Todo por hacer

El problema principal con el COE no era encontrarle un presidente, sino redefinirlo y convertirlo en un organismo ¨²til. Lo que hasta ahora tenemos no es nada. Apenas una confusa y mal avenida asamblea que se re¨²ne de cuando en cuando para nada y una casi min¨²scula estructura administrativa. Su utilidad ven¨ªa siendo igual a cero, salvo una vez cada cuatro a?os, cuando al menos desempe?aba funciones de agencia de viajes y organizaba los desplazamientos de los deportistas.Ante el compromiso de organizar unos Juegos Ol¨ªmpicos, es evidente que el COE, al tiempo que pierde su funci¨®n de espor¨¢dica agencia de viajes, adquiere compromisos de enorme seriedad. La Administraci¨®n socialista ha perdido demasiado tiempo en este sentido. Su primer secretario de Estado, para el Deporte, Rom¨¤ Cuy¨¤s, uni¨® -contra lo que promet¨ªa el programa socialista- este cargo al de presidente del COE, quiz¨¢ con la intenci¨®n de hacerlo m¨¢s operativo. Pero cuando decidi¨® acabar con la caverna que reg¨ªa el deporte mediante el troglodita sistema del decreto anti-Porta, sali¨® a su vez revolcado. Desde entonces, todo el problema ha consistido en buscar presidente. Ya lo hay. Ya s¨®lo falta un COE.