨¢ acabada?
Respuesta. Creo que est¨¢ terminada, s¨ª. Se ha metido ¨¦l mismo en un agujero muy profundo y no va a poder salir de ¨¦l. La ¨²nica forma de salir de la crisis ser¨ªa hacer un acuerdo de control de armamentos sustancial sobre misiles estrat¨¦gicos, no s¨®lo de eliminaci¨®n de euromisiles. Pero esto ofender¨ªa a su ala derecha y requerir¨ªa tambi¨¦n abandonar la guerra de las galaxias, lo que es improbable. Gorbachov est¨¢ dispuesto a sacarle del pozo, preferir¨ªa un acuerdo con la Administraci¨®n republicana porque sabe que si lo hace con una Administraci¨®n dem¨®crata despu¨¦s de 1988 los republicanos lo atacar¨ªan. Desde el punto de vista sovi¨¦tico es mejor hacer el trato con Reagan aunque sea para salvarle. Pero no estoy seguro de que Reagan permita a Gorbachov que le salve.
P. Habla usted de un presidente dem¨®crata para suceder a Reagan en 1989.
R. Hay fuertes probabilidades de que haya uno, aunque lamento que candidatos muy fuertes, como Mario Cuorno o Kennedy, se hayan retirado. Es muy pronto para decir qui¨¦n ser¨¢ el pr¨®ximo presidente, ni siquiera los candidatos. En este momento, antes de las elecciones de 1980 nadie hubiera asegurado que Reagan iba a ser el candidato republicano, ni Carter el dem¨®crata en 1976. A¨²n pueden ocurrir muchas cosas hasta 1988.
Se acerca el cambio
P. ?Cree posible que cambie la tendencia conservadora dominante en el pa¨ªs o Reagan ha conseguido establecerla como algo m¨¢s definitivo?
R. S¨ª, cambiar¨¢. Hay un ritmo c¨ªclico en nuestra pol¨ªtica. Los a?os ochenta de Reagan son una recreaci¨®n de los cincuenta de Elsenhower, como los cincuenta fueron una reposici¨®n de los veinte de Hoover. Cada 30 a?os aproximadamente entramos en una era muy conservadora. Similarmente, con intervalos de 30 a?os (Theodore Rooselvet, 1901; Franklin Rooselvet, 1931; John Kennedy, 1961) entramos en fases liberales. Si contin¨²a este ritmo veremos en los a?os noventa un gran cambio en la direcci¨®n de la pol¨ªtica norteamericana.
Y la raz¨®n de los 30 a?os es que es la vida de una generaci¨®n. Las generaciones cuyas ideas fueron formadas por Franklin Rooselvet, Kennedy y Johnson, cuando llegaron al poder plasmaron esas ideas en la nueva frontera y en la gran sociedad. Kennedy inspir¨® a una generaci¨®n, cuyo momento llegar¨¢ en los a?os noventa. Dentro de 30 a?os, en la segunda d¨¦cada del siglo XXI, llegar¨¢ la generaci¨®n inspirada por Reagan y habr¨¢ una nueva era conservadora. El esp¨ªritu de los a?os treinta y de los sesenta, el tradicional liberalismo americano, la creencia en que el Gobierno debe hacer cosas para los m¨¢s despose¨ªdos regresar¨¢.
P. ?Por qu¨¦ durante seis a?os el pueblo americano y la Prensa, que conoc¨ªan bien la escasa capacidad intelectual de Reagan, su estilo y descuidada forma de gobernar, le han perdonado todo? ?Cree que este mismo pueblo le perdonar¨¢ otra vez?
R. La gente quiere mucho a Reagan. Pero es interesante observar la velocidad con que ha ca¨ªdo este apoyo. Casi inmediatamente despu¨¦s del estallido del Irangate, m¨¢s de la mitad del pa¨ªs cree que est¨¢ mintiendo. Esto muestra que personalmente le quieren, pero no tienen un intenso compromiso personal con ¨¦l. Nixon tuvo m¨¢s apoyo inicial du rante el encubrimiento del Watergate, en el Congreso y en el electorado, que el que ha tenido Reagan.
