"Mahoma es nuestro gu¨ªa"
Mitin de los Hermanos Musulmanes de Egipto, con las pir¨¢mides al fondo
El inicio del mitin se retrasa, pero nadie se pone nervioso. Al final, los miembros de la cofrad¨ªa de los Hermanos Musulmanes comprenden que hab¨ªan ido un poco lejos y retiran la pancarta. El polic¨ªa, uniforme negro a punto de reventar, respira con alivio y da su venia para el acto electoral, que se celebraba en El Cairo. Los Hermanos Musulmanes pretend¨ªan presidir la reuni¨®n con una gran banderola en la que se ve¨ªa su escudo, sables cruzados y el Cor¨¢n, y se le¨ªa en ¨¢rabe: "Dios es nuestro fin; Mahoma, nuestro gu¨ªa; el Cor¨¢n, nuestra ley, y la Yihad [guerra santa], nuestro medio. Morir por Dios es lo mejor para nosotros".
ENVIADO ESPECIALEl oficial no pod¨ªa consentir la picard¨ªa. Aunque tolerada bajo la presidencia de Mubarak, la cofrad¨ªa no es legal en Egipto desde tiempos del rais Nasser. Su participaci¨®n en las elecciones legislativas del pr¨®ximo lunes se hace en el marco de una coalici¨®n con los minoritarios partidos laborista y liberal.Seis oradores (cuatro cofrades, un liberal y un laborista) ocupan ya sus barrocos sillones sobre el estrado. El p¨²blico -exclusivamente hombres j¨®venes de vestidos modestos, que fuman baratos cigarrillos Cleopatra- apenas cabe en el millar de sillas de madera. Sin inquietud y desarmados, una veintena de polic¨ªas rodea el lugar. El acto puede comenzar.
A unos 300 metros, unos cuantos turistas alemanes siguen un espect¨¢culo de luz y sonido delante de la esfinge y las pir¨¢mides de Gizeh. Sobre ellos brilla un gajo de Luna. La noche es templada y las tiendas de malas imitaciones de papiros y otras antig¨¹edades fara¨®nicas est¨¢n vac¨ªas.
Con grandes lienzos de arabescos coloristas, los Hermanos Musulmanes han levantado en Midal Abul Hol una especie de carpa de circo cuadrangular, que tambi¨¦n recuerda una mezquita. El suelo es el polvo del desierto y hay un fuerte olor a excrementos de caballo y camello, al que nadie presta atenci¨®n. La asistencia sigue embebida con las palabras de los oradores. Primero tres "Al¨¢ akbar" (Dios es grande); despu¨¦s, la consigna del movimiento integrista egipcio: "Ni Oriente ni Occidente. Islam, Islam".
Pero no hay en esta asamblea el dramatismo revolucionario del shi¨ªsmo iran¨ª o liban¨¦s. Hay pocos barbudos y nadie mira con hostilidad al extranjero. Es m¨¢s bien un acto religioso de gentes maltratadas que no sue?an con vengarse. Uno de los predicadores es notario e hijo de un gu¨ªa de la cofrad¨ªa. Otro, el doctor en medicina Helmi el Ghazaar, fue encarcelado dos veces en tiempos del asesinado rais Sadat.
El Ghazaar empieza su discurso como todos, con la invocaci¨®n "Bismil¨¢ al rahman al rahin" ("En nombre de Dios, el Misericordioso, el Todopoderoso"). Luego se dedica a explicar cu¨¢les deben ser las virtudes del presidente egipcio. "El rais", dice, "debe ser claro, honesto y tener un comportamiento isl¨¢mico en la l¨ªnea del profeta Mahoma". El p¨²blico asiente y vuelve a cantar "Al¨¢ akbar".
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