Concepci¨®n global, integral, de la salud
Definir la salud ha sido y contin¨²a siendo motivo de controversia. En 1968, la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS) la defini¨® como "un estado de completo bienestar f¨ªsico, mental y social, adem¨¢s de ausencia de enfermedad". Esta definici¨®n contiene elementos renovadores, tales como el hecho de considerar la salud desde un punto de vista positivo y no s¨®lo como ausencia de enfermedad. Sin embargo, no se hace referencia a la interacci¨®n entre el hombre y su entorno, y al aspecto din¨¢mico que ello implica. En definitiva, la salud tiene m¨²ltiples dimensiones, y lo que importa no es tanto definirla como aportar, en el intento de hacerlo, aspectos que puedan ser ¨²tiles para valorar la salud de las poblaciones e individuos, y sobre todo para dise?ar estrategias que la mejoren.Existe a menudo la creencia generalizada de que la salud est¨¢ influida fundamentalmente por la asistencia sanitaria. Hay evidencias m¨¢s que convincentes (McKeown y otros) que demuestran que esta perspectiva no es correcta. Factores tales como los estilos o h¨¢bitos de vida de los individuos y sociedades, as¨ª como las condiciones socioecon¨®micas y ambientales, desempe?an un papel mucho m¨¢s importante que los servicios sanitarios. No obstante, y a pesar de la necesidad de contar con un marco conceptual de la salud y sus determinantes, ¨²til para la elaboraci¨®n de una correcta pol¨ªtica sanitaria, tal esquema no ha existido hasta muy recientemente.
Fue M. Lalonde quien, en 1974, en su documento de trabajo Una perspectiva nueva sobre la salud de los canadienses propuso un modelo adecuado para dise?ar pol¨ªtica sanitaria. Seg¨²n este esquema conceptual, la salud de los individuos y de la sociedad depende de cuatro grandes elementos o determinantes: la biolog¨ªa humana, el medio ambiente (incluyendo tanto factores socioecon¨®micos como f¨ªsicos, qu¨ªmicos y biol¨®gicos), los estilos de vida (decisiones personales que afectan a la salud) y la organizaci¨®n de los servicios sanitarios.
Estrategia mundial
En este marco conceptual, la OMS ha dise?ado una estrategia mundial, europea y espa?ola para la salud definida a lo largo de siete programas generales de trabajo, todos ellos contemplados en la ley General de Sanidad. La 40? asamblea trata estos d¨ªas el octavo (1990-1995). Espa?a pertenece y colabora de una manera activa en los grupos t¨¦cnicos de trabajo, a uno de los cuales (Programas y planificaci¨®n) tengo el honor de pertenecer. Los programas s¨¦ptimo, octavo y noveno cubrir¨¢n el per¨ªodo 1984-2000, y son la respuesta organizada al reto de Estrategia mundial de la salud para todos en el a?o 2000, cuyo ¨²ltimo objetivo pretende que todos los ciudadanos del mundo alcancen entonces un grado de salud que les permita llevar una vida social y econ¨®micamente productiva.
Los programas generales constituyen el marco de los programas espec¨ªficos que la OMS desarrolla mediante la coordinaci¨®n internacional y la cooperaci¨®n t¨¦cnica con los Estados miembros. As¨ª, Espa?a tiene suscrito un convenio de cooperaci¨®n a medio plazo con la Oficina Regional Europea, que define objetivos, metas, procedimientos e indicadores para nuestro pa¨ªs en el seno de lo que podr¨ªamos llamar el espacio sanitario europeo.
El debate que se desarrolla aglutina cuatro grandes bloques, referidos, unos a direcci¨®n, coordinaci¨®n y gesti¨®n; otros, a infraestructura de los sistemas de salud; un tercer grupo que ahondar¨¢ en la situaci¨®n de ciencia y tecnolog¨ªa, referidos a salud, y, por ¨²ltimo, servicios de apoyo a, los programas. En ellos abordan los grandes problemas a los que todos los pa¨ªses, incluido Espa?a, tienen que dar respuesta, con el fin de impulsar la aplicaci¨®n de las estrategias nacionales de salud para todos. De esta forma ser¨¢ objeto de debate todo lo relacionado con: 1. Una mejor distribuci¨®n del n¨²mero y de las categor¨ªas del personal sanitario, fomento de la informaci¨®n al p¨²blico, de la educaci¨®n y de la investigaci¨®n para la salud, e incorporaci¨®n de los conocimientos sobre salud mental a la atenci¨®n general y al desarrollo social.
