Por qu¨¦ quiero ser alcalde
Toda voluntad pol¨ªtica, si es leg¨ªtima, nace de un profundo deseo de transformar la sociedad. Si no se cuenta con esta ilusi¨®n ut¨®pica es preferible abordar otros planteamientos vitales que, por otra parte, pueden ser igualmente v¨¢lidos.Dentro de unos d¨ªas se van a cumplir los 10 a?os desde la celebraci¨®n de las primeras elecciones libres despu¨¦s de muchos de r¨¦gimen dictatorial. El 15 de junio de 1977 era el punto de arranque de un gran anhelo de libertad y de participaci¨®n, tras un proceso de transici¨®n a la democracia impulsado por el Rey y magn¨ªficamente dirigido por Adolfo Su¨¢rez.
El 15 de junio viene a tener un significado especial. Un antes y un despu¨¦s para un pa¨ªs que tradicionalmente no ha visto suficientemente culminados en el pasado los procesos de transformaci¨®n.
A pesar de m¨²ltiples dificultades se conquistaron reformas que parec¨ªan imposibles: la modernizaci¨®n de una sociedad basada en la libertad y en un marco de convivencia.
Muchas de las personas que hemos participado en la transici¨®n creemos que el cambio iniciado est¨¢ a¨²n sin completar. Se hizo admirablemente el cambio pol¨ªtico y se logr¨® el estado de las libertades, pero a¨²n est¨¢ sin conseguir el cambio social.
Para contribuir a realizar ese cambio en la ciudad de Madrid quiero ser alcalde. Es imprescindible hacer el cambio social que el pueblo espa?ol demanda a gritos. ?Ya est¨¢ bien! Por esto quiero ser alcalde. Para estar lo m¨¢s cerca posible del pueblo. Para proyectar desde la vida municipal la esperanza de un pueblo que se debate entre el desencanto y su aspiraci¨®n de mayores niveles de participaci¨®n, de justicia y de igualdad.
De espaldas a la realidad
El PSOE gobierna de espaldas a la realidad social y s¨®lo aparenta reaccionar cara a la galer¨ªa ante las consultas electora les y con el ¨²nico objetivo de fabricarse una imagen que ya no tiene credibilidad.
El proyecto socialista, que tanta ilusi¨®n despertara en el oto?o del a?o 1982, aparece hoy agotado y reducido a la ocupaci¨®n y la permanencia en el poder.
La sociedad aparece bloqueada por la falta de di¨¢logo y porque los socialistas est¨¢n m¨¢s pendientes de vender una imagen que de afrontar los problemas que preocupan a los ciudadanos.
No se puede perder m¨¢s tiempo. Es absolutamente inaceptable seguir con ambig¨¹edades. Hay que afrontar con decisi¨®n y firmeza una labor para la que se necesitan todas las fuerzas, todas las ideas, todas las voluntades y todas las ilusiones colectivas. Una labor de reestructuraci¨®n social que el pueblo espa?ol exige sin m¨¢s dilaci¨®n. Una labor que empieza por los ayuntamientos y, m¨¢s concretamente, por el Ayuntamiento de Madrid.
Madrid es una ciudad emblem¨¢tica de la democracia espa?ola y siempre lo ha sido del coraje y el valor nacional. Madrid levant¨® varias veces la bandera de la protesta y de la contestaci¨®n popular para acabar con los abusos de un Godoy, o de Esquilache, o de Napole¨®n. Es una ciudad que ama la libertad como ninguna otra. Supo resistir hasta el final durante la guerra civil. En el mot¨ªn de los gatos dio la talla de su rebeld¨ªa y amor a la justicia. Nadie puede decir que se siente aqu¨ª forastero. Ha sido hist¨®ricamente la tierra de promisi¨®n de los desheredados, de los huidos, de la miseria y hasta de los que se atrev¨ªan a enfrentarse con los aires duros e intolerantes de la Inquisici¨®n.
El pueblo de Madrid es un gran pueblo, y, por eso, tengo la confianza de que los madrile?os, en las pr¨®ximas elecciones, van a ponerse a la cabeza de los espa?oles para cambiar los modos y maneras de gobernar y configurar un mapa pol¨ªtico m¨¢s plural que acabe con la arrogancia, la falta de di¨¢logo y la insensibilidad social de que viene haciendo gala el partido en el poder, desde las mayor¨ªas absolutas que detenta en las diferentes instituciones.
He dicho estos ¨²ltimos d¨ªas que no concibo mayor ilusi¨®n ni una misi¨®n m¨¢s noble, que ser alcalde de Madrid, para trabajar activamente por el bienestar de sus ciudadanos y facilitar la vida de los madrile?os.
Nuevo talante
Igual que la transici¨®n ha sido un proceso estudiado y valorado por universidades, canciller¨ªas y analistas de todo el mundo, Madrid precisa un nuevo estilo de ayuntamiento, m¨¢s sensible a la realidad social y con mayor nivel de participaci¨®n ciudadana, pues no en vano la vida municipal es la escuela de la democracia. Es preciso un nuevo talante sin prepotencia y donde se practique el di¨¢logo, se admita la cr¨ªtica, se fomente la autocr¨ªtica y se logre el objetivo final del cambio social.
Tambi¨¦n he dicho en esta precampa?a que tengo la convicci¨®n de que si los madrile?os me otorgan su confianza para ocupar el puesto que dej¨® vacante el profesor Tierno, ser¨¦ un buen alcalde de Madrid.
Quiero ser alcalde de todos los madrile?os y no de unos pocos. Y menos a¨²n de unos m¨¢s que de otros. Quiero ser el alcalde de la luz y la transparencia en la gesti¨®n. Quiero ser el alcalde de Madrid para luchar contra el paro y acabar con el despilfarro a costa del bolsillo de los madrile?os, terminar con el tr¨¢fico de drogas, eliminar la inseguridad ciudadana actual, erradicar el chabolismo, la pobreza y la marginaci¨®n social.
Me gustar¨ªa culminar mi vida pol¨ªtica como alcalde de Madrid, y me gustar¨ªa que se me recordara por haber impulsado a Madrid como punta de lanza de la transformaci¨®n social que Espa?a necesita. Me gustar¨ªa que Madrid sea marco de una sociedad participativa y solidaria, una capital en la que la cultura no sea pura apariencia, sino aut¨¦ntica igualdad de oportunidades para todos.
Los alcaldes y corregidores tienen en Espa?a una gran tradici¨®n y autonom¨ªa desde Pedro Crespo al alcalde de M¨®stoles. El poder municipal se ha mantenido en ¨¦pocas de opresi¨®n, de monarqu¨ªa absoluta o de dictadura. Madrid se ha llevado siempre la palma en este aspecto.
Ser¨¦ respetuoso con las instituciones y con las personas, pero ser¨¦ inflexible con el enga?o y la arrogancia, practicar¨¦ la mesura ante los problemas, pero ser¨¦ rebelde con causa ante el paro, la miseria y los desequilibrios sociales.
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