La bonanza del 'canuto'
La primera asociaci¨®n de consumidores de hach¨ªs quiere vigilar la calidad del producto
Gin¨¦s Pitaluga, Juan Pla, Patricio G¨®mez y Rafael Nieto han fundado y legalizado la Asociaci¨®n de Consumidores de Derivados del Cannabis (ACDC). Desde 1983 est¨¢ despenalizado el consumo del popular canuto, pero no legalizado, lo que ha creado una situaci¨®n ambigua y resbaladiza, en la que todo depende del talante del polic¨ªa que te vea o del juez que te juzgue. En un salto adelante, la ACDC quiere velar por la calidad del producto y por su venta en los comercios. Sin embargo, el Gobierno espa?ol ratific¨® el protocolo de la ONU sobre sustancias estupefacientes, entre las que se incluyen las derivadas del cannabis.
Los cuatro fundadores de la ACDC pretenden la legalizaci¨®n plena del hach¨ªs y su venta por los canales comerciales habituales. ACDC quiere conseguir un control de calidad del art¨ªculo que se expende al consumidor, algo as¨ª como una denominaci¨®n de origen.Un kilo de chocolate puede comprarse por entre 200.000 y 250.000 pesetas, seg¨²n calidad, pero adquirido al por menor sube su precio y baja su calidad. Por mil pesetas -un talego- no puede comprarse otra cosa que dos gramos de algo que es chocolate marroqu¨ª s¨®lo en parte.
A diferencia con esa droga blanda, un gramo de droga dura como la hero¨ªna sale por unas 20.000 pesetas; pero comprado en esas o a¨²n m¨¢s peque?as cantidades -una dosis-, el caballo est¨¢ muy adulterado con lactosa, sacarosa, talco, az¨²car e incluso estricnina. La mayor¨ªa de la hero¨ªna entra en Madrid kilo a kilo, tra¨ªda por medianos traficantes que la adquieren en Tailandia, Oriente Pr¨®ximo o Anisterdam. El caviar de los estupefacientes, la coca¨ªna o perico, producida en la regi¨®n andina, cuesta alrededor de las 15.000 pesetas el gramo.
"Diversificar la oferta con las diferentes especies -hach¨ªs liban¨¦s, afgano, marroqu¨ª, incluso de producci¨®n nacional-, permitir¨ªa, dedicar todas las energ¨ªas sociales y policiales a la lucha contra las drogas realmente peligrosas para las personas y la sociedad, le¨¢se hero¨ªna", dicen los miembros de la reci¨¦n legalizada asociaci¨®n.
"Los beneficios para el Estado derivados de la venta de hach¨ªs, muchos miles de millones de pesetas anuales, podr¨ªan destinarse a ayudar a los hermanos airados de los tranquilosfumetas, los heroin¨®rnanos". Seg¨²n ACDC existen en Espa?a 1.800.000 consumidores de canutos.
El consumo de drogas blandas fue despenalizado el 17 de julio de 1983, pero comenz¨® una ¨¦poca de confusi¨®n que a¨²n persiste, y que es fuente de paranoia constante para los consumidores de hach¨ªs, ofumetas, apelativo de los m¨¢s j¨®venes hacia los que s¨®lo fuman hach¨ªs.
Cigarrillos de la risa
A la confusi¨®n legal se une la creciente adulteraci¨®n del producto. Los m¨¢s antiguos se han retirado del vicio porque les atonta la cabeza. Los que han rebasado la barrera de los treinta tratan de disimular su adicci¨®n saliendo de casa con los pitillos preparados y camuflados en el paquete de rubio. Encontrar un papelillo en cualquier garito de la ciudad en el que se re¨²nen j¨®venes con crestas, tup¨¦s y pulseras claveteadas es casi imposible. Los m¨¢s j¨®venes ven a esos carrozas, como grandes d¨ªnosaurios que se ven desbordados por la velocidad del whisky con anfetas, la coca o el caballo.Los promotores de la asociaci¨®n reprochan a las fuerzas sociales de izquierda "su pol¨ªtica de boquilla". La derecha siempre ha considerado el hach¨ªs como el primer paso de la drogadicci¨®n.
