Explicaci¨®n de un 'atraco'
La carta al director que ayer public¨® este peri¨®dico, firmada por el presidente del Tribunal Constitucional, Francisco Tom¨¢s y Valiente, me invita a intentar una explicaci¨®n p¨²blica de un suceso min¨²sculo, pero que, por diferentes causas, se ha hinchado demasiado y, por lo que parece, ha producido ya graves repercusiones. Quiero pedir disculpas al presidente del alto tribunal por lo que creo en conciencia que fue un atraco period¨ªstico en regla.La Asociaci¨®n Espa?ola de Ciencia Pol¨ªtica y Derecho Constitucional, que celebr¨® la semana pasa da su VI congreso nacional en Albacete, tuvo la amabilidad de invitarme a una cena oficiosa el pasado 7 de abril, v¨ªspera de la inauguraci¨®n del encuentro jur¨ªdico. La invitaci¨®n no era desde?able, incluso en el puro aspecto alimenticio, porque esa noche no hab¨ªa un solo establecimiento p¨²blico en Albacete donde tomarse un bocadillo, dado el cierre total decretado por los empresarios de hosteler¨ªa.
Pero ten¨ªa, sobre todo, el inter¨¦s de que ese mismo d¨ªa nuestro peri¨®dico hab¨ªa revelado el contenido ¨ªntegro del proyecto de ley regulador de la televisi¨®n privada, de claras implicaciones constitucionales, y en torno a los manteles se congregaba un pu?ado de profesores y juristas expertos en la materia. Para el periodista, representaba la ocasi¨®n de obtener alguna impresi¨®n en caliente o de contrastar opiniones cualificadas.
Poco antes del final de la cena, ped¨ª a dos de los organizadores, los profesores Luis Arroyo y Juan Jos¨¦ Soloz¨¢bal, licencia para suscitar un peque?o debate sobre el tema entre Tom¨¢s y Valiente y el presidente de la asociaci¨®n, Manuel Jim¨¦nez de Parga, autor del legendario recurso de Antena 3 en favor de la liberalizaci¨®n de la televisi¨®n. Soloz¨¢bal y Arroyo se llevaron las manos a la cabeza y poco menos que me consideraron loco. "Ni se te ocurra", dijeron. Conclu¨ªda la cena, me acerqu¨¦ a Jim¨¦nez de Parga y le cont¨¦ mi frustrada iniciativa. Me dijo que, naturalmente, por ¨¦l, encantado y, respecto al presidente, que se encontraba de pie a unos metros de nosotros, me anim¨®: "Ah¨ª lo tienes, preg¨²ntale". As¨ª fue como, instantes despu¨¦s, consum¨¦ el atraco.
No voy a discutir los gestos realizados ni las exactas palabras pronunciadas -que en su literalidad no recuerdo- y no me atrevo tampoco a calificar de falsa la apreciaci¨®n del presidente del Tribunal Constitucional sobre lo que cree haber dicho o dejado de decir. S¨ª me preocupa, en cambio, mi probable torpeza de expresi¨®n, a juzgar por las conclusiones a que han llegado algunos colegas, con fundamento en la informaci¨®n, firmada por m¨ª, publicada en EL PA?S del 9 de abril ¨²ltimo.
Porque la impresi¨®n que yo percib¨ª en el presidente fue la de una cierta perplejidad ante un modelo de regulaci¨®n de la televisi¨®n privada tan distante del de la Prensa, a pesar de la esencial afinidad entre uno y otro medio de comunicaci¨®n social, y un esfuerzo por explicarse su sentido -a falta de la lectura del texto ¨ªntegro del proyecto de ley-, en la peculiaridad o singularidad del instrumento televisivo. Nunca, como se ha interpretado, una posici¨®n favorable a adaptar, a estas alturas, el r¨¦gimen de la Prensa al proyectado para la televisi¨®n.
Pero sea cual sea la naturaleza exacta del bot¨ªn, es claro que el atraco, con las agravantes de alevos¨ªa y nocturnidad, se produjo. Comprendo la indignaci¨®n de Tom¨¢s y Valiente al leer el peri¨®dico, si se tiene en cuenta que, tras aquellos minutos, paseamos juntos por la ciudad, hablamos de temas variados y no le advert¨ª que pensara publicar nada. En menor medida, igual le ocurri¨® a los profesores Manuel Arag¨®n y Pedro de Vega cuando vieron publicados sus nombres, no en virtud de sus intervenciones en el congreso, sino a causa de la conversaci¨®n que sostuvimos sobre el proyecto de ley socialista. Por lo dem¨¢s, obviamente, no replante¨¦ la cuesti¨®n en la conferencia de Prensa celebrada con Tom¨¢s y Valiente en la ma?ana del d¨ªa 8, por lo que en el argot period¨ªstico llamamos "no levantar la liebre".
Lamento en cualquier caso el revuelo originado por una informaci¨®n tal vez defectuosamente realizada y siento que por m¨ª culpa se haya tachado de indiscreta a una persona como Tom¨¢s y Valiente que, tanto durante su etapa de magistrado como en la actual de presidente del tribunal, se ha caracterizado, junto a su inequ¨ªvoco talante progresista, por una prudencia desde mi punto de vista exagerada.
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