Comisiones no cotiza
COMISIONES OBRERAS, seg¨²n el Ministerio de Trabajo, adeuda a la Seguridad Social, por cuotas impagadas en los ¨²ltimos siete a?os y correspondientes a sus 500 empleados, m¨¢s de 1.000 millones de pesetas. El ministro Manuel Chaves ha declarado que un embargo judicial sobre diversas cuentas de dicha central sindical por importe de unos 200 millones hab¨ªa sido iniciado hace un a?o. Marcelino Camacho ha calificado esta decisi¨®n como una clara represalia pol¨ªtica ante el protagonismo que ha desempe?ado CC OO en la actual oleada de conflictos.La coincidencia temporal avala la tesis de Camacho, quien, por otra parte, ha afirmado que las cifras del ministerio est¨¢n hinchadas -la deuda ser¨ªa- s¨®lo de 600 millones de pesetas- y ha aprovechado la ocasi¨®n para reclamar una ley de financiaci¨®n de los sindicatos similar a la que se tramita para los partidos. Desvelar estas cosas por parte del ministerio en un momento como ¨¦ste parece, desde luego, toda una maniobra pol¨ªtica, no por l¨ªcita menos sonrojante.
La cuesti¨®n principal, sin embargo, es otra. Aunque las deudas fueran mucho menores y las intenciones del Gobierno m¨¢s torcidas, el asunto sobresaliente continuar¨ªa siendo c¨®mo un sindicato que se reclama palad¨ªn de los intereses de los trabajadores puede dejar desamparados de esta forma a aquellos que se encuentran bajo su responsabilidad.
La falta de pago por determinadas sociedades de las cuotas empresariales a la Seguridad Social ha dado ocasi¨®n a numerosas protestas y conflictos, con frecuencia encabezados por los sindicatos. Ha habido empresarios acusados de apropiaci¨®n indebida precisamente por no pagar las cuotas de la Seguridad Social de sus empleados. El ¨²nico argumento esgrimido por Camacho para excusar el pago de las cuotas es que, siendo los sindicatos asociaciones sin fines lucrativos, deber¨ªan estar exentos de cotizaci¨®n a la Seguridad Social. Es dudoso: la Seguridad Social hoy por hoy no es un impuesto, y si Camacho dice que lo es estar¨ªa dando la raz¨®n a las organizaciones empresariales. Pero en cualquier caso los sindicatos no est¨¢n exentos de pagar esas cuotas, y la ley es igual para todos. A los empleados de Comisiones Obreras se les ha producido un da?o al no pagar unas cuotas cuyo fallido puede afectar a los beneficios que les corresponden.
La naturaleza singular de los sindicatos debe reflejarse en un tratamiento fiscal diferenciado, pero no se ve por qu¨¦ sus empleados hayan de recibir trato diferente. Ni tampoco se entiende por qu¨¦ sus empleadores, los sindicatos hayan de verse liberados de la obligaci¨®n de ingresar en las arcas p¨²blicas las cantidades con que los empleadores contribuyen a la financiaci¨®n de la Seguridad Social, cuyo d¨¦ficit actual de un bill¨®n de pesetas es soportado, mediante impuestos, por todos los espa?oles.
La crisis de los sindicatos, consecuencia del reducido marco de maniobra que les dejaron la crisis econ¨®mica y las pol¨ªticas de ajuste practicadas por los Gobiernos, conservadores o socialdem¨®cratas, y manifestada en toda Europa en el descenso de la afiliaci¨®n, explica las dificultades financieras de las centra les. De hecho, tambi¨¦n los dem¨¢s sindicatos tienen deudas con la Seguridad Social (115 millones USO, 40 millones UGT, 7 millones ELA-STV), pero, aparte de que las cifras son desiguales, todos ellos han negociado con la Administraci¨®n, como cualquier empresa con dificultades de tesorer¨ªa, moratorias y otros acuerdos en la regularizaci¨®n de la deuda. Comisiones Obreras no lo hab¨ªa hecho, y parece ingenuo escudarse ahora en la, supuesta o real, inquina del Gobier no para dejar de pagar. Las acusaciones de que el Gobierno se ha negado a esa negociaci¨®n son lo suficientemente graves como para tener que probarlas antes de prestarles la m¨¢s m¨ªnima credibilidad.
Tampoco tiene sentido relacionar esta actitud morosa con la insuficiencia de las subvenciones del Estado a los sindicatos. Es posible que las cantidades resulten peque?as ante la crisis de desafiliaci¨®n. Pero nada tiene ello que ver con las obligaciones laborales de una asociaci¨®n de naturaleza privada -por sociales que puedan ser sus fines- para con sus empleados. A esta dejaci¨®n, que recuerda mucho a las pr¨¢cticas de la doble moral, s¨®lo cabe tratarla mediante el pago y rehuyendo la demagogia.
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