Tres grandes de la m¨²sica barroca

Ciclo de M¨²sica AntiguaCanzoni, tocatas y sonatas del barroco italiano. Int¨¦rpretes: Franz Broggen (flauta de pico), Gustav Leonhardt (clave) y Anner ByIsma (viola de gamba). Madrid. Teatro Real, 5 de mayo.

No constituye secreto para nadie el gusto actual por la m¨²sica pret¨¦rita, apoyado en una labor de investigaci¨®n y autentificaci¨®n t¨¦cnico-estil¨ªstica en la que son maestros Gustav Leonhardt (1928), Franz Br¨¹ggen (1934) y Anner ByIsma; todos ellos, holandeses.

La presencia del flautista Broggen, el clavecinista Leonhardt y el violista de gamba ByIsma en el Real, para inaugurar un breve e interesante ciclo de m¨²sica antigua patrocinado, por la Fundaci¨®n Caja de Pensiones, deber¨ªa haber convocado a entusiastas suficientes para llenar el local. No ocurri¨® as¨ª, y la verdad es que resulta dif¨ªcil dar con una explicaci¨®n razonable del hecho.

Los varios cientos de personas presentes ganaron cuanto perdieron los ausentes: uno de los mejores y m¨¢s bellos conciertos de la temporada. Medido, perfectamente seleccionado y con la rica variedad que muestra la escuela italiana del siglo XVII, el programa nos hizo escuchar canzoni, sonatas y tocatas de compositores tan conocidos como Frescobaldi y Corelli, y otras de autores menos divulgados entre el gran p¨²blico, aunque familiares para los amantes y practicantes de la m¨²sica barroca. Hace s¨®lo unos d¨ªas, un grupo de iniciativa espa?ola y composici¨®n internacional -Zarabanda, que dirige ?lvaro Mar¨ªas- convoc¨® en el mismo Real una audiencia casi masiva que apreci¨® la extraordinaria calidad de las versiones. Muchos de los componentes -empezando por Mar¨ªas- proceden de la escuela holandesa.

?C¨®mo imaginar que ante la presencia de las fuentes la respuesta haya sido menor, aunque no el entusiasmo? Cabe aventurar que al encontrarnos en per¨ªodo muy pr¨®ximo a los ex¨¢menes, y siendo j¨®venes los m¨¢s c¨¢lidos y numerosos partidarios de la m¨²sica antigua, su asistencia a este y otros conciertos interesantes disminuya. Se mantiene, en cambio, la fidelidad al gran repertorio sinf¨®nico -Brahms, Beethoven, Chaikovski-, pero se trata de "otro p¨²blico". Otras son tambi¨¦n las emociones y afectos que provocan m¨²sicas como las de Cima, Spadi, Frescobaldi, Marini, Selma, Galli, Falconiero, Montalvano, Mertila, Fontana, Pesenti, Cesare y Riccio, nacidas en Venecia o Palermo, en Bolonia, Mil¨¢n o N¨¢poles durante la primera mitad del siglo XVII, salvo la Sonata de Corelli, que es de comienzos del XVIII.

Pocas veces asistimos -o participamos- en un m¨¢s hondo desentra?ar las ultimidades de un arte en evoluci¨®n que acaba imponiendo "la pasi¨®n sobre la raz¨®n" en el pleno barroco, sin que la expresi¨®n human¨ªstica, desnuda de ret¨®rica pero estrictamente conmovedora, salga lesionada.Pocas veces tambi¨¦n la ciencia de componer, el pensamiento que la mueve y el sentimiento como acto a la vez cordial e intelectual se conjuntan en m¨¢s depurada s¨ªntesis.

Las versiones de todas las obras fueron literalmente magistrales. Cada intervenci¨®n era un ejemplo a seguir por la solvencia de las orientaciones, la imaginaci¨®n de las soluciones y el alt¨ªsimo virtuosismo de los tres int¨¦rpretes.