Una derrota cantada
A las elecciones del 23 de abril en Indonesia concurren tres partidos pol¨ªticos, o, m¨¢s exactamente, una maquinaria burocr¨¢tica-militar y dos partidos opositores. ?stos son el musulm¨¢n Partido del Desarrollo Unido (PPP) y el nacionalista (y algo cristiano) Partido Democr¨¢tico de Indonesia (PDI). Ambos aceptan de antemano no s¨®lo su cantada derrota, sino incluso la ideolog¨ªa y el candidato presidencial del tan propiamente llamado Grupo Funcional (Golongan Karja o Golkar), instrumento pol¨ªtico de los militares.Est¨¢n en juego 400 esca?os de los 500 del Partido Nacional. Cien puestos quedan reservados para los militares. En todas las ocasiones anteriores Golkar obtuvo alrededor del 60% de los votos, reparti¨¦ndose las migajas el PPP y el PDI (el 30% y el 8%, respectivamente).
Dado que el partido gubernamental se, propone alcanzar, pr¨¢cticamente en pugna con su propia sombra, el 70% de los votos, el principal interrogante que plantea la actual contienda surge precisamente de la absoluta predictibilidad de su victoria, en un marco pol¨ªtico-ideo l¨®gico dr¨¢sticamente limitado desde 1982, fecha de las ¨²ltimas elecciones.
En junio de 1985, el Parlamento indonesio aprob¨® una ley por la cual las organizaciones sociales y pol¨ªticas deb¨ªan aceptar formalmente la ideolog¨ªa oficial del Estado, que recibe -el nombre de Pancasila, o ser prohibidas. Para 1986 todas ellas hab¨ªan adoptado los enunciados oficiales resumidos en la Pancasila como su ¨²nica fuente de inspiraci¨®n ideol¨®gica. La medida unificadora encontr¨®, fuerte resistencia especialmente entre las organizaciones isl¨¢micas.
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