Una demanda educativa
Hace ya bastantes meses, en este mismo diario -el 22 de septiembre de 1986-, tuve ocasi¨®n de publicar un art¨ªculo sobre cuatro ideas motrices para el futuro de Madrid, en el que me refer¨ª al empleo juvenil, la muestra cultural y cient¨ªfica Primavera de Madrid 1992, la rehabilitaci¨®n integral y la universidad del Sur.El 1 de octubre hice una pregunta al ministro de Educaci¨®n en el Congreso, que dec¨ªa textualmente: "Dentro de las previsiones globales sobre pol¨ªtica universitaria, ?tiene concebido el Gobierno alg¨²n plan concreto para la creaci¨®n de la universidad del Sur, para las zonas meridionales del ¨¢rea metropolitana de Madrid?". La contestaci¨®n del ministro fue terminante, y podr¨ªa resumirse en una de sus frases que aparece en el Diario de Sesiones del Congreso: "Madrid tiene cuatro universidades, y el Gobierno no tiene previsto crear una nueva en el Sur". En la r¨¦plica a sus observaciones a est¨¢ primera respuesta suya, el ministro concret¨® a¨²n m¨¢s: "La pol¨ªtica del Ministerio de Educaci¨®n, en lo que se refiere a atenci¨®n de la demanda de ense?anza superior en Madrid, no pasa por la universidad que usted se?ala. S¨ª pasa por una expansi¨®n de la oferta de la universidad de Alcal¨¢ de Henares; s¨ª pasa por la expansi¨®n del campus de Somosaguas, que se est¨¢ emprendiendo, y pasa tambi¨¦n por una mejora de la infraestructura de las universidades ahora existentes".
Creo que la respuesta del ministro de Educaci¨®n y Ciencia no pudo ser m¨¢s desafortunada. De hecho, con algunas figuras ret¨®ricas formuladas de manera desabrida, lo que dej¨® bien en claro es que, desde su prepotencia, marginaba a los madrile?os de cualquier esperanza inmediata de creaci¨®n de una universidad en el sur de Madrid, a pesar de que se trata de una necesidad ampliamente sentida en distritos meridionales de la capital (como Latina, Villaverde, Vallecas, Carabanchel, etc¨¦tera) y en ciudades del ¨¢rea metropolitana (como Getafe, Legan¨¦s, M¨®stoles, Fuenlabrada, etc¨¦tera).
En aquella ocasi¨®n, tras la contundente primera contestaci¨®n de Maravall, le indiqu¨¦ -y as¨ª consta tambi¨¦n en el Diario de Sesiones- que me parec¨ªa "un error importante por parte del Gobierno, y de una pol¨ªtica a largo plazo, no pensar en la universidad del Sur en Madrid, puesto que hay una especie de inercia hist¨®rica, y las universidades han quedado en los barrios y en las zonas con m¨¢s alto nivel de ingresos y en las zonas de menor crecimiento demogr¨¢fico".
Para mantener la idea y reforzarla present¨¦ una proposici¨®n no de ley, el 21 de marzo de 1987, instando al Gobierno a que previa consulta con la Comunidad de Madrid -la cual a¨²n no tiene transferidas las competencias educativas, y entre ellas las universitarias-, enviara un proyecto de ley al Congreso de los Diputados, en el contexto de la ley de Reforma Universitaria, para crear la universidad del Sur.
Cambiar estructuras
Esta proposici¨®n no de ley fue debatida en la Comisi¨®n de Educaci¨®n y Cultura, y tuvo en contra los 19 votos de la representaci¨®n del PSOE, con una frase del portavoz de dicho grupo que me parece m¨¢s que expresiva: "Antes de crear nuevas universidades es necesaria la modificaci¨®n de la estructura de las actuales, para que as¨ª se presten nuevos servicios" (Diario de Sesiones, 28 de abril de 1987). Como le indiqu¨¦ al portavoz del PSOE, esa frase recuerda aquella de los tiempos de Franco, cuando, desde el poder, se nos dec¨ªa que "no pod¨ªa haber democracia en Espa?a hasta que no estuvi¨¦ramos preparados para tenerla".
Ahora renace el tema de la universidad del Sur de las cenizas a las que hab¨ªa tratado de llevarla el partido, del Gobierno. Joaqu¨ªn Leguina, presidente de la Comunidad de Madrid, public¨® el 12 de mayo, en este peri¨®dico, un art¨ªculo titulado Universidad al Sur sin perder el Norte. El art¨ªculo coincide con el acuerdo a que se ha llegado con Defensa para que el Regimiento Saboya deje sus instalaciones en Legan¨¦s, al objeto de que el edificio de dichas instalaciones sirva de sede inicial de la universidad.
Siempre es sabio rectificar. Y Leguina parece estar rectificando a Maravall. Sin duda porque se da cuenta de que las aspiraciones de la sociedad no se pueden frenar. El ministro dijo hace poco que las movilizaciones estudiantiles, lo ¨²nico que hab¨ªan hecho era acelerar sus prop¨®sitos de gratuidad del BUP, de la FP y de otras medidas. Perm¨ªtannos decir que siempre quedar¨¢ la sombra de la duda de si se trat¨® de una aceleraci¨®n de prop¨®sitos ya consolidados o de si -lo que parece m¨¢s veros¨ªmil- se trat¨® de una decisi¨®n tomada a causa de las movilizaciones impulsadas por amplias demandas sociales.
El juego de palabras impl¨ªcito en el art¨ªculo de Leguina, que dice no tener ¨¢nimo de pol¨¦mica, en realidad es una formja de presentar nuestro mismo proyecto, que es el proyecto de dos millones de madrile?os del sur del ¨¢rea metropolitana. Pero sin reconocer a¨²n que, inevitablemente, tendr¨¢ que haber una universidad del Sur. Las ideas de Jos¨¦ Mar¨ªa Maravall de ampliar Alcal¨¢ de Henares, el campus de Somosaguas, etc¨¦tera, para resolver el problema de. la educaci¨®n superior en el sur de Madrid no tienen l¨®gica ninguna. El planteamiento de Leguina acabar¨¢ haci¨¦ndose l¨®gico, seg¨²n vaya renunciando a sus actuales deseos de hacer en el Sur una mera sucursal de las universidades del Norte, y cuando asuma la inevitable necesidad de que la ley de Reforma Universitaria debe promover la creaci¨®n de una nueva generaci¨®n de universidades espa?olas, en el esp¨ªritu de una docencia al m¨¢ximo nivel, con capacidad de creaci¨®n cient¨ªfica y de amplia investigaci¨®n; sin olvidar el trasfondo humanista que da sentido pleno a la Universidad. Cuando consigamos todo esto habremos logrado lo que se quiere en el sur de Madrid, superando partidismos y planteamientos ligados a disfrutes de poder. Porque hay que dise?ar el futuro para la gente y pensando en las generaciones venideras que ya est¨¢n entre nosotros, y que vindican lo que tienen derecho a lograr.
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