Repetidores y sin plaza.

Ciento cincuenta mil pensionistas han invernado en unas instalaciones confortables y suntuosas a las que anteriormente s¨®lo ten¨ªan acceso las clases priv¨¢giadas, en virtud de la magn¨ªfica obra social creada por el Instituto Nacional de Servicios Sociales (Inserso).Esto, que en teor¨ªa parece tan hermoso, en la pr¨¢ctica se ha desvirtuado, ya que el 50% de las plazas ha revertido en los que yo denomino repetidores. Suelen ser pensionistas de capacidad econ¨®mica suficiente para financiarse los turnos que consideren oportunos y repetir los sucesivos en los mismos o distintos lugares, aprovechando la ocasi¨®n de pasar el invierno m¨¢s ameno y econ¨®mico que en sus propios hogares.

Por discreci¨®n quiz¨¢, no suelen participar en los actos recreativos que los animadores del hotel programan con el fin de cana-

lizar y amenizar la convivencia a la que se prestan los pensionistas que, por primera vez, disfrutan estas vacaciones en armon¨ªa y sin distinci¨®n de ideas ni de regiones.Se?ores del Inserso, en cuyas -manos est¨¢ la sabia y justa administraci¨®n de 1.400 millones de pesetas presupuestados para esta obra, hagan una relaci¨®n de los jubilados que una o varias veces han sido agraciados y otra de aquellos que solicitaron y se quedaron sin plaza, y publ¨ªquenlas. Hagan examen de conciencia, aunque les cause sonrojo tanto a ustedes como a los repetidores que han privado a otros jubilados de unas vacaciones que necesitaban m¨¢s que ellos.

La normativa seguida actualmente de delegar en las agencias de viajes la composici¨®n de las expediciones de cada grupo deja a su libre disposici¨®n el orden de llegada y prioridad a las incontroladas solicitudes que no dudo hayan diligenciado y hasta quiz¨¢ ordenado los funcionarios que en la delegaci¨®n del Inserso las recibieran-