Una obra maestra absoluta
Coincidencias. Las cenizas de Orson Welles y la silueta de su hija arman estos d¨ªas revuelo por suelo espa?ol, al tiempo que se muere la m¨¢s c¨¦lebre de sus mujeres, Rita Hayworth. Hace meses, TVE anunci¨® un ciclo sobre el genial artista y hoy deb¨ªa empezar con la proyecci¨®n de su hist¨®rica opera prima, Ciudadano Kane.Pues bien, la cronolog¨ªa se va al garete porque los programadores han decidido aprovechar la ocasi¨®n iniciando el ciclo con La dama de Shanghai, justo homenaje a la protagonista de Gilda, pel¨ªcula realizada en 1948, y la que ocasion¨® que a partir de entonces Hollywood fuera para WeIles ya s¨®lo un sue?o truncado.
Quiere la leyenda (y el cine, a Dios gracias, se alimenta de ellas) que La dama de Shanghai se engendrara de una manera peculiar. Estaba el gordo todav¨ªa no muy gordo en una situaci¨®n econ¨®micamente comprometida cuando desde una estaci¨®n de ferrocarril llam¨® al mandam¨¢s de la Columbia, Harry Cohn, para proponerle una pel¨ªcula con su mujer, Rita, por aquel entonces estrella puntera del estudio. "Una historia magn¨ªfica", fue lo ¨²nico que la cabeza humeante de Orson pudo improvisar en aquel momento. No exactamente lo ¨²nico: acorralado por el productor sobre que¨¦historia era ¨¦sa, alarg¨® su brazo hacia una estanter¨ªa de la estaci¨®n y ley¨® el t¨ªtulo de una novelucha: La dama de Shanghai. Luego, se vio obligado a leerla y a reconocer que era mal¨ªsima. El aserto que dice que de la, malas novelas pueden salir grandes pel¨ªculas llega, con La dama de Shanghai, a su culminaci¨®n. No puede haber, parece ser, novela tan mala, y poco, filmes hay tan buenos.
La impronta de Welles
?Qu¨¦ tiene, pues, esta pel¨ªcula ejemplar para provocar la admiraci¨®n de los aficionados si, por un lado, nace de penalti: por otro, est¨¢ interesadamente interpretada por una actriz que no se correspond¨ªa con el car¨¢cter cinematogr¨¢fico wellesiano -y Orson la dor¨® hasta casi convertirla en otra mujer-, y, finalmente, sufri¨® un montaje nuevo tras la bilis escupida por Cohn al verla por primera vez? Tiene, en cualquier caso, la impronta Welles.La capacidad de su ojo de maravillar con s¨®lo pesta?ear. Un inicio endiablado, donde una voz nos cuenta, y nosotros vemos, c¨®mo un marinero salva a una mujer de unos gamberros, ya nos mete en la vor¨¢gine de una trama policial sumamente enmara?ada, que tendr¨¢ un metaf¨®rico desenlace en el sal¨®n de espejos e im¨¢genes infinitas, el laberinto que no conduce nunca a centro alguno.Pel¨ªcula din¨¢mica y de trazos a¨¦reos, no exenta de penetrantes s¨ªmbolos (los tiburones que se comen los unos a los otros frente a la elegante voracidad de los hombres), La dama de Shanghai es, en todo caso, una obra maestra absoluta, para algunos la mejor pel¨ªcula de Orson Welles.
La dama de Shangai se emite hoy a las 21.45 por TVE-2.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.