Pr¨ªncipes
Est¨¢ visto y comprobado que los pr¨ªncipes de Gales han venido a Espa?a en viaje de ampliaci¨®n de estudios."Id hacia el Sur", les dijo Isabel II, "para que conozc¨¢is aspectos de la vida y de la historia que todo pr¨ªncipe brit¨¢nico, y futuro rey, debe conocer". As¨ª se explica la cantidad de asignaturas pendientes que esperaban a los pr¨ªncipes. Para empezar, una conferencia de prensa off the record, sin que se supiera si el off the record era a la espa?ola o a la inglesa, pero evidentemente la expresi¨®n off the record parece inglesa. Para continuar, una sesi¨®n de la tuna, con el doble soponcio de soportar Clavelitos y luego ver c¨®mo aquel extra?o ser disfrazado de mosquetero samoyedo empieza a hacer piruetas y a pasarse la pandereta por el sobaco, en una clara proclamaci¨®n de que ya es primavera en El Corte Ingl¨¦s.No bien recuperados de estas emociones tan mediterr¨¢neas, tan sure?as, de pronto se cierne sobre los pr¨ªncipes un comando patri¨®tico y les tira pu?ados de octavillas reclamando Gibraltar para Espa?a. Es curioso que esa secta gibralt¨¢rica no dijera ni mu cuando nos visit¨® Reagan, reclam¨¢ndole los otros Gibraltares, es decir, Rota, Torrej¨®n o Zaragoza, que son los que se ven. Estos patrioteros celtib¨¦ricos son de un ret¨®rico evocador del zotal y el linimento Sloan, es decir, a meada a?os cuarenta y a calambre muscular del cerebro. Es m¨¢s, esa secta no se quita Gibraltar de la boca y en cambio est¨¢ indignada porque los socialistas les ponen reparos a los americanos para que sigan pas¨¢ndonos por sus misiles. Tal vez el objetivo de situar a estos manifestantes en el camino de los pr¨ªncipes era darles una lecci¨®n de antropolog¨ªa aplicada sobre el eslab¨®n perdido entre el patriota premoderno y el posmoderno. Tambi¨¦n les ense?aron a la gente de sindicatos gritando contra Solchaga, y los pr¨ªncipes se quedaron encantados. Alguien les vendi¨® que era un grupo de teatro en la calle escenificando en su honor la lucha contra el franquismo. A Lady Di se le ca¨ªa la baba. Con perd¨®n. Y el pr¨ªncipe Carlos se pas¨® el d¨ªa diciendo: "?Ostras, Pedr¨ªn!".
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