La Concepci¨®n
No se atrev¨ªa uno a decirlo hasta que nuestro La¨ªn lo ha dicho: "El traslado de la Concepci¨®n a Alcal¨¢ afectar¨ªa muy gravemente al rendimiento cient¨ªfico y al prestigio de la Fundaci¨®n". Uno escribe entre una estufilla que ya se quema a s¨ª misma y una m¨¢quina olivetti de cuando entonces, port¨¢til. Uno, de vez en cuando, va a La Concha, a la Jim¨¦nez D¨ªaz, como ustedes quieran, a que le miren la muerte por dentro hombres como Carre?o, como R¨¢bago, como Pacios, como Sanabria, como Leoz, como Mogena, como G¨® mez Orbaneja, que se me ha muerto entre consulta y consulta. Como Jim¨¦nez D¨ªaz, mismamente, de cuya m¨¢gica imposici¨®n de manos ya tengo repetidamente escrito, y que all¨ª me la hizo. La¨ªn, que no repara en cartas, ha escrito al ministro de Sanidad y le ha pedido que no cierre la Jim¨¦nez D¨ªaz. Un hijo de La¨ªn, all¨ª, me cur¨¦ a m¨ª una cosa g¨¢strica. La Concepci¨®n es el sitio donde me ha muerto y me ha vivido mucha gente, empezando o terminando por m¨ª mismo, mucha gente querida, necesaria, y uno no ve la raz¨®n para que haya que sacarle esa muela a Madrid. La razones meramente econ¨®micas ya no son razones, se?or ministro, y esto se lo dice uno que ha le¨ªdo a Marx. Campechan¨ªa eficaz y directa de Carre?o, ascetismo cient¨ªfico de R¨¢bago, simpat¨ªa eficaz de Pacios, democratismo americano de Sanabria, sabidur¨ªa milenaria de Leoz, dandismo cient¨ªfico de Mogena, paisanaje entra?able de Orbaneja. ?Es que todo eso se lo van a llevar? Hago una cr¨®nica subjetiva, s¨ª, porque me da la gana, porque s¨¦ c¨®mo la Concepci¨®n es un mundo, y uno ha llegado a conocer profundamente a sus hombres.Uno ha vivido la Concepci¨®n en la vida y en la muerte. Fino analismo del doctor Fayos, humanidad callada, sobria y profunda de Linares, tan digno de silueta. Miles de madrile?os se han familiarizado con la imagen entra?able de estos m¨¦dicos/padres. Hoy sabemos lo que la contratrasferencia emotiva supone para el enfermo. No se puede deshumanizar la Concepci¨®n, llev¨¢rsela a otro sitio, que era como la Casa de la Vida -y es- de las tribus primitivas. La Fundaci¨®n Jim¨¦nez D¨ªaz est¨¢ fundada en nuestro coraz¨®n enfermo y s¨®lo un brutal burocratismo puede desarraig¨¢mosla. Uno prefiere morir ah¨ª a salvarse en otro sitio.
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