La Camerata de Boston

Dentro del breve e interesante ciclo sobre m¨²sica antigua que patrocina La Caixa, ocup¨® el escenario del teatro Real el pasado martes la Camerata de Boston, conjunto vocal e instrumental que dirige Jo?l Cohen. Animados por la palabra enterada y amena de su director, los bostonianos expusieron m¨²sica renacentista y del primer barroco en unas a modo de secuencias en las que los temas y las obras respond¨ªan a diversos aspectos de la m¨²sica en la historia y en la vida.Obras de creadores tan grandes como Byrd, Dowland, Campion o Gibbons alternaron con otras de Ravenscroft, Bevin, Taverner, Jones y Tonikiris para cobrar aspecto de museo viviente, de vocaci¨®n hist¨®rica que unas veces explicaba lo cortesano, otras lo madrigalesco y unas terceras lo religioso.

En algunos casos, una obra como Los gritos de Londres, con su acumulaci¨®n de pregones, alcanz¨® ritmo y aliento verdaderamente teatral. Lo que contrastaba con la severa, gallarda, la po¨¦tica evocaci¨®n de Amarilis danzando en medio de los prados o el espl¨¦ndido y concentrado In nomine, de Gibbons. Todos y cada uno de los pentagramas responden a un sentimiento preciso de un momento y de una circunstancia hist¨®rica en la que, no obstante los artificios. del saber, triunfa sobre toda otra cosa la expresi¨®n de los afectos y pasiones, bien depurada por el gusto, los modos imperantes y las exigencias de la visi¨®n art¨ªstica. Los 11 m¨²sicos y cantores de la Camerata de Boston rivalizaron y se fundieron en su perfecci¨®n, unidad de pensamiento, exacta entonaci¨®n y obediencia al criterio de Cohen. El ¨¦xito fue enorme y el programa hubo de ser prolongado con varias propinas.