La 'doble funci¨®n' de las Fuerzas Armadas
En Indonesia, tras el golpe de Estado de 1965, s¨®lo hay una fuerza pol¨ªtica: las Fuerzas Armadas (ABRI). Controlan el Gobierno, encabezado por el general Suharto; la C¨¢mara de Diputados, junto con el partido oficial, Golkar, y la Asamblea Consultiva del Pueblo, m¨¢xima autoridad del pa¨ªs. En julio de 1982, el Parlamento sancion¨® por ley su doble funci¨®n: militar y socioecon¨®mica. Las Fuerzas Armadas han sido desde la independencia un microcosmos de Indonesia, atravesado por las mismas diferencias regionales, ideol¨®gicas y religiosas que el resto de la sociedad.
En 1965, estas divisiones eran un fiel reflejo de las tensiones sociales y fuerzas pol¨ªticas en lucha por el poder, si bien el sentimiento anticomunista era predominante entre oficiales educados sucesivamente en las academias militares holandesas (per¨ªodo colonial), japonesas (durante la ocupaci¨®n de 1942-1945) y norteamericanas (posguerra).Hoy, sin embargo, en virtud de la doble funci¨®n que les asigna el papel de "fuerza sociopol¨ªtica estabilizadora del Estado y dinamizadora de la sociedad", las ABRI tienen las manos libres para ocuparse de la mayor parte de los asuntos del pa¨ªs. Su propia estructura refleja perfectamente esta adecuaci¨®n funcional y la simbiosis con el aparato socioecon¨®mico.
A cada nivel del gobierno civil, desde la aldea hasta la demarcaci¨®n provincial, y m¨¢s all¨¢ hasta los altos ¨®rganos del Estado, corresponde un escal¨®n en la estructura de mando.
A trav¨¦s de la burocracia estatal, las ABRI controlan indirectamente entre el 70% y el 80% de la econom¨ªa del pa¨ªs. Adem¨¢s, los oficiales de m¨¢s alto rango son due?os directos de grandes compa?¨ªas, monopolios industriales, l¨ªneas mar¨ªtimas, hoteles, minas y pozos de petr¨®leo.
Seg¨²n Aini Chalid, economista y uno de los l¨ªderes de la revuelta estudiantil de 1974, que le cost¨® dos a?os de c¨¢rcel, "no puede hablarse estrictamente de militarismo, pues aqu¨ª cada alto oficial, adem¨¢s de su profesi¨®n de soldado, dirige una compa?¨ªa, tiene su negocio privado o un cargo en la Administraci¨®n. Hoy el Ej¨¦rcito tiene un bocado tan grande que ha perdido su funci¨®n espec¨ªficamente pol¨ªtica -la discusi¨®n, la pluralidad de tendencias que hab¨ªa antes de 1965-. Ahora no es m¨¢s que un instrumento del general Suharto, el ¨²nico que decide la pol¨ªtica.
A pesar de las cr¨ªticas al vampirismo econ¨®mico de la sociedad, la hegemon¨ªa del Ej¨¦rcito en la direcci¨®n de la naci¨®n son percibidos como una fatalidad insoslayable.
"Los militares", explica Leo Purba, un observador independiente, "son la ¨²nica fuerza con organizaci¨®n y capacidad para mantener unido un pa¨ªs como ¨¦ste. El Ej¨¦rcito estar¨¢ ah¨ª por muchos a?os. En Indonesia, simplemente, no hay otra cosa".
Aini Chalid conoci¨® a Suharto en los a?os sesenta, cuando el entonces desconocido general se reun¨ªa con ¨¦l y otros l¨ªderes estudiantiles para planear actividades anticomunistas en los recintos universitarios y suministrarles armas.
El Ej¨¦rcito indonesio tiene una larga tradici¨®n de promotor de agitaciones callejeras y manipulador en la sombra de movimientos en la sociedad civil.
Car¨¢cter militar
"Suharto", dice Chalid, "es un car¨¢cter t¨ªpicamente militar. Pero proviene de, una familia campesina, y de ah¨ª le viene esa extra?a sabidur¨ªa, el trasfondo m¨ªstico javan¨¦s. Es un hombre sin educaci¨®n, pero ha aprendido mucho. Aunque hay algo que no soporta: puede enfrentarse a los comunistas, a los militares, a hombres de negocios, pero no puede dar la cara a los estudiantes: es el ¨²nico grupo al que tiene verdadero miedo".
"Suharto se ocupa personalmente de la econom¨ªa", a?ade Chalid, "pero con un pensamiento muy simple: dirige el pa¨ªs como si fuera su familia. Si se da cuenta de que hace falta diversificar las exportaciones, m¨¢s all¨¢ del petr¨®leo y del gas natural, comienza a repartir importantes concesiones de explotaci¨®n de recursos naturales y comercio entre su familia, convencido de que est¨¢ contribuyendo a mejorar las exportaciones del pa¨ªs. Su mayor fallo es la pol¨ªtica exterior, pues no domina las complejidades de la geopol¨ªtica. El gran problema de Indonesia es que, desde hace 23 a?os, todo depende de ¨¦l; ya no puede retirarse, nunca. No sabe c¨®mo parar".
Un art¨ªculo del australiano David Jenkins en el diario. Sydney Morning Herald, provoc¨® un serio incidente diplom¨¢tico entre Indonesia y Australia. Daba cuenta con detalle del fenomenal enriquecimiento de la familia Suharto: entre 2.000 y 3.000 millones de d¨®lares.
La clave de tal acumulaci¨®n est¨¢, seg¨²n Jenkins, en la larga y fruct¨ªfera asociaci¨®n entre el presidente indonesio y el magnate chino Liem Sioe Liong. La relaci¨®n comenz¨® en los a?os de la lucha anticolonial, cuando Suharto era un comandante guerrillero y Liem el principal suministrador de los insurrectos, y ha continuado bajo el Nuevo Orden. Con la ayuda de concesiones en monopolio por parte del Gobierno, Liem ha levantado un vasto emporio econ¨®mico -que va desde la banca y la siderurgia hasta supermercados y compa?¨ªas cinematogr¨¢ficas- y se ha convertido, seg¨²n la Prensa de Yakarta, en el sexto hombre m¨¢s rico del mundo.
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