P. ?Cree usted que habr¨¢ una prueba definitiva contra el presidente? Y aunque no sea as¨ª ?debe ser finalmente responsable de lo ocurrido?
R. Creo que est¨¢ cogido po ambos lados. O sab¨ªa lo que pa saba, sobre todo si se demuestra que estaba mintiendo sobre su conocimiento del desv¨ªo de fondos a la contra, en cuyo caso se situar¨¢ en la zona del impeachment (procesamiento). O, por el contrario, si todo se desarrollaba sin que ¨¦l lo supiera, tampoco es una gran absoluci¨®n.
Los errores presidenciales
P. ?Por qu¨¦ es tan importante el Irangate? Todos los presidentes han tenido sus desastres: Kerme dy, en Bah¨ªa de Cochinos; John son, en Vietnam; Nixon, con Watergate; Carter, con Ir¨¢n.
R. Los presidentes cometen errores. No hay nada en la Constituci¨®n que garantice que lo hombres inteligentes van a se elegidos presidentes. Ya hace un siglo un autor ingl¨¦s, James Price, se preguntaba por qu¨¦ los grandes hombres no son elegidos presidentes. O sea, que esto no es nada nuevo. Pero lo que convierte a los casos de Nixon y Reagan en especiales es que sus errores implican violaciones de la ley y de la Constituci¨®n.
El Watergate y la crisis Ir¨¢n-contra son diferentes en muchos aspectos, pero comparten el error de que el presidente est¨¢ por encima de la ley. Y lo que me sorprende aqu¨ª es que el presidente y sus hombres no hacen un acto de contrici¨®n por haber ignorado las le es aprobadas por el Congreso. Ista es la verdadera pregunta. ?Est¨¢ o no el presidente por encima de la ley? La Constituci¨®n dice que no. No creo ni siquiera que Reagan se d¨¦ cuenta de esto, no lo comprende.
P. Tras los repetidos fracasos presidenciales, ?es razonable pensar en una reforma constitucional que le diera m¨¢s poder al Parlamento? En un sistema parlamentario europeo esta Administraci¨®n hubiera ca¨ªdo. ?O cree, por el contrario, que el sistema funciona y son las personas quienes han fallado?
R. No creo que deba reformarse la Constituci¨®n. Creo en la separaci¨®n de poderes. Cuando un presidente se excede, autom¨¢ticamente se ponen en marcha fuerzas autocorrectoras. Y esto es lo que est¨¢ pasando con las investigaciones del Congreso. Se est¨¢ restaurando el equilibrio de la Constituci¨®n. No s¨¦ en Espa?a, pero en el Reino Unido esto no ocurrir¨ªa. Ning¨²n Gobierno ha ca¨ªdo all¨ª por un voto de confianza desde 1924.
Esta misma semana se ha revelado que el MI-5, la contrainteligencia, en 1974 trat¨® de desestabilizar el Gobierno laborista de Harold Wilson. Margaret Thatcher ha conseguido bloquear la investigaci¨®n parlamentaria. La gran virtud de la separaci¨®n de poderes, como dec¨ªa el senador Sam Erwin, es que es muy dificil corromper las tres ramas de poder al mismo tiempo. .
P. ?Cree que podr¨ªa llegarse a un impeachment del presidente por el Irangate como en el caso de Nixon, que abandon¨® la presidencia amenazado de procesamiento?
R. Si resulta que Reagan est¨¢ mintiendo sobre lo que sab¨ªa del desv¨ªo de fondos a la contra, tendr¨¢ que dimitir. Otra cosa que provocar¨ªa un gran problema ser¨ªa si se prueba que los fondos fueron a parar a campa?as pol¨ªticas internas.
