La respuesta a los ataques "ya no ser¨¢ la misma", dicen los socialistas de Portugalete
"A partir de ahora, Herri Batasuna (HB) tendr¨¢ m¨¢s cuidado. La respuesta ya no puede ser la misma". Francisco Echave, secretario de la agrupaci¨®n socialista de Portugalete, pronuncia estas palabras a pocos metros del sal¨®n de la Casa del Pueblo donde se instal¨® la capilla ardiente de Maite Torrano, muerta en el atentado de hace ocho d¨ªas. Echave, de 48 a?os, socialista de tradici¨®n familiar, nacido en una prisi¨®n donde los franquistas recluyeron a su madre, tiene la mano izquierda vendada y el rostro convertido en una llaga a causa de las llamas.
Para Echave, el atentado es el resultado de una escalada. "Donde gobernamos el Ayuntamiento los socialistas, nos hacen la vida imposible. Donde no somos mayor¨ªa no pasan estas cosas". Estas cosas, seg¨²n el relato de Echave, van desde "la actitud insorportable de HB en los plenos municipales, porque no toleran que se rechacen democr¨¢ticamente sus planteamientos", hasta los insultos en la calle o las llamadas telef¨®nicas amenazantes a casa, o el lanzamiento de botellas incendiarias contra las sedes.Casado y padre de cinco hijos, trabajador de Altos Hornos de Vizcaya, Echave no tiene la menor duda de que los incendiarios pertenecen a HB. "Primero dijeron que los detenidos eran gente suya y ahora les dejan en la estacada. Que no nos quieran enga?ar", se indigna. "Aqu¨ª cada manifestaci¨®n la convocan m¨²ltiples grupos y grup¨²sculos, pero son todos los mismos", a?ade.
Sin embargo, testimonios recogidos en Portugalete apuntan a la existencia de Mendeku, denominaci¨®n que da la polic¨ªa al comando presuntamente responsable del asalto, como un colectivo juvenil diferenciado de HB. Mendeku, seg¨²n sus integrantes, un pu?ado de j¨®venes estudiantes radicalizados, naci¨® formalmente hace un par de meses como movimiento asambleario para reivindicar locales juveniles. Sus actividades principales hasta ahora han sido las pintadas y una procesi¨®n atea el Jueves Santo.
Llamada al orden de la gestora
"Nos quieren convertir en chivos expiatorios", aseguran, aunque reconocen que algunos de los acusados pertenecen a ese colectivo. Otros se encuentran ibera de casa. Gente de Mendeku participaba en las manifestaciones junto a HB, pero quer¨ªa ir siempre m¨¢s all¨¢. Estos grupos fueron llamados al orden hace meses por la gestora pro amnist¨ªa localLos autores del atentado contra la Casa del Pueblo prepara ron las botellas incendiarias en un callej¨®n, junto a la iglesia de Santa Mar¨ªa, a 200 metros de la sede socialista. All¨ª fueron vistos entre las 21.30 y las 21.45. Un testigo afirma que no hab¨ªan ocultado todav¨ªa sus rostros, aunque no pudo reconocer a na die. "O¨ª comentar que una botella se hab¨ªa roto y que hab¨ªa que dejarla para el autob¨²s", recuer da. No escuch¨® nada sobre el uso que pensaban dar a los dem¨¢s ar tefactos y no pudo imaginar tam poco para qu¨¦ los emplear¨ªan.
La aparici¨®n a la sombra de HB de grupos juveniles radicafizados, coincide con los n¨²cleos de poblaci¨®n industriales masificados en condiciones muy precarias. Es el caso de Renter¨ªa, en Guip¨²zcoa, o de Portugalete en Vizcaya, donde m¨¢s del 36% de sus 60.000 habitantes tiene menos de 19 a?os y uno de cada cinco trabajadores est¨¢ en paro.
M¨¢s de la mitad de los j¨®venes no tiene trabajo ni esperanza de encontrarlo. El ¨ªndice de he roin¨®manos es superior a la me dia, aunque la droga juvenil por excelencia es el alcohol. La violencia contenida es perceptible en los muros, donde apenas queda espacio para nuevas pintadas contra el PSOE, contra los patronos, los curas o los maderos La izquierda radical abertzale intenta encauzar la desesperaci¨®n de los j¨®venes y advierte en sus pintadas que "la hero¨ªna mata, la Guardia Civil coloca".
Para el soci¨®logo Ander Gurrutxaga, profesor de la facultad de Ciencias de la Informaci¨®n de Lejona, ¨¦sta es una cantera de "desesperados sociales". "Son generaciones que se sienten enga?adas", explica, "porque han sido formadas para el triunfo y la superaci¨®n del nivel de clase de sus padres y luego descubren que todo es mentira y que no tienen ninguna oportunidad de encontrar un hueco propio. La sociedad les niega hasta el trabajo, y desembocan en la oposici¨®n al sistema global, en la l¨®gica de la destrucci¨®n".
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