En la oposici¨®n, Juventudes Socialistas, Comunistas, de UCD, PSOE y PCE se mostraron a favor de la legalizaci¨®n -y no s¨®lo de la despenaliz aci¨®n-, de las denominadas drogas blandas. Gin¨¦s Pitaluga recuerda que el Ayuntamiento de Madrid debati¨® una vez en pleno, en 1979, la legalizaci¨®n del popular canuto. Pocos d¨ªas m¨¢s tarde, el alcalde Enrique Tierno Galv¨¢n alud¨ªa a la peligrosidad del porro.
La izquierda, a medida que ha ido tomando el poder, ha escamoteado un debate p¨²blico sobre la legalizaci¨®n del canuto. Por eso la asociaci¨®n naciente ha enviado su programa a los partidos pol¨ªticos para que se definan, sobretodo ahora que estamos en ¨¦poca preelectoral".Para la polic¨ªa, las cosas est¨¢n muy claras. Espa?a ratific¨® el protocolo de la ONU de 1972 so bre sustancias estupefacientes y psicotr¨®picas, en las que est¨¢ in cluido el hach¨ªs, por lo que es una sustancia ?legal a perseguir -la simple despenaaaci¨®n del consumo ya provoc¨® protestas internacionales-.Para nosotros, afirm¨® Pedro Rodr¨ªguez Nicol¨¢s, comisario ge neral de Polic¨ªa Judicial, existe la droga, sin distinci¨®n de duras o blandas. "El hach¨ªs es una sustancia prohibida internacionalmente y no se puede comercializar", asegur¨® Rodr¨ªguez Nicol¨¢s."La tendencia, en este sentido, no es la de rebajar las leyes, sino endurecerlas".
Rodr¨ªguez Nicol¨¢s considera una falacia la idea de que los beneficios conseguidos con el comercio sirvan para desintoxicar a los enganchados por droga dura: "La situaci¨®n ser¨ªa la misma del tabaco. Al Estado le cuesta m¨¢s dinero curar las enfermedades producidas por el consumo del tabaco que los beneficios que obtiene por su venta".El detenido con hach¨ªs pasa, por tanto, a disposici¨®n judicial, y es el juez quien determina qu¨¦ es consumo o qu¨¦ es tr¨¢fico. Sinembargo, otro d¨ªa cualquiera, el 13 febrero de 1984, por ejemplo, la Polic¨ªa Nacional oblig¨® a la Guardia Urbana de Hospitalet a devolver el hach¨ªs incautado a tres ciudadanos.
En manos de los jueces
La valoraci¨®n personal de los jueces, en cuyas manos el Gobierno dej¨® la patata caliente, es otro factor de intranquilidad. La Audiencia Provincial de Granada consider¨¦ en julio de 1983 que la posesi¨®n de 431 gramos de hach¨ªs pod¨ªa considerarse de consumo propio. La Sala Segunda del Tribunal Supremo, sin embargo, consider¨® que la invitaci¨®n mutua de dos amigos para fumarse unos porros exced¨ªa el autoconsumo. Los dos amigos fueron condenados a un a?o de prisi¨®n menor.Un funcionario del Laboratorio Municipal afirm¨® que el hach¨ªs est¨¢ declarado como sustancia estupefaciente, por lo que ellos no pueden hacer an¨¢lisis. La secci¨®n de toxicolog¨ªa, que es la que se encarga de este tipo de productos, s¨®lo informa de si las muestras presentadas son derivados del Cannabis o no, pero no de su grado de pureza.
La v¨ªa para reclamar al vendedor est¨¢ cerrada. Una asociaci¨®n de consumidores legalmente constituida deber¨ªa tener derecho a conocer la calidad del art¨ªculo. Casi dos millones de espa?oles sabr¨ªan valorar una buena cosecha.
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