Sobra Eur¨ªpides
Olvidemos a Eur¨ªpides. No es f¨¢cil: desde el t¨ªtulo hasta algunas palabras, nombres propios, situaciones, vestuario, nos est¨¢n diciendo en este espect¨¢culo que lo que se representa es Las bacantes. Si lo aceptamos, todo esto es un desastre: una pedanter¨ªa, un esnobismo, una forma de agarrarse a una forma intelectual ajena y de vender la gloria de otro.Si olvidamos a Eur¨ªpides, queda un bello espect¨¢culo andaluz; la gracia sobrenatural de Manuela Vargas, la voz de Paco Pi?ero, el doble zapateado de Juan Romero, la coreograf¨ªa de las vibrantes y peque?as bacantes y la noria f¨¢lica que las convierte en cangilones femeninos.
Y todo lo que ha hecho Salvador T¨¢vora con los elementos que le dan su ra¨ªz: un aire de saetas y jazmines, unos tambores de Semana Santa, unos cuerpos de mujer, la ruptura de un pasodoble, el flamenco tocado en flauta dulce, el ruido del vino cayendo de un grifo a un tonel, la disposici¨®n esc¨¦nica. Y, naturalmente, los figurines de Narros, siempre tocados por una suntuosidad de colores, lienzos y dise?os.
Las bacantes
De Salvador T¨¢vora, sobre un texto de Eur¨ªpides. Int¨¦rpretes: Manuela Vargas, Juan Romero, Evaristo Romero, Paco Moyano, Paco Pi?ero, Concha T¨¢vora, Fany Murillo. Dise?o de vestuario: Miguel Narros. M¨²sica, adaptaci¨®n de textos, coreograf¨ªa y direcci¨®n: Salvador T¨¢vora. Teatro Espa?ol. Madrid, 25 de abril.
En el largo y enorme programa, T¨¢vora mismo confiesa su aversi¨®n -alergia, escribe- a los textos teatrales densos y filos¨®ficos y su dedicaci¨®n, en cambio, al espect¨¢culo de "po¨¦tica de los sentidos, donde los ruidos, la luz, el color y el olor tienen un sitio precisamente m¨¢s fundamental en lo comunicativo que la palabra que encorseta la acci¨®n".
Se puede no estar de acuerdo en que la palabra sea una c¨¢rcel ni un cors¨¦ y creer, por lo contrario, que es una libertad y una fuerza de expresi¨®n sublime; pero no hay por qu¨¦ dudar de que Salvador T¨¢vora sienta as¨ª y con esa afasia y esta agrafia haya creado grandes formas de lenguaje teatral dedicados a su tierra y nutridos por ella.
Este mismo es uno de ellos, y Eur¨ªpides sobra por todas partes. Sobra desde el planteamiento; el Mediterr¨¢neo es largo, Andaluc¨ªa y Tebas est¨¢n situadas en sus extremos opuestos y, aunque lo hondo de la tragedia sea lo mismo en todas partes del mundo, las formas de civilizaci¨®n son distintas.
Imposible sincretismo
No hay sincretismo posible; y ni el fest¨ªn, su canto, las vi?as y las mujeres-¨¢nfora son lo mismo; la est¨¦tica y la contemplaci¨®n de la vida, la transgresi¨®n y el castigo son distintos. Ni lo que quiso decir Eur¨ªpides es Io que quiere decir Salvador T¨¢vora; ni son personajes homologables.Lo cual quiere decir que, olvid¨¢ndonos del desmedido programa, del trabajo de quienes han querido asimilar los textos y de los versos generalmente mal, dichos porque no es una compa?¨ªa que se dedique a ellos-, queda un excelente espect¨¢culo andaluz, de la veta sevillana, donde el fondo ¨¦tnico y los sincretismos reales -los que ha elaborado el pueblo al contacto de las civilizaciones que realmente le han ido formando y creando, de las que ha obtenido una depuraci¨®n bell¨ªsima de su arte propio- producen muchos momentos de emoci¨®n.
Queda citada ya como m¨¢gica Manuela Vargas, y como artistas los dem¨¢s, con menci¨®n especial para Concha T¨¢vora, que tiene tambi¨¦n el don de la presencia.
El arte, el temperamento y el sentido teatral genuino de Salvador T¨¢vora transmiten bien la emoci¨®n al p¨²blico, al cual Eur¨ªpides, sabiamente, le tuvo sin cuidado en este espect¨¢culo; y aplaudi¨® y ovacion¨®, sobre todo, la creaci¨®n andaluza por encima de todo lo dem¨¢s.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.