2. Acciones preferentes de prevenci¨®n y lucha contra las principales enfermedades, transmisibles y no transmisibles, con adopci¨®n de medidas espec¨ªficas para promover una alimentaci¨®n adecuada con alimentos inocuos.Prevenci¨®n de accidentes y disminuci¨®n del consumo de tabaco, alcohol y drogas, en un intento, todo ello, de cambiar los h¨¢bitos vali¨¦ndose de la "responsabilidad individual para la salud".
3. Actuaciones sobre el h¨¢bitat, fomentando la higiene del medio (agua potable, saneamiento b¨¢sico, reducci¨®n de la contaminaci¨®n del aire y del suelo y protecci¨®n en sentido amplio del medio natural).
Planificar inversiones
4. La correcta utilizaci¨®n de los servicios sanitarios y una adecuaci¨®n de las tecnolog¨ªas de diagn¨®stico, tratamiento y rehabilitaci¨®n al potencial socioecon¨®mico de cada pa¨ªs, planificando inversiones que, necesariamente, han de tener en cuenta criterios de m¨¢xima oportunidad social, tecnol¨®gica y econ¨®mica.
Las discusiones se organizan en grupos que versan sobre PoI¨ªticas econ¨®micas orientadas a la equidad en materia de salud, Planificaci¨®n financiera, Movilizaci¨®n de recursos y Mejora en la gesti¨®n de los recursos disponibles.
La estrategia mundial de salud subraya los estrechos y complejos v¨ªnculos que existen entre salud y desarrollo socioecon¨®mico. Se insiste en una estrategia de desarrollo social que debe dar consideraci¨®n especial a los m¨¢s necesitados: las grandes disparidades en cuanto a condiciones de vida y oportunidades deber¨¢n reducirse, con particular atenci¨®n a las ¨¢reas rurales, a los barrios m¨ªseros urbanos y a los grupos especiales de poblaci¨®n.
Los retos fundamentales que deben afrontar los Estados miembros ser¨ªan:
1. Voluntad pol¨ªtica en favor de la equidad social y decisiones de pol¨ªtica nacional encaminadas a corregir las disparidades en materia de salud y las socioecon¨®micas concomitantes, utilizando para ello esfuerzos coordinados de los sectores pertinentes.2. Acciones intensivas encaminadas a movilizar y conseguir la intervenci¨®n de grupos profesionales, dirigentes de la comunidad, organizaciones no gubernamentales y gente de todo tipo.
3. Participaci¨®n activa de las comunidades en la concepci¨®n de sus propios sistemas de salud.
4. Esfuerzos coordinados del sector de la salud y de otros sectores socioecon¨®micos conexos con objeto de alcanzar los objetivos de salud definidos.
5. Gesti¨®n vigorosa de los sistemas de salud, incluido el fortalecimiento de los mecanismos de apoyo informativo.
6. Reforzamiento de la infraestructura sanitaria, con la tarea principal de completar tanto la red de atenci¨®n primaria como la hospitalaria de salud, para poder utilizar plenamente las posibilidades de esos servicios, estableciendo la asistencia escalonada, pasando de la patolog¨ªa m¨¢s frecuente y menos sofisticada a la menos frecuente y m¨¢s sofisticada, a trav¨¦s de los servicios de referencia.
7. Pol¨ªticas espec¨ªficas sobre los aspectos cuantitativos y cualitativos de la formaci¨®n de personal de salud.
8. Investigaciones sobre problemas cr¨ªticos que afectan a la estrategia y utilizaci¨®n apropiada de la tecnolog¨ªa de atenci¨®n de salud para fortalecer la atenci¨®n primaria.
9. Utilizaci¨®n ¨®ptima de todos los recursos disponibles y b¨²squeda de todos los medios posibles para mejorar la financiaci¨®n de la infraestructura sanitaria.
Como puede verse, todo lo anterior sit¨²a los debates sobre salud en un terreno cuyo centro de gravedad est¨¢ fuera del dispositivo de prestaci¨®n de cuidados: en el hogar, la f¨¢brica o la ciudad; all¨ª donde la salud se promueve o se pierde, no s¨®lo donde se repara. Evidentemente, el personal que trabaja en el sistema es pieza clave en cualquier estrategia de salud, y su responsabilidad, enorme. Pero el debate y la adopci¨®n de prioridades en salud afecta a toda la sociedad y al conjunto de la acci¨®n de gobierno de cada Estado. Es posible un consenso amplio sobre los objetivos a medio y largo plazo, incluso manteniendo posibles discrepancias coyunturales sobre temas organizativos que, en principio, no deben ser obst¨¢culo a?adido en esa lucha por el estado de salud que todos deseamos.
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