Christiane Collange vuelve a ocuparse de las familias
La escritora francesa defiende la pol¨ªtica natalista en los pa¨ªses occidentales
Si el anterior libro de Christiane Collange, Yo, tu madre -obra en la que la autora francesa lanzaba un humor¨ªstico alegato contra el modo de vivir de los posadolescentes, j¨®venes empe?ados en retardar lo m¨¢s posible su abandono del domicilio familiar y su entrada en el universo adulto-, se convirti¨® en un ¨¦xito de venta absoluto en todo el mundo, el siguiente, Queridos hijos, parece llevar id¨¦ntico camino.
Con este ¨²ltimo libro defiende Christiane Collange, periodista y escritora, madre de cuatro hijos y nacida asimismo en el seno de una familia numerosa (es hija del famoso periodista Emile Servan-Schreiber), la necesidad de un crecimiento demogr¨¢fico de la poblaci¨®n occidental."No hay ninguna contradicci¨®n entre Yo, tu madre y Queridos hijos", se?ala, "yo dir¨ªa que son complementarios. Yo adoro a los ni?os, y por eso cont¨¦ mis conflictos con ellos, con mis propios hijos ... ; en el fondo, es la misma historia contada de otra manera. Un ni?o es, en cierto modo, una cat¨¢strofe sublime, y creo que yo he hecho largos viajes al pa¨ªs de los ni?os. No hubiera podido escribir estos libros si no hubiera sido madre, es como escribir un libro sobre el amor sin haberse enamorado nunca".
Firmemente convencida de los riesgos de un futuro envejecimiento de la poblaci¨®n, esta mujer de amplia y decidida sonrisa se explaya sobre los beneficios de una pol¨ªtica de ¨ªndole natalista: "Las mujeres queremos trabajar sin renunciar a la maternidad. En mi pa¨ªs, donde trabaja el 65% de las mujeres casadas,se conceden ahora ayudas, exiguas por otra parte, a partir del tercer hijo, pero creo que habr¨ªa que concederlas a partir del segundo, porque as¨ª se evitar¨ªa la creciente tendencia al hijo ¨²nico, caracter¨ªstica en casi todos los pa¨ªses europeos. Una sociedad sin ni?os, sin j¨®venes, es una sociedad falta de creatividad, y mire, se habla del paro y de la crisis, pero en la RFA, donde cada vez nacen menos ni?os, crece alarmantemente el n¨²mero de maestros en paro. Es un error confundir crecimiento demogr¨¢fico y empobrecimiento del pa¨ªs", aduce.
Los valores de la paternidad
Defensora de un feminismo que fomente los valores de la paternidad, "para m¨ª es una aberraci¨®n pretender traer voluntariamente al mundo hijos sin padre, como desean algunas mujeres", afirma tajante. Christiane Collange cree que la mentalidad de los j¨®venes europeos est¨¢ cambiando a este respecto: "Ahora los j¨®venes desean tener hijos, formar una familia tal vez diferente, pero una familia. Quiz¨¢ presienten -aparte de sus motivaciones sentimentales y psicol¨®gicas, pues el deseo de dar vida es algo consustancial y natural- lo que muchos economistas han puesto ya de relieve: que la crisis ser¨¢ mayor cuanto m¨¢s envejezca la poblaci¨®n. Y puedo asegurarle que de aqu¨ª a dos siglos, si la situaci¨®n no var¨ªa, pa¨ªses como la RFA desaparecer¨¢n".Acepta la autora de Queridos hijos que algunos adeptos del natalismo han tratado de adornar sus argumentaciones desempolvando viejos fantasmas racistas tales como el peligro progresivo de extinci¨®n de los pueblos europeos. "Debemos luchar por abolir esa concepci¨®n, que presenta adem¨¢s una imagen falseada de la realidad. No es cierto que los emigrantes provenientes del Tercer Mundo vayan a dominar estad¨ªsticamente..., esto es falso am¨¦n de racista. Todos los estudios realizados demuestran que estos emigrantes presentan, a partir de la primera generaci¨®n, un ¨ªndice de crecimiento demogr¨¢fico similar al del resto de los habitantes", explica apasionadamente.
E insiste de nuevo Christiane Collange -que se inici¨® en el periodismo en el diario Les Echos y fue redactora jefe del semanario L`Express, pasando poco despu¨¦s a dirigir la revista Madame Express- en "que hay que ayudar a las mujeres a tener hijos, facilitarles este hecho".
"Porque los ni?os son un estorbo, cuestan caros... pero son maravillosos y el futuro est¨¢ en sus manos", concluye fervorosa esta mujer, que ya es abuela y que utiliza en sus libros un estilo directo y en¨¦rgico, que combina las an¨¦cdotas y las vivencias personales con las encuestas y las estad¨ªsticas (se ha quejado repetidas veces a lo largo de la conversaci¨®n de la imposibilidad de obtener datos demogr¨¢ficos claros de Espada).
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