Agrias acusaciones mutuas entre Thatcher y Kinnock en la precampa?a electoral
Las primeras salvas de la traca electoral brit¨¢nica, cuya nit de foc o apoteosis final tendr¨¢ lugar el 11 de junio pr¨®ximo, se dispararon ayer con agrios intercambios entre sus dos protagonistas principales, la primera ministra, Margaret Thatcher, y el l¨ªder de la oposici¨®n, el laborista Neil Kinnock. Ambos aprovecharon el pen¨²ltimo Question time antes de las elecciones, el espacio asignado dos veces por semana para interrogar directamente a los jefes de Gobierno, para marcar la pauta de lo que promete ser una de las campa?as electorales m¨¢s duras desde finales de la II Guerra Mundial.
Kinnock ret¨® a la primera ni?nistra a celebrar un debate cara a cara en televisi¨®n para discutir los temas pol¨ªticos m¨¢s candentes a lo que Thatcher se neg¨®, entre los gritos de apoyo de sus partidarios y los de desaprobaci¨®n de la oposici¨®n, con la excusa de que tal debate "provocar¨ªa m¨¢s tensi¨®n que luz".Ante la insistencia de Kinnock, y en medio de un esc¨¢ndalo total producido por las mutuas y habituales recriminaciones entre los diputados del Gobierno y de la oposici¨®n, Thatcher manifest¨® que no estaba dispuesta a "conceder la tribuna" a Kinnock. "Como han hecho mis antecesores, yo presentar¨¦ mi programa al electorado con la propia ejecutoria de lo conseguido por mi gobierno", dijo.
En una de las preguntas, un diputado laborista acus¨® a la se?ora Thatcher de "arrogante" e "impertinente" por permitirse afirmar que no s¨®lo ganar¨¢ un tercer mandato el 11 de junio, sino tambi¨¦n un cuarto en los siguientes comicios.
Dado lo que los dirigentes y los partidos se juegan en estas elecciones generales, no es exagerado afirmar que los comicios son los m¨¢s importantes que se celebran desde la derrota de Winston Churchill en 1945 despu¨¦s de haber conducido a Gran Breta?a a la victoria en la II Guerra Mundial.
En primer lugar, Margaret Thatcher se juega a una sola carta lo que sus partidarios llaman su "papel en la Historia". Dado que constitucionalmente su mandato no expira hasta junio de 1988, una derrota electoral conservadora, supondr¨ªa el fin de la carrera pol¨ªtica de la primera ministra, para quien ser¨ªa muy dif¨ªcil explicar a sus partidarios las razones por las que ha convocado a las urnas un a?o antes de expirar su mandato y cuando su Gobierno cuenta con una mayor¨¢ parlamentaria de 136 diputados.
No confiarse
De ah¨ª las contin¨²as apelaciones de Thatcher y del presidente del Partido Conservador, Norman Tebbit, a sus fieles para que no den la victoria por supuesta y acudan a votar. "Tenemos que luchar cada pulgada del camino para conseguir la aprobaci¨®n y el mandato del electorado", manifest¨® la primera ministra en su primera entrevista en televisi¨®n tras la convocatoria electoral.En cuanto a la oposici¨®n mayoritaria, laborista, la elecci¨®n es vital. No se trata s¨®lo del futuro de Neil Kinnock como l¨ªder sino del destino del propio partido. Un gran n¨²mero de estudiosos de la ciencia pol¨ªtica en las universidades brit¨¢nicas se ha empezado ya a preguntar si el Partido Laborista resistir¨ªa una tercera derrota electoral consecutiva sin sufrir una importante crisis que llegase a amenazar su.posici¨®n como segundo partido del pa¨ªs y sin que si se produjera una serie de deserciones hacia la socialdemocracia.
Kinnock, que lidera el laborismo por primera vez en unas elecciones generales despu¨¦s de los desatrosos resultados obtenidos por el partido en 1983, se mostr¨® ayer confiado en que "los valores morales" defendidos por su partido le dar¨¢n la victoria final. "Hay que optar entre la confrontaci¨®n representada por los conservadores o la uni¨®n representada por el laborismo", fue el mensaje de Kinnock.
Por ¨²ltimo, unos resultados peores que los de 1983 significar¨ªan el fin del maridaje entre los liberales de David Steel y los socialdem¨®cratas de David Owen -los Davides frente a Goliath- y el fin del intento de cambiar el panorama pol¨ªtico brit¨¢nico, dominado desde siempre por el monopolio de los dos grandes partidos gracias al sistema electoral mayoritario, donde s¨®lo el candidato m¨¢s votado gana el distrito electoral. Con s¨®lo un dos por ciento menos de votos populares, los dos partidos de la Alianza s¨®lo consiguieron 23 diputados frente a los 209 obtenidos por los laboristas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.