Esos chicos de los misiles
Muy a menudo las cr¨ªticas se escriben -las escribimos- pensando en un modelo ideal. Una comedia espa?ola de 1987 con militares como protagonistas parece exigir un tono determinado, el que corresponder¨ªa a una versi¨®n de Primera plana en la que el mundo period¨ªstico hubiera sido .sustituido por el de la milicia.Esa ser¨ªa una opci¨®n que tendr¨ªa la virtud de demostrar que determinadas instituciones o temas han dejado de ser tab¨², que lo sucedido con El crimen de Cuenca ya tan s¨®lo es un incidente de la transici¨®n.
Pero este deseo no tiene por qu¨¦ compartirlo el creador, que, a pesar de realizar su trabajo gracias a las subvenciones estatales, no es un artista-funcionario sometido a un preciso c¨®digo de exigencias sociales. Jaime de Armi?¨¢n no es un cineasta feroz, cr¨ªtico, al que estimule especialmente jugar con los l¨ªmites de permisividad, sino alguien que siente cari?o por todos sus personajes, que a todos procura conceder una oportunidad para que expongan sus razones, sobre todo a trav¨¦s de unos di¨¢logos dotados de una extra?a credibilidad, a caballo entre el naturalismo y una cierta poes¨ªa. El resultado son comedias confortables, un tanto blandas, quiz¨¢ polvorientas, pero muy respetables y coherentes.
Mi general
Director: Jaime de Armi?¨¢n. Int¨¦rpretes: Fernando Fern¨¢n-G¨®mez, Jos¨¦ Luis L¨®pez V¨¢zquez, H¨¦ctor Alterio, Fernando Rey, Rafael Alonso, M¨®nica Randall, Juanjo Puigcorb¨¦, Joaquim Kremel, ?lvaro de Luna, Pepito Moratalla, Alfred Lucchetti, Joan Borr¨¢s, Mercedes Alonso, Amparo Bar¨¢. Gui¨®n: Manuel Pilares, Jaime de Armi?¨¢n y Fernando Fern¨¢n-G¨®mez. Fotograf¨ªa: Teo Escamilla. Decorados: F¨¦lix Murcia. Espa?ola, 1987. Estreno en Madrid en cines Benlliure, Novedades-2 y Palacio de la M¨²sical-1.
Prerrogativas de mando
Mi general no es la comedia esperada y necesaria sobre el Ej¨¦rcito espa?ol, sino una comedia sobre las exigencias de envejecimiento, adustez y respetabilidad que acompa?an a un mundo jerarquizado. Armi?¨¢n ha querido subrayar, en entrevistas previas que sus generales bien hubieran podido ser m¨¦dicos, jueces o notarios, que de lo que se trataba era de mostrar lo que sucede cuando a alguien, temporalmente, le liberan -y le privan- de sus prerrogativas de mando.En la pel¨ªcula se presenta a unos generales que, debido a las exigencias tecnol¨®gicas y de modernizaci¨®n que comporta el ingreso en la OTAN, han de convertirse en alumnos de un cursillo de reconversi¨®n impartido por j¨®venes capitanes. Estamos, pues, ante una situaci¨®n de inversi¨®n de papeles que Armi?¨¢n aprovecha para llevar los personajes a reencontrarse con sus a?os escolares, resucitando en cada uno de ellos sus a?oranzas de estudiantes traviesos o aplicados.
En Rafael Alonso renace el chivato o sopl¨®n; en Alterio, el adolescente enamoradizo, mientras que otros pueden descubrir el gusto por jugar con aviones de papel o los problemas que comporta llegar siempre con retraso.Lo cierto es que la pel¨ªcula funciona correctamente cuando no se aparta de esta visi¨®n, un poco burlona pero cari?osa, de los generales, pero se empantana en la falsedad cuando pretende trascender sus casos concretos y generalizar el discurso.
Las estrellas -las de la bocamanga, claro est¨¢- impiden que ciertas cosas pueden ser dichas o hechas. La jerarqu¨ªa institucionalizada s¨®lo tolera, simulacros de di¨¢logo o de reflexi¨®n porque e n su naturaleza el otro, el interlocutor, -queda definido de entrada por su puesto en el escalaf¨®n. Pel¨ªcula coral, con una buena serie de n¨²meros de actor, en la que hay multitud de peque?os detalles bien dosificados, Mi general puede parecer satisfactoria para quienes no vayan al cine con una idea determinada y recuerden con nostalgia los a?os pasados en colegios de curas, con su raci¨®n de capones y amenazas salpicada de memorables partidos de f¨²tbol, o se r¨ªan a¨²n con las bromas que gastaron como soldados a los reclutas reci¨¦n llegados.
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