La mujer militar
LA SOLICITUD presentada por la joven Ana Moreno, de 17 a?os, para ¨¢cceder a la Academia General del Aire ha puesto de relieve el vac¨ªo legal existente en el ¨¢rea relativa a la participaci¨®n femenina en las Fuerzas Armadas. La Constituci¨®n, que proh¨ªbe en su art¨ªculo 14 cualquier discriminaci¨®n por raz¨®n de sexo, ampara a esta joven en su derecho a intentar acceder al Ej¨¦rcito del Aire. Espa?a, adem¨¢s, es uno de los pocos pa¨ªses, incluidos los de mayor tradici¨®n democr¨¢tica, en los que no existe legislaci¨®n discriminatoria al respecto. Pese a todo, el Ministerio de Defensa ha comunicado a Ana Moreno que "noes posible legalmente" admitir su solicitud hasta que no se apruebe una ley sobre la participaci¨®n de la mujer en las Fuerzas Armadas, prevista en el art¨ªculo 36 de la ley org¨¢nica de la Defensa.Hace varias semanas, y con anterioridad a conocerse esta solicitud, la diputada del Partido Dem¨®crata Popular (PDP) Pilar Salarrullana plante¨® en el Congreso de los Diputados el problema de la incorporaci¨®n femenina a las Fuerzas Armadas. En el curso de la discusi¨®n, el ministro de Defensa, Narc¨ªs Serra, le comunic¨® que no hab¨ªa inconveniente alguno. El problema se plantea, pues, cuando, a pesar de no haber discriminaci¨®n legal, no existe una legislaci¨®n concreta. Por eso, no es extra?o que la familia de la joven haya anunciado que presentar¨ªa un recurso de amparo ante el Tribunal Constitucional. Es evidente que al departamento le ha cogido desprevenido el caso. De hecho, la soluci¨®n adoptada no puede entenderse sino como una manera de soslayar provisionalmente una cuesti¨®n espinosa.
Pero el problema contin¨²a planteado y el Ministerio de Defensa se ha apresurado a se?alar que, antes de que concluya el a?o, el departamento elaborar¨¢ un proyecto de ley sobre la incorporaci¨®n de la mujer a los ej¨¦rcitos. Actualmente, y siguiendo los pasos de Ana Moreno, son varias decenas de mujeres las que ya han expresado su intenci¨®n de presentarse a nuevas convocatorias, sobre todo para acceder a los cuerpos t¨¦cnicos militares, como el jur¨ªdico, el de sanidad o el de intendencia.
Hasta ahora, la exigua participaci¨®n de la mujer en los ej¨¦rcitos espa?oles se concreta en las damas de sanidad (enfermeras), en las auxiliares de vuelo (azafatas) y en las administrativas. En el Ministerio de Defensa ya hay una mujer al frente de la Subdirecci¨®n General de Armamento y Material, y a nadie puede ocurr¨ªrsele argumentos para sostener que un hombre puede desempe?ar mejor que una mujer el papel de jur¨ªdico de cualquiera de las tres armas.
En legislaciones occidentales que permiten el libre acceso de la mujer a los ej¨¦rcitos, uno de los escasos l¨ªmites suele estar en el acceso a puestos operativos o de combate, como son los de pilotos de cazabombarderos, destino al que aspira Ana Moreno. Pero este l¨ªmite ha sido abolido en pa¨ªses n¨®rdicos, donde hace a?os que hombres y mujeres cubren los puestos de piloto en unidades de cazas; y en Argelia se cuentan dos mujeres pilotando aviones de combate.
El que este asunto haya saltado a la actualidad sirve tambi¨¦n para recordar que los derechos y obligaciones son iguales para todos, y as¨ª la plena incorporaci¨®n de la mujer a los ej¨¦rcitos deber¨¢ ir acompa?ada de una equiparaci¨®n de sexos a la hora de realizar el servicio militar. De hecho, tambi¨¦n la actual legislaci¨®n del servicio militar prev¨¦ una ley sobre ello. No se trata s¨®lo de permitir que las mujeres puedan ser oficialas o coronelas, sino tambi¨¦n de que vayan a la mili en igualdad de condiciones que los hombres.
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