P. ?Cu¨¢l ser¨¢ la herencia de este presidente: su doctrina de ayuda a los 'luchadores por la libertad en todo el mundo, la Iniciativa de Defensa Estrat¨¦gica (SDI), la restauraci¨®n del patriotismo y del orgullo americano o los grandes d¨¦ficit?
R. El gran d¨¦ficit, el haber doblado el tama?o de la deuda nacional. No habr¨¢ una herencia muy positiva. La restauraci¨®n de la confianza del pueblo americano en s¨ª mismo es una ilusi¨®n. Recobramos la confianza porque derrotamos a Granada. No es una gran cosa. Sin Irangate tampoco creo que hubiera sido muy diferente.
P. ?Por qu¨¦ desde Vietnam es tan dif¨ªcil que Estados Unidos realice una pol¨ªtica exterior sensata que pueda ser apoyada por todos los americanos y, por los aliados?
R. Esta Administraci¨®n es heredera de los viejos republicanos aislacionistas. Pero el aislacionismo como retirada del mundo ya no es posible. Ahora, en los a?os ochenta, es unilateralismo: Estados Unidos actuando por libre sin tener en cuenta las alianzas o a los aliados. Este Gobierno sufre de la ilusi¨®n, que afecta a todas las superpotencias, de que conocemos los intereses de otros pa¨ªses mejor que ellos mismos. Este es el problema. La pol¨ªtica de esta Administraci¨®n no s¨®lo es unilateral, sino que adem¨¢s tiende a descansar en soluciones militares para problemas Pol¨ªticos. Y est¨¢ movida por un convencimiento mesi¨¢nico de que la misi¨®n de Am¨¦rica es salvar al mundo.
El fin de la 'contra'
P.?Qu¨¦ va a. pasar con los contras en los ¨²ltimos 22 meses de Reagan en la Casa Blanca? ?Cree que aun existe un peligro de intervenci¨®n en Nicaragua?
R. A menos que la Administraci¨®n se haya vuelto loca, creo que la contra se ha acabado. Son una subsidiaria de la CIA y siento tristeza personalmente por esa gente, a la que le hemos dado dinero a cambio de sus vidas. Porque les hemos estimulado a luchar y luego les abandonaremos. Esta ha sido una gran falacia de la doctrina Reagan. Es una doctrina insensata, a menos que estemos dispuestos a seguirla con tropas norteamericanas. No creo que esta Administraci¨®n se atreva a una intervenci¨®n militar. Howard Baker ser¨¢ una influencia moderadora en contra, aunque Carlucci, el nuevo consejero de Seguridad Nacional, es un duro. La pol¨ªtica que hemos seguido en Centroam¨¦rica, lejos de detener la extensi¨®n del comunismo, est¨¢ promovi¨¦ndolo. La militarizaci¨®n del problema juega a favor de los marxistas.
P. La SDI, el sue?o de este presidente, ?acabar¨¢ con su salida de la Casa Blanca o el proyecto continuar¨¢ adelante?
R. El esfuerzo de Reagan es hacer irreversible la guerra de las galaxias, intentando que se apruebe dinero para sostenerlo y, sobre todo, creando intereses en el programa, aqu¨ª y en Europa, mediante contratos de investigaci¨®n con empresas para que se conviertan en un lobby para la SDI. Pero no creo que lo con siga.
P. Qu¨¦ piensa de las reformas de Gorbachov? ?C¨®mo cree que deben ser respondidas?
R. No tengo dudas de que est¨¢n ocurriendo cosas sorprendentes en la URSS. Gorbachov es un aut¨¦ntico reformista. Tiene sus problemas, resistencias internas. Una de las razones por las que le gustar¨ªa un control de armas estrat¨¦gicas; es porque necesita triunfos internacionales para reforzar su posici¨®n interna. Y por eso quiere venir a Washington. Occidente no puede hacer mucho por ayudarle, pero dentro de esos l¨ªmites debiera hacer o posible por reforzar a Gorbachov.
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