Esquilmado
Ya est¨¢n aqu¨ª las estremetedoras pegatinas de Hacienda. Los perales de mi huerta andan en flor, el aire huele a tierra reci¨¦n abierta, los mirlos est¨¢n pesad¨ªsimos y los spots de El Corte Ingl¨¦s llevan semanas proclamando el cambio de estaci¨®n. Es igual. S¨®lo es primavera cuando llega el cartero con ese pavoroso sobre certificado que encierra una docena de etiquetas autoadhesivas con tu nombre, apellidos, domicilio, DNI, n¨²mero de identificaci¨®n fiscal y una carta del delegado de Hacienda encabezada con un pasmoso "Estimado contribuyente".Partamos de la base que los t¨¦rminos estimado y contribuyente se repelen, son contradictorios, enemigos mortales. Ya que los de Hacienda nos exigen tanta precisi¨®n num¨¦rica, exij¨¢mosles precisi¨®n gramatical. Se?or m¨ªo: un contribuyente, por definici¨®n, es alguien esquilmado, no estimado. Cuando se le declara la guerra a alguien hay que empezar la proclama b¨¦lica siendo muy sinceros. Despu¨¦s est¨¢ el conocido truco de los autoadhesivos. El juego de etiquetas no es para facilitar el tormento de cubrir los diab¨®licos impresos, como arteramente asegura mi delegado en la carta, es para acojonar. Es la manera m¨¢s directa y eficaz que tienen de advertirte que est¨¢s fichado, sin escapatoria. El gran ordenador central no s¨®lo vigila tu intimidad financiera, sino que hasta es capaz de hacer con tus datos m¨¢s personales nada menos que una docena de pegatinas.
Esta vez, sin embargo, han rizado el rizo del amedrentamiento. No contentos con los autoadhesivos y con esos broncos anuncios en los que un inspector con pinta de mat¨®n de la serie B, informatizado hasta los dientes, nos intimida con miles de comprobaciones, han puesto a los sabuesos actuarios tras la pista fiscal de la far¨¢ndula antes de sembrar el pa¨ªs de pegatinas primaverales. La operaci¨®n Lola Flores fue el m¨¢s astuto y rentable montaje publicitario de cuantas amenazas enarbol¨® Hacienda para esquilmamos mejor. Ya lo dijo alguien: poco hay que admirar en la burocracia, pero hay que rendirse ante el ingenio de los inspectores de Hacienda.
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