Aparecen nuevas cenizas de Dante en Roma

Contin¨²a el misterio sobre las cenizas de Dante Alighieri. Mientras los dos sobres amarillos con el polvo de los restos mortales d¨¦l autor de la Divina comedia que se conservaban en la Biblioteca Nacional de Florencia han desaparecido, nuevas cenizas del divino escritor han aparecido en Roma.Estaban custodiadas nada menos que en la biblioteca del Senado de la Rep¨²blica. Las cenizas romanas de Dante no son muchas, aunque parecen aut¨¦nticas. Llegaron a Roma gracias a una espectacular historia de amor. Las reliquias romanas se han conservado dentro de un broche de oro en forma de medall¨®n, que el joyero Leopoldo Settepassi, del Ponte Vecchio, de Florencia, hab¨ªa realizado paraque una mujer desconocida conservase los miligramos preciosos de cenizas de Dante que le hab¨ªa regalado su amante Enrico Pazzi, el escultor que hizo la estatua de Dante en Florencia.

Seg¨²n cuentan las cr¨®nicas, cuando los florentinos, en 1865, fueron a recuperar los restos mortales del poeta a R¨¢vena para trasladarlos a la iglesia de Santa Cruz, lo ¨²nico que obtuvieron fueron "dos pizcas" de polvo (pugelli) rascado de las paredes del sarc¨®fago que hab¨ªa contenido los restos de Dante. Se trataba de polvo desprendido de sus huesos y de la corona de laurel con la que hab¨ªa sido enterrado. Dichas pizcas fueron regaladas a Gian Battista Gitiliani y a Enric¨® Pazzi, el escultor. Pero mientras el primero entreg¨® la reliquia a la Biblioteca de Florencia, de donde hoy han desaparecido, Enrico Pazzi, el escultor, ten¨ªa un amor secreto, y como gesto supremo de su pasi¨®n, le regal¨® a aquella mujer las preciosas cenizas. La dama, hoy desconocida, se fue al mejor joyero del Ponte Vecchio para que le hiciera uno de aquellos broches-relicarios en los cuales sol¨ªan conservarse trozos de pelo de las personas amadas ya dift¨ªntas. El joyero le incrust¨® en el broche, bajo cristal, la pizca de cenizas.

El broche acab¨® al final en manos del senador del reino Alessandro Di Ancona, quien lo regal¨® a la Biblioteca del Senado. All¨ª, en un habitaci¨®n oscura, ha quedado durante tanto tiempo enterrada la reliquia de Dante.

Un jarro de agua fr¨ªa lo ha echado, sin embargo, Bonadonna Russo, responsable de la biblioteca, quien ha confesado que dichas cenizas o polvo no han sido nunca examinadas. Se han convertido dichas reliquias en simple y poderoso acto de fe; como los relicarios que en varias partes de Italia conservan a¨²n de gotas de leche de la Virgen Mar¨ªa, o el famoso Prepucio de Cristo, tambi¨¦n desaparecido hace dos a?os de la iglesia de Calcata, cerca de Roma.