La Virgen abandon¨® Andacollo, a pesar de un tab¨² centenario
![Juan Arias](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F5a86bcd5-e5fc-49ab-b292-f3043b0fbfd4.png?auth=2d48be4f56908c68f3c88d7da3c4bd83b9078e68267346b6bac73e371847252d&width=100&height=100&smart=true)
Los habitantes de Andacollo, tierra minera, han hecho un gran regalo al Papa. Ellos poseen una Virgen que desde hace 400 a?os. no sale de la ciudad. Una leyenda antigua afirma, en efecto, que el d¨ªa en que esta Virgen se mueva ocurrir¨¢ una gran desgracia". Pero, seg¨²n parece, al Papa le gustaba-que esta imagen estuviese presente en La Serena, desde donde habl¨® de la piedad niarlana y popular. Y ante el deseo del Pont¨ªfice, los mineros de Andacollo han hecho un aut¨¦ntico acto de fe. La dejamos no sin temor", han dicho, "pero con la esperanza de que no va a pasar nada".La Virgen de Andacollo baj¨® as¨ª en una camioneta ofrecida por la muncipalidad del lugar, pero la acompa?aron 1. 000 cofrades como una escolta y 200 bailarines.
Adem¨¢s de esta Virgen, salieron ayer para encontrarse con el papa Wojtila la Virgen de la Candelaria de Copiape y el Ni?o Dios de Sotaqu¨ª que tampoco hab¨ªan abandonado nunca sus iglesias. A las nueve de la noche se juntaron en el cruce de Pe?uelas y Pampa. Bailes y cantos celebraron el acontecimiento, y, se inici¨® enseguida una Gran Vigilia de Reconciliacion, en una espera del Papa que dur¨® toda la noche y en la que hubo,confesiones y actos penitenciales. Ya al alba, todos se dirigieron hacia el club h¨ªpico para asistir a la misa de Juan Pablo II. escuchar su discurso rnariano y pedir que no pase nada a los hijos de Andacollo por haber permitido, "por cari?o al Papa", romper el tab¨² de que la Virgen no deb¨ªa moverse de al lado de sus mineros.
Como en otros viajes del Pont¨ªfice, la dimensi¨®n pastoral e incluso pol¨ªtic a del periplo de Juan Pablo II por Chile ha estado compensada, en estos d¨ªas, por los aires de aut¨¦ntica fiesta popular que acompa?an a muchos de los actos programados. Son momentos para relajarse de la inevitable tensi¨®n de jornadas a-otadoras, marcadas a veces, como el pasado viernes en el parque O'Higgins, por la violencia y, el enfrentamiento.
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