Di¨¢logo empaquetado
Leo el empaquetado di¨¢logo entre Eduardo Mendoza y Francisco Rico (jueves de abril) sobre El Lazarillo, Shakespeare, los, cl¨¢sicos y las notas a pie de p¨¢gina, y se me ocurren varias observaciones y alguna que otra sugerencia sobre este ¨²ltimo asunto.En primer, lugar, doy la raz¨®n a Mendoza: las notas destruyen la continudad del texto, reprimen y mediatizan la libertad que tiene el lector para hacer arte recreativo entablando di¨¢logo con un texto tan ub¨¦rrimo como desnudo. La lectura, el amor que se le hace a un libro tambi¨¦n empieza con cierta virginidad en las relaciones e intuici¨®n en los entendimientos. Con tanto que a Rico le gustan los cl¨¢sicos, deber¨ªa hacer a¨²n mayor acopio de m¨¦todos filol¨®gicos: presentar un texto tal y como fue concebido para que se leyese (teniendo en cuenta que el ritmo de la voluntad de lectura lo es todo en literatura), y luego, si se quiere, proceda con docto escr¨²pulo a este tipo de desmenuzamiento en volumen aparte, en ap¨¦ndice aparte, como sea, pero aparte. Lo uno no quita lo otro: algunos hemos le¨ªdo ' a Polibio casi como homenaje a Walbank y a su maravilloso comentario, pero el d¨ªa en que quienes se pongan a leer el Quijote se encuentren con una autopsia cosida de notas, que no produce sino desconcierto y dolor de nuca, Cervantes habr¨¢ empezado a morir.
En segundo lugar, semejante ostentaci¨®n erudita ad locum es peligrosa: todo ep¨ªgono es la historia de una degeneraci¨®n, y eso lo sabe Rico, y acaso sospeche cu¨¢n lamentable es hablar de El Volvoreta de Mainer o de El Busc¨®n de Indur¨¢in, pasando muy mucho de sus respectivos autores. La humildad igualmente degenera, y esa condici¨®n de subalternos de la literatura a que antiguos genios de la filolog¨ªa nos acostumbraron se trueca en simple exhibicionismo bizantino. Y lo mismo dir¨¦ para los trabajos de ciencia: ?les hicieron falta a Fried¨¢nder, a Curius o a Frazer semejantes amontonamientos de papeletas bibliogr¨¢ficas que, encima, se pasan de fecha y tienden m¨¢s a ser una agenda telef¨®nica de amiguetes que un ineludible aparato de referencias?
Es suya, se?or Rico, y corr¨ªjame si me equivoco, una famosa frase dicha un d¨ªa en que entreg¨® a un colega. un mont¨®n de folios plagados de rosarios bibliogr¨¢ficos: "Todo esto no es para que te lo leas.. es para que lo cites". Y no todos quienes le hicieron caso son tan competentes como usted.-
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