Ra¨ªces y manierismos de un genio creador

De la actual gira europea de la compa?¨ªa de Martha Graham, una de las ofertas m¨¢s jugosas son los solos, donde se encuentran las semillas de la danza moderna americana y del particular estilo elaborado por la propia Martha Graham, devenido en m¨¦todo y pedagog¨ªa.El ambiente ciertamente ex¨®tico de estas miniaturas coincide con una moda que se cultiv¨® en Norteam¨¦rica a principios de este siglo. Louis Confort Tiffany hab¨ªa inundado Nueva York con motivos orientales en las joyas, vidrieras, decoraciones y tapices. La moda eran aquellos salones humeantes que m¨¢s recordaban un cuadro de Fortuny, y la compa?¨ªa Denishawn se sum¨® a la corriente en boga.

Presentados de manera cronol¨®gica, los solos decantan los movimientos hasta que en La mentation y Frontier, los ¨²ltimos, est¨¢n los rond de jambe, que luego se har¨ªan omnipresentes en su tratamiento coreogr¨¢fico. Est¨¢n tambien los equilibrios, el acento de tierra creando tensi¨®n, espacial y, sobre todo, un inter¨¦s comunicativo de la interioridad. Martha Graham ya bocetaba su fuerte pesonalidad por encima de la danza misma.En el primero, the Incense, Ruth St. Denis acusa la influencia de los albores de la escuela rusa en Estados Unidos, con un pretencioso movimiento de brazos a lo Pavlova. La Serenata morisca precodifica unos desplazamientos r¨¢pidos sobre el suelo y hace uso por primera vez de una amplia falda que se convertir¨ªa en su elemento inveterado, casi una raz¨®n de estilo. Las dos piezas finales, Temptations... y The rite.., pertenecen a las ¨²ltimas producciones de la Graham: 1986 y 1984, respectivamente..

Los resultados de estas obras de taller son mucho menos interesantes, como producto coreogr¨¢fico, que las piezas anteriores. Hay en ellas un maniensmo recurrente, donde se sostiene una calidad interpretativa y de concepto estil¨ªstico pero falta esa voluntad innovadora de anta?o. La pieza final est¨¢ concebida como un movimiento masivo, si se exceptua el solo de Teresa Capucilli, bailado con virtuosismo, pero que no brilla por su originalidad. Le lleg¨® a Graham mucho m¨¢s tarde ese ejercicio erudito de reiteraci¨®n a partir de las masas, en que ya han ca¨ªdo B¨¦jart, Gregorovich, Petit y otros grandes de hoy. Temptations... es tambien algo fr¨ªo y esquem¨¢tico, aunque de tono elevado. Los dise?os de Halston, edulcorados y de colores pasteles, no aportaban esa din¨¢mica espacial que pretende la pieza.